Hay momentos en los que un canuto de marihuana sienta de maravilla: cuando, por ejemplo, estás relajado en casa, escuchando los punteos psicodélicos de Jimmi Hendrix o las melodías buenrollistas de Toots and the Maytals. Pero hay otras situaciones en las que hacerte un porro puede desencadenar una avalancha de circunstancias complicadas, incendiarias y altamente estresantes con las que tendrás que lidiar. Fumarte un peta antes de quedar con tus suegros o en tu primera cita; dar unas caladas antes de tomar un vuelo de esa famosa compañía low cost – a quien todos tememos– o en una discoteca de reggaeton pueden convertir la experiencia cannábica en un auténtico viaje explosivo.

Conociendo a tus suegros: mantén los humos bajo mínimos
Puede que a la hora de conocer a tus suegros tengas un importante nudo en el estómago y pienses: ¡Me tendría que fumar un petilla de hachís para relajar la tensión! Craso error amigo fumeta: los padres de la novia suelen tener todos los radares activados y su sexto sentido pitará de lo lindo cuando te vea entrar demasiado 'acomodado'. Algo que probablemente te traerá un interrogatorio digno de un campo de prisioneros japonés y, seguramente, una buena charla paterno filial a tu novia.
Sus miradas son como rayos X : no habrá manera de disimular tu fumazo.
El extraño caso del sofá trampa: que no te atrapen sus mullidos cojines.
Cada vez más se está empezando a propagar una curiosa variedad de sofás, asientos, butacones y poltronas, que asombrosamente tienen la capacidad para retener a su ocupante durante días, incluso semanas – y se han dado caso de hasta años–. Parecen asientos normales, pero distan mucho de serlo. Para evitar que caigas en una de estas trampas mortales de terciopelo, te recomendamos que enfundes el grinder y estés muy atento. Mantén el consumo de cannabis al mínimo, si estás cerca de uno de estos sutiles cepos de espuma y tela.
La película Superfumados ya empezaba a alertar de esta problemática. En la fotografía, se puede observar como uno de los actores ya ha caído totalmente bajo el embrujo del sofá, mientras que el otro empieza a sentir el poder de su hechizo.
Tu primera cita: el amor no es ciego
Dicen que el auténtico amor es invidente, pero nada como llevar un buen ciego de mota a una primera cita para que compruebes que no es así. Si te haces un canuto de marihuana, en una situación de alto riesgo como esta, puede que empieces a mostrarte ligeramente inconexo y bastante torpe. Dios no lo quiera, pero con estos síntomas podrías llegar al temido bucle paranoia-error, que podría ser fatal y definitivo en una situación como esta.
Guarda la mandanga y ciérrala bajo dos llaves: ¡Tienes que estar a tope para triunfar!
Antes de coger un vuelo de Ryanair: ¡Mantente despejado y aterriza como puedas!
Si piensas que un canuto de mota va a ayudarte a superar el duro trance de viajar en uno de los aeroplanos de la acelerada aerolínea irlandesa, será mejor que no lo hagas. Entre la hierba y el enjambre de ruidos del fuselaje que tienen todos los aviones de susodicha compañía, probablemente te pases el trayecto aferrado al claustrofóbico espacio en el que te han calzado, rezándole a la virgen para que te saque, de lo que te parecerá una enrevesada trampa.
Si mezclas marihuana y Ryanair puede que veas a la muerte en persona.
Comidas de navidad: ¿Cariño por qué tienes los ojos tan rojos?
Es la típica pregunta que puede hacerte tu abuela o tu tía lejana – que tienen una visión del cannabis heredada de la Edad Media– después de pasarte la fuente con la sopa. A lo que seguirá un silencio incómodo en toda la mesa y sentirás todas las miradas en tu cogote, mientras probablemente sientas un poco de taquicardia. Altamente desaconsejable: alguna gente todavía mantiene ideas pre-renacentistas sobre la marihuana y siempre hay uno de ellos infiltrado en las comidas familiares. Para mantener la concordia en estas fechas tan señaladas, lo mejor será que guardes los cogollos en sus vainas de seguridad ante este tipo de peligrosos encuentros.
Debes estar atento: las comidas de Navidad son toda una guerra encubierta.
Entrando en el laberinto del supermercado: volverás con cientos de cosas inesperadas
Ir al supermercado después de haber fumado algo de truja, equivale a un desfase gastronómico del espacio- tiempo y a una desorientación terrible, prototípica de un laberinto. En estas situaciones, uno siempre se olvida de comprar los productos de primera necesidad y acaba llevándose todo tipo de enrevesados y bizarros alimentos. Claro que también influye la maquiavélica combinación que existe en los hipermercados, entre luces cegadoras y pasillos laberínticos que juegan malísimas pasadas a todos los consumidores de cannabis.
El súper es un lugar hostil para el fumeta, en el que su sed de azúcar le hará llenar la nevera de dulces y comida chatarra.
La discoteca de reggaeton: no te despistes si quieres salir con vida.
Es bien sabido que las discotecas de reggaeton son accesos camuflados al infierno. Por eso, cuando entres en una de ellas, tienes que estar en un estado de concentración extrema. De lo contrario, si fumas algo de marihuana y penetras en uno de estos ruidosos pasajes al averno, es probable que tu mente quede cortocircuitada por la combinación de ruidos misóginos, movimientos espasmódicos y el horroroso calor que siempre hace en esos sitios, debido en buena parte, a las emanaciones de la lava del inframundo, que se filtran por la ventilación.
El reggaeton es muy dañino para la salud, sé consciente y afróntalo sereno.
Si empiezas a ver simpáticos enanos verdes: invítales a un último peta y pídeles que se vayan.
En el caso de que empieces a ver cosas raras, tales como curiosos enanos verdes que revolotean por tu habitación o pequeños dragones cuando te vas a dar una ducha, deja de tomar drogas duras inmediatamente y pégate un buen parón de THC. Al menos hasta que esos curiosos compañeros dejen de vagabundear por tu cabeza.
Si ves que se te empieza a ir la pinza, pégate un buen descanso.
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