Las plagas de caracoles y babosas son una de las amenazas a las que se enfrentan los cultivadores de marihuana. Estos moluscos se caracterizan por su lentitud, pero también por su voracidad. Estar atento a cualquier huella que delate su presencia es clave para reaccionar a tiempo y evitar que se produzcan daños irreparables. Aquí te explicamos algunas armas para hacerles frente.

Cultivar cannabis en espacios exteriores es una fórmula con muchas ventajas en comparación al cultivo interior. Un espacio grande permite cultivar plantas de mayor tamaño y obtener un mayor rendimiento. Además, la exposición directa a los rayos del sol permitirá un mayor desarrollo. Sin embargo, no solo existen ventajas, sino también riesgos. Entre las amenazas a las que hacer frente, destacamos los ataques de caracoles y babosas.

Estas criaturas son unos organismos viscosos, morfológicamente similares, que se mueven lentamente pero comen muy rápido. Ambos son moluscos gasterópodos, pero poseen una evidente diferencia física: uno tiene una estructura protectora en el propio cuerpo, mientras que el otro no. 

El principal peligro es que, al contrario que otras especies que solo mordisquean el follaje, estos gasterópodos son capaces de devorar hojas y flores completas, hasta saciar su apetito. Que se coman un par de hojas no es un problema grave, pero, si se les permite establecerse durante mucho tiempo, pueden causar un daño enorme e irreparable a las plantas.

Lo primero: descubrirlos

La buena noticia es que por su tamaño, relativamente grande en comparación con otras plagas, son muy fáciles de detectar. Si se presta un poco de atención es posible encontrarlos escondidos en el reverso de una hoja o ascendiendo con lentitud por un tallo. 

La prueba más evidente de su presencia son los regueros de baba que dejan a su paso, especialmente visibles si les da el sol, ya que los hace brillar. Otra prueba que puede desvelar su presencia es la existencia de agujeros irregulares en la hoja, causados por sus mordiscos.

Si entre nuestras plantas encontramos alguna de estas pruebas hay que ponerse manos a la obra cuanto antes. Es cierto que cuando se cultiva al aire libre es imposible eliminar por completo cualquier rastro de caracoles o babosas, ya que juegan un papel muy específico en nuestro ecosistema. Pero, a pesar de ello, existen varias técnicas para minimizar su presencia y el daño que pueden causar.

¡A la caza! 

Normalmente, el mejor momento para encontrar caracoles y babosas es durante la noche. Con una linterna podrás encontrarlos por debajo de las hojas, cerca de las macetas, en los muebles de jardín, en la hierba alta o en los troncos de los árboles. Cuando los descubras, cógelos y aléjalos de tu cultivo. Recuerda que no es necesario matarlos. Puedes dejarlos libres, en algún área verde cercana.

Busca aliados

Una forma ecológica y natural de luchar contra los caracoles y las babosas es atrayendo a sus depredadores naturales hacia nuestro cultivo. Esta fórmula puede ser mucho más efectiva que buscarlos nosotros en el jardín, ya que su instinto les ayuda a encontrar más fácilmente a sus presas.

En la naturaleza hay animales para los cuales caracoles y babosas son un auténtico manjar, como tritones, ranas, numerosas especies de aves y erizos. Además de comérselos, su presencia servirá para ahuyentar a otros posibles invasores. 

Para atraer y mantener en nuestros cultivos a estos aliados puedes instalar un pequeño estanque, de tal forma que se acerquen motivados por la facilidad de disponer del agua necesaria para vivir.

Un ataque tóxico (pero natural)

Los nematodos son microorganismos que viven naturalmente en el sustrato. Pueden actuar como parásitos que infectan a los moluscos invasores hasta matarlos. En la lucha contra los caracoles y las babosas, estos animales diminutos con forma de gusano, ofrecen muchos más beneficios que los químicos. Además, no contienen toxinas y, por lo tanto, son inocuos para los humanos y los animales de sangre caliente. 

Además, el uso de nematodos para contrarrestar los caracoles y babosas tendrá varios efectos secundarios bastante positivos. Su efectividad es comparable a la de los mejores pesticidas biológicos, ya que también protegerá a las plantas de cannabis de los ataques de otras plagas, como orugas, moscas del suelo, gusanos de la raíz, pulgones, punzones de las raíces, larvas de lepidópteros e insectos barrenadores.

Existen diferentes variedades de nematodos. Algunas de ellas se lanzan a la caza de sus presas, mientras que otras esperan a que pasen cerca. Prefieren los suelos húmedos, ya que se mueven entre los intersticios del suelo a través de los residuos de agua. Cuando un nematodo encuentra su presa y se introduce en su interior, libera una bacteria tóxica dentro del cuerpo que la mata en unos pocos días.

Los nematodos se pueden encontrar en el mercado en forma de gel, esponjas, arcilla y gránulos secos. Estos productos se pueden aplicar directamente en el suelo o en áreas bien ubicadas, en especial cuando es evidente la presencia de caracoles y babosas. 

¡Que caigan en las trampas!

Afortunadamente, los caracoles y las babosas no solo se sienten atraídos por las plantas de marihuana. Aprovecharse de sus debilidades para capturar a estas voraces criaturas es una táctica muy útil.

Una trampa bastante común y efectiva es enterrar un frasco lleno de cerveza hasta el borde. Estas criaturas no pueden resistir su olor y harán todo lo posible por acceder a ella. Con esta herramienta, podrás vigilar su presencia y vaciar el frasco cada vez que se llene de caracoles. También es posible utilizar envases con cáscaras de naranja, melones y pomelos.

Construye murallas

El uso de minerales que absorben la humedad y los geles repelentes también es una técnica muy utilizada y efectiva para frenar a los caracoles y las babosas. Estos se sitúan alrededor de las plantas para actuar como barrera.

También puede utilizarse alambre de cobre para rodear el perímetro de una zona de cultivo, ya que este material provoca pequeñas descargas eléctricas en el cuerpo de los moluscos, lo que servirá como medida de disuasión en su intento de atacar el cultivo.

Guerra química 

Y por último, si prefieres utilizar productos químicos para luchar contra esta plaga, el metaldehído es el más adecuado. Es una sustancia química que actúa tanto por contacto como por ingestión. El problema es que su toxicidad también afecta a los mamíferos, que pueden verse afectados por inhalación, contacto o ingestión.

Como ves, son varias las opciones para acabar con esta resbaladiza plaga. Escoge la mejor para tus intereses y no te preocupes: seguro que tus plantas de cannabis se salvan.