Aunque en un primer momento creamos que es una señal de alarma, si no observamos ningún otro indicio (como un crecimiento lento u hojas amarillas o decaídas) no habrá que preocuparse, ya que se tratará de un factor genético. Aún así, será importante estar alerta a esta peculiaridad del cannabis.
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Vigilar nuestro cultivo de marihuana y advertir todos los cambios que surjan para ponerles una solución es primordial con el fin de obtener la mejor cosecha. Sin embargo, que veamos algo fuera de lo común no siempre significa un problema para nuestra planta. Es el caso de los tallos morados o púrpura que a veces aparecen durante los primeros días de vida del cannabis en la zona apical (parte superior del tallo) sin suponer una causa de riesgo para la planta.
La razón de este color puede deberse a una muestra de la genética de nuestra planta de marihuana. No solo si son genéticas propiamente moradas como la Purple Afghan Kush o Purple Orange CBD: también existen numerosas variedades que crecen con los tallos morados y, más aún, cuando las plántulas están en ciernes o incluso cuando la temperatura nocturna tiende a disminuir.
En los casos en que no se observe ningún otro factor extraño y nuestra planta se vea sana y se encuentre en buenas condiciones, es importante no realizar ningún cambio en una o dos semanas. La planta se está adaptando al medio y si hiciéramos alguna modificación (sin causa justificada) tan solo estaremos perjudicándola y tendría que volver a comenzar su proceso de adaptación.
¿Planta de marihuana con tallo rojo o morado?
Ahora bien, si existen otros indicios de que la planta no esté pasando por su mejor momento, será necesario prestarle atención y actuar para paliar el problema. Por ejemplo, los tallos morados acompañados de hojas con nervios del mismo color y rizadas hacia abajo, incluso desarrollando partes que estén negras, significarán que la planta tiene déficit de fósforo. Incluso si vemos hojas amarillas que luego se vuelven más oscuras junto con los tallos morados podemos encontrarnos ante un problema de falta de magnesio. La solución en estos casos será aportar a la planta el nutriente necesario y pronto revitalizará adquiriendo su tonalidad normal.
También será importante observar su ritmo de crecimiento. Si vemos que se ha ralentizado quizá la planta no se encuentre bien. En estos casos, deberás comprobar las temperaturas a las que está expuesta prestando especial atención a las bajas. Cuando el frío se apodera de nuestras plantas, rápidamente las hojas y los tallos cambian de color para llegar una tonalidad morada, y su crecimiento y floración se ve mermado.
Con el fin de evitar que esto ocurra es importante recordar que las temperaturas para un correcto cultivo de marihuana deben rondar entre los 20 °C (de mínima) y los 25 °C (de máxima). Es cierto que hay genéticas que resisten temperaturas más extremas, tanto superiores como inferiores. Aunque lo recomendable es no arriesgar, las plantas comenzarán a adquirir el color morado cuando las temperaturas mínimas bajen de los 10 °C. Ahora bien, si no ha transcurrido mucho tiempo desde que has detectado este problema, volverá a su color verde natural cuando las temperaturas a las que esté expuestas sean las correctas.
¿Hojas moradas en floración?
También un exceso de nitrógeno puede producir tallos y ramas con tonalidades moradas. Para detectar este problema será necesario que te fijes en las hojas y en su consistencia. Si adviertes que muestran debilidad e incluso alguna de ellas se ha caído, puede que tu planta tenga elevados índices de nitrógeno. En estos casos, se deberá realizar un lavado de raíces. Esto consistirá en usar agua corriente para eliminar todos los nutrientes de la tierra, garantizando así que nuestra planta esté expuesta a un exceso de nitrógeno.
Es recomendable realizar los lavados de raíces dos semanas antes de la cosecha; sin embargo, ante casos de emergencia, como el exceso de nutriente y el peligro de ‘quemado por nutrición’, puede llevarse a cabo durante la etapa de crecimiento. Eso sí, es muy importante asegurarse de que ese es el problema de nuestro cultivo, para que nuestra planta no se someta a este proceso sin necesidad.
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