Aunque no sea lo usual, las plantas de marihuana también pueden plantarse unas encima de otras. Este método requiere de una inversión inicial, pero es muy ventajoso para cultivos de interior que se han quedado pequeños. Además de ahorrar espacio, es un sistema que gasta menos luz y, por lo tanto, a la larga reduce gastos. Te contamos todo lo que necesitas saber sobre este modo de cultivo que cada vez utilizan más productores.
Los cultivos de interior tienen muchas ventajas, pero todos cuentan con una limitación importante: el espacio. Equipar una sala para una plantación siempre supone un gasto y, además, se debe invertir en energía para iluminar y mantener una correcta temperatura. Hay cultivadores de interior que, a falta de sitio y por necesidad de ahorrar en gastos, optan por nuevos sistemas que les permitan cosechar más plantas. Una de las soluciones más comunes pasa por apostar por un cultivo en vertical o tubular.
Como su propio nombre indica, esta clase de plantaciones consiste en cultivar hacia arriba en lugar de hacia los lados. El mecanismo es sencillo, se utilizan armarios altos con varios compartimentos que se dividen verticalmente. En ellos, se coloca una bombilla en el centro y alrededor las plantas de marihuana, de tal manera que todas absorben la luz por igual y la energía se distribuye de forma homogénea.
El mecanismo aprovecha la altura en la sala de plantación al tiempo que supone un ahorro en la factura de la luz. Como las plantas rodean la bombilla, como los 360º de un círculo, el uso de energía es muy eficiente, mientras que con una plantación horizontal se deben multiplicar las bombillas para que todas las matas reciban la misma cantidad de luminosidad. Además de invertir menos dinero, el proceso es más ecológico. Otra ventaja es con el sistema vertical, las plantas entran en la fase de floración unos días antes de lo habitual. Al cabo del año, esta ventaja temporal permite realizar una cosecha extra.
A la hora de decidirse por este tipo de cultivo, lo ideal es hacerlo si se cuentan con muchas plantas y de un tamaño pequeño, para que se puedan colocar cómodamente en la estructura. En ocasiones, se utilizan esquejes para que todas midan aproximadamente lo mismo. Lo aconsejable es contar con dos plantas de marihuana madre para poder conseguir el número de esquejes necesarios. De esta manera, podremos sacar partido al ingenioso mecanismo y utilizar la mínima cantidad de luz para el máximo de plantas posibles.
Como suele ocurrir, no todo son ventajas. El principal inconveniente de este sistema es que requiere de una importante inversión inicial. Los armarios suelen ser bastante caros, aunque el precio varía dependiendo de las funcionalidades, por ejemplo, si el mueble cuenta con un sistema de regadío o con las macetas. Para hacernos una idea, una pieza pequeña, en la que caben alrededor de 80 a 140 plantas, cuesta alrededor de 2.800 euros; y una más grande puede alcanzar los casi 5.000 euros.
Puedes hacerte con uno en comercios online y tiendas especializadas. Para aquellos que no estén dispuestos a invertir en este producto, se puede intentar construir un armario manual. Si eres un manitas y te decides por ello, ten en cuenta que la madera que coloques deberá soportar el peso de las plantas.
En cambio, si finalmente optas por comprar uno, descubrirás que son muy fáciles de montar, ya que suelen tener todas las características integradas. Lo único que se necesita es instalar un sistema de filtro en la sala, llenar el depósito del armario con los nutrientes necesarios y colocar las plantas. Eso sí, recortar cada esqueje de manera que se adapte al hueco del armario puede llevar bastante tiempo, así que asegúrate de poder dedicarte a la tarea y tener paciencia.
En cuanto a la iluminación, se deben emplear unas bombillas especiales, llamadas ‘cooltube’, que permiten que el aire pase por la bombilla y se lleve parte del calor. De esta manera, las plantas pueden situarse cerca del foco de luz sin riesgo a que se quemen. También es recomendable utilizar ventiladores en la sala para que expulsen el calor hacia fuera.
Innovación e ingenio en los cultivos
Como cultivador medio, comprar un armario es la mejor opción a la hora de instalar un cultivo tubular. Sin embargo, hay empresas y grandes productores que desarrollan y apuestan por sistemas innovadores que nacen del concepto de la verticalidad.
Es el caso de Jeremy Heidl, un cultivador experimentado y fundador de Open Vape, una importante empresa en la industria del cannabis. Heidl decidió invertir en un sistema vertical fabricado por la empresa Spacesaver. El diseño consiste en una gran estructura que ocupa salas gigantes y, aunque el fundador tuvo que gastar inicialmente una gran cantidad de dinero, con el tiempo logró aumentar el rendimiento de su cosecha y sus beneficios.
La solución de este productor no es única. A medida que el mercado legal de marihuana se extiende, la necesidad de los cultivadores de ahorrar en la producción aumenta. Y en esto los sistemas verticales son perfectos porque, aunque de partida resultan caros, pueden suponer un ahorro a largo plazo.
Otro sistema que requiere una gran inversión y que, por tanto, solo es apto para grandes plantaciones, es ‘Pi Rack NEW’. Elaborado por una compañía de los Países Bajos, el mecanismo viene con unas macetas especiales que cuentan con un sistema de drenaje para evitar obstrucciones. Además, estos recipientes son muy grandes, pensados para plantas de considerable tamaño. Al igual que en los pequeños armarios, la construcción circular está diseñada de tal manera que la distancia de las plantas a la luz sea igual para todas y, de esta forma, crecen a la vez.
Sin embargo, quizás uno de los sistemas más innovadores es ‘Gi Grow Rotative Garden’, creado por una empresa canadiense. Se trata de un jardín hidropónico de rotación que se utiliza para cultivar todo tipo de plantas, incluida la marihuana. De hecho, fue presentado en ExpoGrow en Irún, una de las mayores ferias de cannabis.
Con este método, hasta 336 plantas reciben la cantidad de luz máxima que pueden aceptar sin llegar a quemarse. La construcción utiliza bombillas de halogenuros de 1000 vatios que cuentan con un tubo de vidrio por donde se extrae el calor para que no seque ni dañe las plantas.
Lo más curioso de este invento es que va girando sobre sí mismo. La rotación no es un elemento para llamar la atención, sino que se utiliza para sacar partido a la gravedad. Según la teoría de los creadores, el continuo giro de las plantas provoca que las hormonas de crecimiento se expandan por toda la planta lo que favorece un desarrollo rápido y fuerte.
Más allá de estos diseños más avanzados y dirigidos a grandes productores, es cierto que parte de la industria del cannabis está apostando fuerte por este tipo de cultivos, más respetuosos con el medio ambiente y que con el tiempo permiten reducir gastos. Si cuentas con una pequeña habitación y deseas incorporar más plantas, el cultivo vertical es una buena opción.
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