Con la llegada de la primavera, son muchos los que deciden aprovechar el buen tiempo para comenzar su cultivo de guerrilla. Camuflado en mitad de la naturaleza, colocan sus plantas de marihuana para que crezcan a la intemperie, muchas veces con la esperanza de que las inclemencias meteorológicas no den al traste con ellas. Para conseguir buenos resultados, lejos de las miradas indiscretas, tendrán que seguir minuciosamente los tiempos que requiere cada fase del proceso. Este es el calendario para que todo salga a pedir de boca.

Si bien ahora es más común apostar por un cultivo interior, más adaptado al espacio urbano y, sobre todo, óptimo para tener una producción de cannabis continuada durante todo el año, todavía son muchos los cultivadores de marihuana que apuestan por la técnica más antigua: el cultivo de guerrilla. Muchos pensarán que, lejos de todos los factores que tenemos que controlar en un espacio de cultivo ‘indoor’, plantar nuestro jardín en mitad de la naturaleza resulta mucho más sencillo. Pero no es así.

Lo más importante al comenzar, será acertar a la hora de decidir la localización y la tierra que allí se encuentra. Una vez que nos hayamos cerciorado de que la ubicación de nuestro cultivo es la más adecuada para que las plantas puedan crecer sin inconvenientes, tendremos que seguir minuciosamente un calendario para acometer las distintas tareas en el momento más propicio. Si piensas que una vez cultivadas en el exterior ya solo queda esperar que la madre naturaleza obre un milagro, estás equivocado. Tendremos que visitarlas de forma periódica para cerciorarnos de que están correctamente y, en caso de que surja algún contratiempo, poder actuar lo antes posible.

Primeras dos semanas: riego, riego y riego

Aunque haya quien opte por sembrar directamente las semillas en el espacio de cultivo exterior, los más veteranos recomiendan que las primeras fases de crecimiento se produzcan en un entorno controlado para luego trasplantar al exterior. No obstante, se puede realizar de ambas formas.

Lo que sí debemos tener en cuenta es que durante las primeras semanas de cultivo tendremos que regar mucho. La primera semana, las pequeñas cepas deberán estar casi totalmente húmedas, ya sea porque tienen que desarrollar bien sus raíces o, en el caso de que hayamos trasplantado, para garantizar que los posibles rasguños que estas hayan sufrido en la mudanza queden subsanados cuanto antes.

Tercera semana: quitar las malas hierbas

Puesto que durante las primeras fases del cultivo las plantas estarán muy indefensas frente a las amenazas del exterior, tendremos que prestar atención a las malas hierbas que crezcan cercanas, para acabar con ellas y reducir así el riesgo de que ataquen a nuestras plantas de marihuana. Será suficiente con arrancar todas estas indeseables vecinas en un área de poco menos de un metro, lo suficiente como para que no puedan afectar a nuestro cultivo, pero también lo necesario para que puedan camuflarlo con su presencia.

Transcurridas tres semanas más, tendremos que volver a repetir este proceso. No debemos de bajar la guardia demasiado pronto con las malas hierbas o lo pagaremos caro.

De la cuarta a la sexta semana: controla las flores

Transcurrido este tiempo, las plantas comenzarán a formar pre-flores, por lo que tendremos que estar muy atentos para comprobar si aparecen flores macho y eliminarlas en caso de que no queramos encontrarnos con la sorpresa de una polinización que produzca semillas. Y salvo que vayamos buscando eso, será un fastidio. Ya en la sexta semana, una vez que hayamos quitado las malas hierbas en varias ocasiones y antes de que las plantas comiencen a florecer, podremos poner en práctica algunas técnicas para poder entrenar a nuestras plantas. Métodos como el Low Stress Training (LST), el Super Cropping o el Monster Cropping nos ayudarán a aumentar el rendimiento de la planta, aunque se trata de técnicas más adecuadas para un entorno controlado, como puede ser el indoor.

Cuando las plantas tengan 12 horas de oscuridad: la floración

Cuando lleguen los días en los que nuestro cultivo de marihuana quede con la mitad del día sin la luz del Sol, o incluso más horas, será el momento en que las plantas comenzarán a florecer. Será entonces cuando tengamos que volver a controlar la aparición de flores macho que puedan polinizar a las hembras, y en caso de que esto ocurra lo más idóneo será acabar con ellas cuanto antes. Como hemos comentado antes: no entra en nuestros planes producir semillas, ni tampoco que el cannabis que obtengamos sea en menor cantidad o con peor calidad. En las últimas semanas de floración, en torno a la cuarta y la sexta, quizá sea necesario apoyar a nuestras plantas para evitar que sus tallos se rompan. Por eso, tendremos que echarles una mano con tutores o mallas de sujeción para que el peso de las flores acabe por quebrarlas y dejarnos sin nuestra cosecha.

De agosto a octubre: es la hora de cosechar

Para que el cannabis que obtengamos sea de la mayor calidad, tendremos que visitar nuestro cultivo una o dos veces por semana en la última parte de la floración, para que todo salga a la perfección. Luego llegará la parte más más esperada de todo el proceso: recolectar los cogollos de nuestras plantas, secarlos y curarlos debidamente para poder hincarles el diente cuando estén en su punto exacto.

Recomendaciones

Es bueno recordar siempre que las plantas de marihuana necesitan mucha agua. No son especies que se lleven bien con la sequía, aunque pueden resistirla con una entereza admirable. Así que deberemos tener en cuenta que el suelo en el que hayamos cultivado en exterior tenga un buen riego y drenaje. No le ocurre como a otros cultivos que sí que dan problemas si les damos un riego intermitente, pero si no regamos las cepas en un periodo superior a una semana, sí que podrán aparecer ciertas complicaciones. 

A esto hay que sumar las visitas que tendremos que hacer, con más o menos cuidado (en función del riesgo que exista de que nos descubran), para comprobar en todo momento que ninguna plaga ni ningún hongo se ha instalado en alguna de nuestras plantas. Esto será fundamental, porque en caso de que algo así suceda tendremos que actuar de forma urgente para que la situación no vaya a peor. No escatimemos en la supervisión, que la madre naturaleza es sabia, pero no obra milagros.