Cultivar una planta de marihuana es una afición de lo más placentera. Eso sí, requiere toda nuestra atención e interés durante su crecimiento, ya que puede verse afectada por diversos contratiempos, como la aparición de plagas. En caso de necesitar pesticidas, es fundamental que sepamos a ciencia cierta de qué manera aplicarlos y los riesgos que conllevan. 

No son pocos, y bien lo sabemos, los riesgos a los que se enfrenta un cultivador de cannabis. La planta de marihuana requiere durante su desarrollo un cierto tipo de atención. Nutrientes, luz, agua o temperatura son solo unos pocos de los factores que controlar. Actuando de manera adecuada, el cultivo no nos dará mayor problema, y podremos disfrutar de la cosecha en todo su esplendor. 

No obstante, en ocasiones, bien sea por mala suerte o por errores, ponemos nuestro cultivo bajo la amenaza de plagas y demás enfermedades. Ante ellas es muy importante actuar con responsabilidad y plena consciencia. Si bien es cierto que los pesticidas pueden ser de lo más eficaces, también debemos tener mucho cuidado con su uso, porque quizá resulten peligrosos para la planta, su entorno y nuestra salud. 

Con la aparición de una plaga, lo primero que debemos grabarnos en la mente antes de pasar a la acción es que no hay mejor pesticida que no usar pesticida en absoluto. Siempre que podamos, será mucho más responsable acudir a cualquier otro método para solventar los baches que se hayan interpuesto en nuestro camino. Hay que probar con ellos, analizar su eficacia y tratar de que, en la medida de lo posible, sean los métodos más naturales posibles los encargados de solucionar el problema. 

Si los métodos alternativos no son capaces por sí mismos de eliminar la plaga que amenaza nuestra marihuana, muy probablemente el pesticida se haya convertido, sin que lo queramos, en nuestro último aliado disponible. En tal caso, su empleo debe ser ante todo responsable, razonable y muy seguro. Debemos utilizarlos en el momento preciso y seguir siempre las indicaciones que nos dicten los fabricantes en las etiquetas. Igualmente importante es familiarizarnos con el pesticida y entender qué estamos aplicando a nuestra planta de marihuana. La comprensión de las características será la única manera de beneficiarnos de sus propiedades de manera responsable. 

Por tanto, una vez nos decantamos por ellos, lo primordial es que sepamos a ciencia cierta de qué producto estamos hablando. Un pesticida es cualquier cosa que se utilice para matar, prevenir o controlar una plaga. Existen diversos métodos para su clasificación, como el tipo de especie para el que se utilizan (insecticida, herbicida o fungicida) o el origen del principio activo (naturales si se extrae de una planta o sintético si se crea de manera artificial). 

Sin embargo, la clasificación más popular es orgánico frente a inorgánico, según el pesticida tenga o no carbono en su composición. En este sentido es fundamental que tengamos en mente que orgánico no tiene que ver con verde, ecologismo, natural ni salud; tan solo hace referencia a la composición química del producto. Es más, una inmensa mayoría de pesticidas de síntesis son orgánicos. 

El riesgo más evidente del uso de pesticidas en el cultivo cannábico es que los efectos de estos productos, así como los estudios que se realizan sobre su potencial riesgo para la salud de las personas, se centran únicamente en la ingesta. Frente a ello, hasta la fecha ninguna investigación ha esclarecido qué pasa exactamente cuando se fuma marihuana que haya sido fumigada en exceso. Por tanto, desconocemos por completo los efectos secundarios. 

Otro gran riesgo al que nos enfrentamos cuando aplicamos pesticidas es que el producto se quede en los cogollos. Para evitarlo, bastará con no utilizarlos durante la fase de floración de la planta, pues la falta de tiempo haría que nuestro cannabis no sea capaz de eliminar la toxina aplicada. Debemos tener en cuenta que todos los pesticidas sin excepción son venenosos y que la mayoría de ellos pueden convertirse en una seria amenaza en caso de entrar en contacto directo con nuestro cuerpo. 

Por todo esto, hay que tener en cuenta diversos aspectos en el momento de seleccionar el pesticida. Lo idóneo será que este sea sencillo, barato, que dañe lo mínimo posible a la marihuana y su entorno y, por supuesto, que no ponga en riesgo nuestra salud. 

Entre sus características debemos controlar la especificidad (que solo ataque al organismo contra el que luchamos), que tenga una baja toxicidad y que sea efectivo en pequeñas cantidades y persistente (lo suficiente como para eliminar la plaga que nos ocupa pero no demasiado, pues entonces se acumularía en el terreno). 

Resulta bastante complicado dar con un producto que aúne todas estas características. Sin embargo, merece la pena intentarlo. En caso de no encontrarlo, se trata de vislumbrar cuál de los disponibles se acerca más al ideal. 

Como curiosidad, cuando vayamos a elegir el producto probablemente nos encontremos con fabricantes que indican en las etiquetas que su pesticida es completamente inofensivo; haremos bien en cuestionar la veracidad de su afirmación. A lo largo de la historia no son pocos los que en un principio parecían cien por cien seguros y han terminado siendo prohibidos, como los compuestos de plomo, mercurio o arsénico.

Una vez comprado, el que seguramente sea el mejor consejo para minimizar los riesgos para la salud por su uso no es otro que leer atentamente la información proporcionada por el fabricante. Las etiquetas suelen contener todo lo que necesitamos para utilizar el pesticida de manera adecuada. Composición, tipo, modo de acción y de empleo, dosis, plazo de seguridad, momento de aplicación o incompatibilidades. Comprender toda esta información contribuirá, sin lugar a duda, a que nuestro pesticida resulte mucho menos nocivo. 

De entre toda esa información, y para evitarnos sustos, es fundamental que leamos con suma atención las recomendaciones en caso de accidente o intoxicación. Todo ello, por supuesto, antes de proceder a aplicar el producto. 

Estos son los peligros y medidas preventivas más comunes en el uso de pesticidas. Seguirlos al pie de la letra es tarea obligada para los cultivadores de marihuana. De lo contrario, pondrán la salud de su planta y la suya propia bajo un innecesario riesgo.