Después de tanto tiempo de duro trabajo, ha llegado el momento que todo cultivador experto o aficionado lleva meses esperando: es la hora cosechar y darle a la marihuana el toque final. Que todo salga de forma correcta y que los cogollos tengan buena calidad depende del cuidado que pongamos al secar y curar el cannabis. Por muy bueno que haya sido el cultivo, si cometemos algún error en estos dos procesos el esfuerzo no habrá servido para nada.

Es imprescindible saber curar y secar los cogollos de las plantas cultivadas para conseguir un producto de calidad, hacer que la marihuana desprenda una fragancia deliciosa y que tenga la potencia que se busca. De lo contrario se obtendrán cogollos demasiado duros, con mal olor o que incluso provocarán ansiedad, dolores de cabeza y mala sensación en la garganta de quienes después los consuman. Estos son algunos consejos para que nada se tuerza en el último momento.

Secado de cogollos, secar en un lugar ventilado y oscuro

Para iniciar el secado hay que cortar las ramas de los cogollos (eliminando las hojas no deseadas) y depositarlos, ordenados por tamaño, en un lugar ventilado y oscuro, puesto que la luz afecta al THC. Lo mejor es mantener el aire cálido y seco en los primeros días y luego dejar que el ambiente sea fresco, aunque no hay que soplar aire directamente sobre la hierba. Habitualmente esta etapa dura entre 4 y 14 días, aunque variará dependiendo de la temperatura del local y del nivel de humedad; y terminará cuando las ramas se rompan (y no doblen) al ejercer presión. Como es lógico, en lugares desérticos las plantas se secarán más rápido que en los tropicales.

Hay que tener en cuenta que secar el cannabis es tan importante como cultivar y hacerlo mal puede arruinar por completo una cosecha. Además, aunque este proceso y el de curado sean independientes, este último se ve influído por el primero. Durante el proceso de secado el contenido de agua de los cogollos debe reducirse del 75 % al 10 % o 15 %, algo importante para que el THC sea psicoactivo.

Cuándo no recortar las hojas

Hay quien prefiere dejar las hojas y no eliminarlas hasta que la planta se ha secado. Esto es recomendable cuando el cultivador viva en una zona muy seca y necesita que esas hojas le ayuden a retrasar el propio secado. Sin embargo, habitualmente lo más aconsejable es recortar los cogollos inmediatamente después de la cosecha, puesto que más tarde el proceso será más arduo.

La importancia de los 3 primeros días

Habitualmente la mayor parte del agua deberá perderse en los 3 primeros días de secado y, después, el proceso deberá ir más lento. En estas jornadas la temperatura debe ser de unos 20 ºC para que después se reduzca a unos 17 ºC o 18 ºC. Asimismo, en estos días la humedad debe quedar en el 50%, para luego volver al 60% en las siguientes jornadas.

Controlar los tiempos

Durante este periodo hay que prestar atención a los cogollos para estar seguros de que no se están secando demasiado rápido o demasiado lento. Que el secado sea lento luego beneficiará al curado y hará que la planta no pierda clorofila ni se vuelva amarga. Por otro lado, será más beneficioso que la hierba tenga algo de humedad, para lo que pueden utilizarse diferentes instrumentos como calentadores (para reducir la humedad y acelerar el secado) o deshumidificadores. Además, no hay que permitir que los cogollos obtenidos se toquen entre sí, sobre todo si la humedad es alta.

Colgar la marihuana

El mejor secado es el que tiene lugar colgando los cogollos a través de sus tallos, de un lugar alto y boca abajo. La técnica del "secado al aire" permitirá que ese aire circule con libertad entre la hierba haciendo que el proceso se ralentice y la cura posterior sea de mayor calidad. Sin embargo, hay que asegurarse de que el lugar del que colgamos la marihuana es sólido y no tiene posibilidad de caerse. También existe otro modo de secado en el que las ramas con cogollos se cuelgan en una estructura de alambre que puede desplazarse de un lugar a otro (por ejemplo, más lejos o más cerca de calentadores o ventiladores). Si se utilizan ventiladores hay que ser precavidos para que no se sequen antes unos cogollos que otros, o unos lados antes de otros.

Utilizar mallas

Se recomienda utilizar mallas que ayuden al secado en caso de vivir en zonas muy húmedas. Estos artilugios también contribuirán a que el proceso sea más rápido al colocar la hierba en situación horizontal, y harán que no aparezca moho. Además, este sistema es apropiado cuando se manejan grandes cantidades de plantas, puesto que suelen aprovechar bien el espacio dada su disposición vertical constituida por múltiples pisos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que uno de los lados del cannabis acabará aplanándose. Sea cual sea el método utilizado, no debe escogerse ninguno que pretenda secar rápido el producto, puesto que perderá muchos de sus efectos.

Abrir los recipientes varios minutos al día

Es importante recoger los cogollos e introducirlos en bolsas marrones (ni blancas ni transparentes) cuando ya estén casi secos. Después habrá que separarlos del tallo que quede y meterlos en frascos. Así se inicia el proceso de curado, justo cuando la hierba desprende el mismo olor que si estuviera recién cortada (la intención es que pierda el sabor a verde). En un primer momento se recomienda introducir los cogollos en frascos de vidrio o cajas de metal o madera, herméticos, de tamaño mediano y boca ancha, durante al menos 2 semanas (aunque lo más beneficioso es dejarlos entre 2 y 4) y abrirlos durante 1 o 2 minutos cada día.

Es importante no llenar el bote completamente, para dejar un espacio de aire en su parte superior. Además, en los primeros días el recipiente no debe cerrarse con demasiada presión, para que siga entrando el aire y mejore el curado.

Controlar la humedad

Después de varios días en los botes notaremos que la hierba vuelve a estar húmeda, algo normal puesto que la humedad que contiene en su interior va saliendo hacia afuera. En caso de que esa humedad sea excesiva será preferible abrir los botes durante 1 o 2 horas, e incluso sacar los cogollos y meterlos en una bolsa de plástico hasta que vuelvan a secarse y pueda iniciarse, otra vez, el proceso de curado dentro de su tarro. Así conseguiremos que la hierba no se endurezca pero que tampoco se llene de moho ni pierda su fragancia. En caso de detectar hongos y moho hay que actuar con rapidez para erradicarlos.

No introducir productos externos

No es recomendable introducir ningún otro producto en el tarro para corregir los niveles de agua. Hay quien suele utilizar, por ejemplo, pequeños trozos de patata con la intención de variar la humedad de la marihuana, aunque en realidad esta acción solo afectará negativamente al olor de la hierba.

No curar más de medio año

El segundo nivel de curado comienza a partir de las 4 semanas y se mantiene hasta los 6 meses. Esto suele dar grandes resultados pues, entre otras cosas, con el tiempo el olor variará y se hará más apetitoso, los efectos serán más potentes mientras que el sabor se volverá más suave, aunque el cannabis pierda color. Cuanto más curados estén los cogollos más suaves serán a la hora de fumarlos. Sin embargo, un curado excesivo superior a esos 6 meses solo hará que el producto pierda calidad. El cannabis estará totalmente curado cuando su humedad esté entre el 8 % y el 10 % y cuando esté seco, crujiente y esponjoso al mismo tiempo.

Después de todo este tiempo y de haber superado cada proceso, la hierba está lista para ser consumida, provocará un gran placer en garganta y pulmones y sus efectos serán realmente beneficiosos. Para lograr un producto de calidad no hay que consumir la marihuana demasiado rápido, al poco tiempo de ser cortada. La paciencia que tengas con el secado y el curado de tu marihuana se verá altamente recompensada.