Durante la guerra de Vietnam, la marihuana entró como una bocanada de rebeldía y autocrítica en los pulmones de un ejército estadounidense, que había estado dispuesto a ver arder todo un país para detener el avance del comunismo. Pero que, irónicamente, vio como eran sus propias convicciones las que se tambaleaban bajo los picantes y penetrantes humos que proporcionaban las landrace de Vietnam. Y que inspiraron a muchos soldados a rebelarse contra las matanzas y las barbaries que veían a diario.

Para 1968 (siete años después del inicio de la guerra), más del 25% de los soldados norteamericanos ya eran fumadores de marihuana. La tradicional sativa vietnamita se había convertido en su último 'refugio' ante el horror de una de las guerras más cruentas de la humanidad. En unas junglas que vieron morir a más de 2 millones de personas, la hierba se convirtió, para muchos combatientes, en el último cartucho de cordura para sobrevivir a la brutalidad que les rodeaba.

Cómo la marihuana fue volviendo pacifistas a los soldados de EE.UU.

Al mismo tiempo que el cannabis se había vuelto una herramienta para escapar mentalmente del conflicto, volvió a los soldados más pacíficos y contrarios a la guerra. Algo inaudito en la historia estadounidense. Un estudio del ejército revelaba como a finales del 69, un 37% de los soldados enviados a la antigua Indochina estaban en contra de la guerra de Vietnam. Y que no eran pocos los que creaban publicaciones clandestinas, pidiendo el cese del conflicto armado.

 Ed Norris, detrás, y Bob Dickey; 'jefes' de la contracultura dentro del ejército en Vietnam. (Foto)

 Ese mismo año, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos puso en marcha un operativo para acabar con el cannabis en el ejército, que llevó a detener a mil fumadores de cannabis por semana durante los primeros meses de su implementación. Voces críticas apuntaron que esta campaña vino acompañada de una promoción militar de grandes cantidades de heroína y anfetaminas para volver menos críticos y más manejables a los combatientes que quedaban en Vietnam.

Empuñando canutos al servicio de la paz

''En una de las pocas manifestaciones públicas de los soldados americanos en Vietnam, más de mil personas fueron a la playa de Chu Lai el 4 de julio de 1971. Al llegar, no supieron qué hacer por lo que organizaron la fiesta de marihuana más grande de la historia de la guerra''. Así, narra el libro La otra historia de la guerra de Vietnam como fue esta movilización; una de las pocas protestas anti-bélicas que se han dado en un ejército. Y que contó con el patrocinio del cannabis vietnamita.

Los soldados no permanecieron indiferentes a los movimientos pacifistas que recorrían USA. (Foto)

Encenderse un canuto en el ejército era un claro acto de rebelión. Pero no era un freno para miles de reclutas a la hora de prender gruesos porros de marihuana vietnamita y decorar sus cascos con eslóganes cómo Fuck the army (a la mierda el ejército). Ya no querían pertenecer a una sociedad en la que la muerte era un acto cotidiano. Estaban con las gentes de las calles de Estados Unidos. Con los que al ritmo de los Stones, Hendrix o Dylan, encendían pipas de ganja y se manifestaban contra la guerra.

Humos solidarios en medio del conflicto

La violencia extrema de la guerra de Vietnam acabó por quebrar la mente de muchos de los combatientes americanos. Un 31% de ellos sufriría Trastorno Por Estrés Post Traumático (TEPT); condenados a ver constantemente las imágenes de aquel horror. Fumar cannabis con sus compañeros se convirtió para muchos de ellos en una descompresión psicológica que les permitía abrirse con los demás y hablar sobre ello.

La película Platoon captó muy bien la atmósfera de esas reuniones posteriores al combate.

De hecho, los humos solidarios del cannabis consiguieron acabar con barreras muy afincadas en el ejército estadounidense, como eran las de etnia o graduación. Los afroamericanos, por ejemplo, estaban casi segregados de los demás; tenían sus propias mesas para comer e iban a sus propios bares. Pero cuando llegaba la hora de fumar, todas las barreras de raza o grado desparecían, y solo quedaba un grupo variopinto de hombres, perdidos en una guerra demencial que no entendían.

Conexión Saigón: los cigarrillos 'verdes' de la guerra

Muchos jóvenes estadounidenses de clase media tuvieron sus primeras experiencias con la marihuana gracias a la hierba escondida que traían los licenciados del ejército de contrabando desde Vietnam. Era marihuana de primera; cogollos de auténticas landrace 100% sativas, que tenían un fuertísimo efecto de subidón. Y que estaban encuadradas en el panteón de las mejores marihuanas del sudeste asiático; muy parecidas a la Double Thai, la Wild Thailand o la Mama Thai.

Los soldados dieron con nuevas e imaginativas formas para aprovechar este potencial sativo.(Foto)

Los soldados la conseguían en Vietnam, oculta en paquetes de tabaco, a un par de dólares la cajetilla. Era una mota tremendamente cerebral, con mucho THC. Irónicamente, se cultivaba tradicionalmente cerca del Triangulo de Oro, en territorio del enemigo ejército de Vietnam del Norte. Sus picantes caladas eran una vía de escape para por lo menos uno de cada cuatro soldados del ejército de USA; a sabiendas de que les podía costar penas como la retirada de la pensión de veterano. Muchos de ellos admitieron que la hierba no les salvó la vida, pero les ayudó a sobrevivir.

Cannabis e insumisión: un binomio que partió al ejercito desde dentro

Estados Unidos se retiró de Vietnam en 1973, incapaz ya de controlar a la opinión pública o a sus soldados. La revisión histórica demuestra que muchos de los combatientes fumaban marihuana a modo de ''resistencia ligera'' al conflicto. Y que podía llegar a complementarse con otras formas de resistencia activa como el fragging (matar a un superior con una granada de fragmentación) o rechazar participar en un combate, alegando no querer formar parte de un conflicto ilegal e injusto.

Hacia finales de los sesenta el número de deserciones e insumisiones era altísimo. (Foto)

Estados Unidos no perdió la guerra de Vietnam porque su ejército fuera inferior al vietnamita. Perdió porque gran parte de sus ciudadanos (tanto en el frente como en casa) ya no querían sostener una guerra inmoral. Perdió porque los muchachos que había enviado a las junglas de Vietnam ya no podían convertirse en máquinas de matar después de catar los picantes humos de la marihuana vietnamita. Perdió porque había nacido la contracultura, y el cannabis tuvo un gran papel en ella.