La conocemos por su postura de rezo y por los hábitos reproductores de las hembras, pero la mantis religiosa sorprende y mucho. En nuestro cultivo de marihuana se puede encargar de aniquilar a todas las pequeñas plagas, como la de la mosca blanca y el pulgón. Ya que es un insecto carnívoro, no deberá preocuparnos que afecte a nuestras plantas y, cuando acabe con las plagas, volará en busca de más alimento. Todo son ventajas para usar esta especie que muchos creen venenosa, pero que es muy beneficiosa para la marihuana.

Cuerpo alargado, como sus antenas. Sobresalen dos patas también finas y alargadas que terminan dobladas, como si este insecto estuviera orando en una iglesia. Se trata de la mantis religiosa, un animal inofensivo para el ser humano y que puede hacer mucho bien a nuestra plantación de marihuana. Es un insecto carnívoro, así que no debemos temer por nuestras hojas mientras se encarga de devorar nuestras plagas. Llevarla a nuestra plantación hará que luego nos libremos de más de un susto a la hora de recolectar o durante los procesos de crecimiento y floración.

Con un tamaño medio de cuatro a seis centímetros y un oído localizado en el tórax, la mantis religiosa se camufla a la perfección en las plantas donde se encuentra, sean o no de cannabis. Inmóvil, espera a sus víctimas, como es el caso de los pulgones, su alimento favorito y con el que se hacen mediante las patas delanteras, que mueven de manera muy rápida para atraparlos. También le gustan los áfidos, las moscas blancas, los mosquitos y las larvas de estos. Pero es que no solo ataca a estas plagas, más comunes en un cultivo de cannabis: también se puede deshacer de animales tan grandes como ella, tales como escarabajos, grillos o los voraces saltamontes. Que pueda rotar la cabeza hasta 180 grados es una ventaja que le permite estar siempre alerta de cualquier insecto que se acerque o esté a sus espaldas. Sin lugar a dudas, será una guardiana de lujo para la plantación.

Existen más de 2000 especies de mantis religiosa, la mayoría de ellas localizadas en Asia. Fue a finales del siglo XIX cuando la mantis china (‘Tenodera sinensis’), procedente de ese continente, se introdujo como un insecto beneficioso para el jardín en Estados Unidos. Aunque muchos creen que es venenosa no hay que hacer caso de estos rumores. Todo lo contrario, la mantis es un insecto ideal para el control de plagas de nuestro cultivo de cannabis y para cualquier otro tipo de plantación doméstica.

La mantis en la plantación de cannabis

Las mantis funcionan mejor en climas cálidos que fríos. Por ello, en general será más fácil encontrarlas en climas tropicales o subtropicales y en aquellos países de clima templado, como Sudáfrica, Australia o los del sur de Europa. Al final del verano (un buen momento en el hemisferio norte para plantar y cosechar en octubre) se sienten atraídas por la luz ultravioleta, así que una idea para atraerlas es poner alguna lámpara adecuada para ello en tu cultivo de exterior y que así aparezcan solas.

También puede ser que la mantis llegue de forma espontánea a la plantación, pero si no lo hace o si tu cultivo es de interior será tu labor introducirla cuando sea necesario. Incluso puedes comprar los huevos u ootecas (un depósito de huevos formado por los propios animales) a finales de primavera y dejar que eclosionen en tu cultivo; es una método propio de muchos practicantes de la agricultura ecológica. Con tan solo tres ootecas tendrás suficiente: en cada una de ellas hay varios centenares de huevos de mantis. Lo más probable es que muchos de esos huevos no sobrevivan, pero con que 30 larvas comiencen a crecer será suficiente para proteger a una plantación de gran tamaño. En cuanto a la temperatura, suelen estar a gusto en un rango que va de los 20 a los 30 grados Celsius.

Una vez que la mantis desaparezca, será signo de que ha terminado con toda la plaga y ha partido en busca de más comida. Por el contrario, su presencia espontánea es signo de que allí hay cosas que comer. Sin embargo, si la mantis ha llegado tarde (bien por sí misma o bien porque nosotros nos hayamos demorado en introducirla), puede que las orugas u otras plagas hayan ya atacando a la planta, por lo que habría que realizar otras operaciones, como podar las partes enfermas.

Precauciones con la mantis religiosa

Eso sí, igual que se come la mosca blanca (a la que puede llegar a atrapar durante el vuelo) o la oruga, también se puede comer otros insectos que son beneficiosos para tu cultivo, como la mariquita, o aquellas abejas que se hayan acercado a un cultivo de exterior para polinizar. Por tanto, habrá que controlar que no se desmadre o apostar por uno u otro depredador.

Incluso, habrá que controlar que no se coman a ellas mismas. Recordemos que, tras la cópula, la fémina suele devorar al macho para obtener alimento con el que desarrollar los huevos. Y no solo eso: las crías de los huevos, una vez eclosionan, se pueden comer las unas a las otras. Por tanto, más vale tener suficientes mantis como para que de repente no nos desaparezca nuestro controlador de plagas, y no precisamente porque haya volado a otro lugar para buscar alimento.

Grandes y pequeñas, todas hacen su trabajo

Sea en la plantación de cannabis o en un jardín cualquiera, y sin importar si la introducimos nosotros mediante huevos u ootecas o si llega de forma espontánea, una de las grandes ventajas de contar con estos insectos para proteger nuestro cultivo es que no habrá que esperar a que las mantis alcancen la edad adulta (entrado el verano) para que comiencen a devorar todo lo que encuentren. Las más pequeñas apuestan por los áfidos y otros insectos pequeños o que se mueven lentamente. Las más grandes, en cambio, pueden atrapar un insecto de cualquier tamaño. Incluso hay algunas que han atrapado ranas y pájaros pequeños, aunque no será este un problema que tengamos con nuestra plantación de marihuana. En cualquier caso, para atrapar a sus presas se sirven de sus patas delanteras, que cuentan con espinas y mueven de forma muy rápida y de las que es imposible que los pequeños bichitos se suelten.

En el sentido contrario, y si por algún motivo queremos evacuarlas de nuestra plantación, los depredadores naturales de las mantis son los murciélagos y las aves insectívoras como petirrojos, alondras o ruiseñores. Sin embargo, como ya hemos dicho, cuando las mantis hayan terminado volarán a otros lugares en busca de más alimento, así que no necesitaremos recurrir a otros animales para deshacernos de ellas. 

Cuando no quede ninguna, será el momento de comprobar que nuestras plantas están perfectas y, si ya ha llegado la hora, comenzar a recolectar los cogollos. Las mantis habrán hecho tan bien su trabajo que, una vez secada la hierba y mientras la degustas, querrás volver a plantar una semilla solo para poder para usarlas de nuevo.