El mal de vivero, nombre con el también se conoce en español al ‘damping-off’, consiste en un ataque de hongos que afecta sobre todo en los primeros estadios de crecimiento de la planta. Aunque en las más grande es posible solucionarlo, lo ideal es preparar a la semilla y su medio desde su plantación para no llevarnos sustos. Un buen control de la humedad y el aire y una esterilización de nuestras herramientas serán claves para que nuestras plantas crezcan bien desde el principio.

Las plantas de marihuana del cultivo van viento en popa cuando de pronto aparecen unos molestos hongos. Es lo que se conoce como ‘damping-off’, "mal de vivero" o marchitamiento fúngico, una mala experiencia por la que no quiere pasar ningún amante de la marihuana. Por fortuna, combatirlo es fácil: solo hay que seguir algunos de los siguientes consejos.

El ‘damping-off’ tiene mucho de prevención. Además, son varios los hongos que pueden hacer de las suyas; entre ellos están el fusarium, el pythium o el botrytis, uno de los más conocidos de los cultivos de marihuana. Estos aparecen en el sustrato o en cualquier otro medio de cultivo que esté sin esterilizar. Una vez que el problema se materializa, es difícil erradicarlo.

La razón por la que se muere es que el ‘damping-off’ impide la distribución normal de nutrientes por toda la planta. De esta forma, los tallos desarrollan partes blandas, flojas. Si los hongos se propagan cuando aquella ha crecido lo suficiente, puede que las hojas marchitas que nos encontremos nos confundan, pero el problema es más grave. Ya que una vez detectados estos signos la planta tiene pocas probabilidades de sobrevivir, es mejor prevenir que curar.

Canela y esterilizaciones para prevenir

Como ya hemos dicho, es difícil salvar a una planta ya afectada por el ‘damping-off’. Ahora bien, es posible salvar al resto. Por ello, en cuanto detectemos signos del mal de vivero en una planta, debemos retirarla. Pero para que no tengamos que perder ni a una de nuestras pequeñas, debemos seguir estos consejos.

Por ejemplo, los hongos suelen aparecer cuando hay un exceso de agua, así que estará bien controlar la cantidad de líquido que hay en el medio. Por ello, cada día hay que comprobar el nivel de humedad. Por otra parte, para no cargar la tierra, lo ideal es no regar las plantas hasta que por lo menos la capa superior no esté seca. Un buen sistema de drenado también es buena idea, sobre todo si tenemos nuestras plantas en exteriores y en un lugar en el que suele llover mucho. La perlita y la vermiculita, mezcladas con la tierra, ayudan al drenaje.

Otra opción, como se ve en el vídeo anterior, es colocar nuestra maceta en un plato y verter el agua en este, con el fin de que el líquido llegue a la planta por los agujeros del tiesto. Así también se evita tener muchísima agua y, como hemos dicho antes, que la parte superior esté húmeda.

Si estamos plantando esquejes, para que estos no tengan problemas, es mejor que enraícen en discos jiffy que están esterilizados. En caso de que uses semillas, estas pastillas también son útiles, aunque recomendamos asimismo lana de roca. Uses lo que uses, pero sobre todo si es tierra o una maceta, la semilla no debe estar a una profundidad mayor de 0,6 centímetros: recuerda que las capas inferiores son las más húmedas.

También, la humedad ambiental y la falta de aire son problemáticos, sobre todo en la parte del tallo más cercana al sustrato. Esto se debe a que los hongos como rhizoctonia o pythium se encuentran a gusto en un suelo húmedo y con una alta concentración de nitrógeno. Para evitar la primera, no hay que usar plásticos para tapar las semillas y deberemos servirnos de aparatos de medición con los que vigilar los valores. Por otra parte, si ya tenemos esquejes, no queda otra que hacer que el aire se renueve; lo ideal es no superpoblar el lugar con plantas, para que el oxígeno fluya. 

A la hora de manejar cada día el cultivo y antes de trabajar, hay que esterilizar el material con agua y lejía, antes o después de cada uso, así como las macetas. Esto último está indicado en especial si son recipientes de plástico que hemos usado con anterioridad. Si son muy pequeñas, puedes incluso hervirlas durante 30 minutos para que desaparezcan posibles parásitos.

Además de los jiffy y la lana de roca, hay otros productos que pueden ayudar a evitar los hongos. Por ejemplo, fungicidas como Trichoprot, eficaces contra el pythium. Es más, el parásito ‘Pythium oligandrum’ también es eficaz contra hongos como la botrytis, así que es muy recomendable añadirlo. Del mismo modo, se puede rociar el medio con una solución de corrector de cobre, manzanilla y extracto de ajo y dejar que se seque. Incluso hay quien recomienda espolvorear canela: sea en cannabis o en otro tipo de cultivo, protege contra el ‘damping-off’ y otras plagas.

Comenzar en interior y trasplantar

Para evitar sustos, los cultivadores recomiendan comenzar a plantar en interiores o en algún tipo de macetas y, una semana antes de llevar al exterior, añadir compost con bacterias beneficiosas. Para evitar peligros en el trasplante, lo ideal es que la planta tenga ya unas cuantas hojas antes del momento crucial: eso significará que es lo suficientemente fuerte para aguantar el proceso y que los hongos tendrían menos posibilidades de atacar. 

Si bien cuando un esqueje o una plántula son atacados por el ‘damping-off’ tienden a morir, una planta en estado adulto puede sobrevivir. Es tan simple como retirar las partes afectadas y aplicar en esas zonas una disolución de peróxido de hidrógeno con un cuentagotas (que no te asuste si sale una especie de espuma durante un par de segundos). Si las heridas en los nudos son muy profundas, un fungicida con cobre puede ayudar a sanar.

Además de los hongos, con estas directrices también se podrán evitar algunas plagas de insectos. Por lo tanto, es casi igual que un 2x1: se evita el ‘damping-off’ y con ello otras molestas enfermedades. Ahora solo queda llevar estos consejos a cabo y que las manchas blancas y los tallos débiles sean solo algo del pasado.