El cannabis es una planta que lleva con nosotros desde hace más de 10.000 años. Con tanta historia es difícil conocer cuáles fueron las primeras variedades; sin embargo, sí podemos saber los pilares básicos en la genética de las cientos que surgen en estos días. Así entenderás cómo hemos llegado a conseguir marihuanas tan variopintas.

Si eres un apasionado del cannabis, seguro que tienes una variedad, o incluso dos o tres, como favoritas. Ahora bien, ¿te has planteado alguna vez de dónde surgen? O, dicho de otro modo, ¿cuáles son las genéticas que más han influido en ella a lo largo de la historia? Para ello hay que comenzar por el principio.

La marihuana es una de las plantas cultivadas más antiguas. Los primeros documentos que demuestran su existencia se remontan al año 2600 antes de Cristo; sin embargo, existen indicios de que el cannabis ya estaba entre nosotros, especialmente en Europa y en Asia Oriental, en el periodo del Holoceno temprano. Esto significa que, en torno al 8000 antes de Cristo, es probable que ya hubiera plantas de cannabis. Más de 10.000 años de historia de cultivo, ahí es nada.

Las primeras semillas no se cultivaron en función de la potencia, sino que más bien fueron una mezcla que, si no era fruto de la casualidad, estaba condicionada por los sabores y los efectos que producían. Así, las diferentes cepas fueron viajando desde sus lugares de origen por medio mundo para ser cultivadas y consumidas por sus oriundos, aunque no se puede certificar a ciencia cierta cuáles fueron las primeras. 

La mayoría de investigaciones sitúan las cepas más antiguas en la región del Hindu Kush de Afganistán y Pakistán. De ahí ya pasaron a otras áreas de América del Sur, Asia, Jamaica, África y más tarde Europa. De este modo, entre las más veteranas podemos situar variedades como la Afghani o Skunk, que sirvieron para crear una nueva generación cannábica que se diseminó por todo el mundo. Así que, más allá de hablar de los orígenes, haremos un repaso por las variedades que han influido de manera más directa en las nuevas cepas de las que disfrutamos hoy en día. Esta es la base más reciente de la marihuana moderna.

Cheese: una explosión de sabores

La Cheese es una genética legendaria de Reino Unido, aunque su origen no está del todo claro. Mientras que unos afirman que llegó de Estados Unidos a finales de los años 80, otros aseguran que fue creada por un grupo de okupas en torno a los 90 en Inglaterra. Sea como sea, hoy es una de las variedades más consumidas en Europa y ha dado muchas variedades con marca directa Cheese, como Blue Cheese, Sweet Cheese o Critical Cheese.

Para sus amantes, su grandeza reside en ese sabor especial a Índica, dulce, intenso y duradero que, como no podía ser de otro modo, te recordará al de un queso fuerte, algo que resultó verdaderamente revolucionario cuando comenzó a pasearse por los entornos cannábicos. 

En cuanto a cultivo, con los cuidados apropiados tendrás una planta robusta y superproductora. Con ella es fácil de conseguir buenas cosechas sin mucho esfuerzo. Sus efectos son eufóricos y duraderos y, para uso medicinal, suele ser idónea con el fin de calmar el dolor, abrir el apetito y conciliar el sueño. Ahí demuestra toda su grandeza como descendiente de Skunk.

White Widow: una superproducción

Algunos la califican como una de las mejores variedades Índicas vistas en el mundo. Fue creada en 1994 por el ‘breeder’ australiano Shantibaba, que entonces trabajaba para la compañía Greenhouse Seeds. Cruzó una variedad pura Sativa brasileña y otra del sur de la India. Incluso, Shantibaba viajó a este último país para ver cómo la planta se adaptaba a su entorno y así elegir los mejores ejemplares. Fue tanto su éxito que muchos bancos empezaron a utilizar la White Widow, y Shantibaba, para diferenciarse en su pureza, le cambió el nombre a Black Widow. 

Así surgió esta variedad con efectos sedantes y de aroma dulce y floral con matices de sabor afrutados y especiados. En cuanto a su producción, también es genuina: son muchos los que afirman que es superior a la media y que ofrece grandes cogollos, la mayoría densos y resinosos. Y todo sin grandes cuidados; por ello, es una buena elección para principiantes.

Con todo ello, esta gran variedad ha dado lugar a otras famosas, como la Blue Widow, la White Siberian o la Moby Dick

Sour Diesel: el sabor más especial

Es difícil encontrar a alguien en el mundo cannábico que no la conozca. Su penetrante aroma a gasolina la convierte en característica, pero no es por lo único que destaca esta afamada variedad.

Este olor se combina con toques cítricos entre los que destaca la naranja; además, cuenta con efectos rápidos. Estos se presentan con unas sensaciones mentales placenteras y con un repentino buen humor. A este efecto de euforia mental, que también activa la creatividad, se une una sensación de relax en todo el cuerpo. Por ello, la Sour Diesel y sus variantes son idóneas para aliviar la depresión, el estrés o la ansiedad.

Sus orígenes se sitúan en la costa oeste de Estados Unidos, entre las décadas de los 80 y los 90. También existen dudas sobre sus antepasados: mientras unos defienden que es una mezcla entre una Northern Lights y Chemdawg, otros creen que solo hay rastros de la última o que incluso es producto de las dos variedades mencionadas junto con la Skunk #1.

Aunque no ofrece tantas garantías de producción como la White Widow, muchos cultivadores apuestan por ella y consiguen grandes resultados. Se puede ver su huella en la Sour White o la Sour Kush.

AK-47: para los nuevos cultivos

Esta variedad vio la luz en 1992 en Holanda gracias a Simon, un ‘breeder’ del banco Serious Seeds. Su historia es fruto del trabajo. Por aquel entonces este creador estaba buscando un híbrido de calidad especialmente Sativa (con al menos el 65 %) y no cesó hasta que lo consiguió. Incluso tras presentar la Ak-47 siguió trabajando en ella para conseguir mejorarla.

Eso sí, sus padres se desconocen, aunque los más avispados creen que tras ella se esconde variedades de Colombian, Mexican, Thai y Afghani. Todo ello ha dado lugar a una marihuana con un fuerte aroma dulce y afrutado presente desde el cultivo. 

Además, es una planta fácil de cultivar y con un buen rendimiento. Puedes conseguir de 350 a 500 gramos por metro cuadrado tanto en interior como en exterior. Sin embargo, donde verdaderamente se siente cómoda es en los cultivos hidropónicos, con resultados excepcionales. En cuanto a sus efectos, se producirá un estado mental de alerta, aunque sin una estimulación excesiva.

Original Haze: los mejores cruces

Y como no reconocer los valores de las genéticas Haze. Para remontarse a sus orígenes hay que viajar hasta la región de Santa Cruz, en California. Allí, en los años 70, dos hermanos conocidos como Haze Brothers cultivaban y hacían cruces gracias a las semillas de otras zonas que les proporcionaba su amigo Sam, de apodo ‘The SkunkMan’. Así, prueba tras prueba, dieron con la clave. Comenzaron por unir una Sativa mexicana con otra variedad colombiana, para luego cruzar el resultado con una variedad del sur de la India. Este híbrido volvió a mezclarse con otra tailandesa y dio lugar a la que hoy conocemos como la Original Haze. 

Aunque en sus orígenes no fue muy estable, esta variedad ha sido la madre de la Silver Haze, la Amnesia Haze, la Mango Haze y toda su familia Haze.

Además, destaca por su amalgama de aromas y sabores. Al probarla sentirás un fuerte olor a especias que se combina con ligeros matices de incienso y madera y regustos cítricos. También sorprende por sus efectos: el subidón estará asegurado y durante un buen rato. Si necesitas un extra de energía, estas variedades son las que mejor te irán.

Estas genéticas no son las únicas más utilizadas para los cruces actuales. A la lista también se unen nombres como Acapulco Gold, Durban Poison o Skunk #1, entre otras. Gracias a todas ellas podemos disfrutar de la calidad de nuestra marihuana actual.