La ola de países que se están apuntando a la legalización de la marihuana medicinal o recreativa hace que el cannabis esté ganando mucha popularidad entre los adultos. Pero no todos están dispuestos a fumarlo, sobre todo los más deportistas. Ante esto, los vaporizadores parecen una buena alternativa: menos olor y daño a los pulmones y más intensidad, ahorro y prudencia. Sin embargo, los compuestos de los que están formados los cartuchos pueden darnos algún problema. Te explicamos cómo reconocerlos.

De entre las posibilidades que existen para consumir marihuana de manera efectiva, los vaporizadores son uno de los más saludables. Su funcionamiento permite que se inhalen menos toxinas perjudiciales que con la combustión de un porro. Además, ayuda a colocarse antes y con menos cantidad. Esto ocurre porque los vaporizadores permiten absorber hasta más de un 90 % del THC almacenado en la planta. Siendo así, estos aparatos se convierten en el milagro de muchos, sobre todo de los que tienen dificultades económicas.

Algunos usuarios que están sumándose al consumo de nuestra planta favorita no son como los de antaño, porque palabras como Sativa, Indica o híbrido no les dicen nada, más bien les suenan a chino. Valoran que el producto les cuente cómo les va a hacer sentir. De este modo, resultan más interesantes para ellos términos como ‘Relax’, ‘Active’ o ‘Inspire’, que acompañan a los cartuchos y que hacen referencia a la experiencia que proporcionará la marihuana por encima de los componentes que la forman.

Sin embargo, no todo son ventajas. Como los vaporizadores se están poniendo tanto de moda, el riesgo de ser estafados con los cartuchos aumenta. Ante la tendencia actual de vender el producto sin priorizar tanto en los ingredientes, los consumidores cuentan con menos información acerca de lo que están inhalando. ¿Por qué consumir algo tan terapéutico como la marihuana y arruinarlo con una gran cantidad de sustancias tóxicas?

¿Cuáles son los mejores cartuchos de wax para vaporizador?

Los productores usan a veces agentes de corte como el propilenglicol (PG), glicerina vegetal (VG), aceite de coco (MCT) o polietilenglicol (PEG) para diluir la viscosidad del aceite de cannabis. Pero se ha demostrado, por ejemplo, que este último compuesto está contaminado con óxido de etileno, que es cancerígeno. El PG, por su parte, puede causar daños renales y tiene efectos secundarios como la sequedad de boca, dolor de garganta y aumento de la sed.

Sabiendo esto, la industria ha intentado cambiar estos compuestos por terpenos, ya que son más seguros que el PEG o el PG. Sin embargo, solo algunas compañías emplean en los cartuchos terpenos extraídos de la marihuana. Muchos otros se limitan a utilizar otros terpenos como el limoneno, que se extrae del aceite de las cáscaras de los cítricos y que se adquiere fácilmente en cualquier tienda de comercio ‘online’. Sean procedentes del cannabis (que sería lo ideal) o de otro tipo, hay que comprobar de dónde se han obtenido y fiarse únicamente de los cartuchos que usen terpenos de calidad alimenticia y que reflejen su tipo en la descripción de los componentes. 

Elude los hidrocarburos y apuesta por el acero inoxidable

Además, la mayoría de los aceites y concentrados se fabrican con disolventes, normalmente hidrocarburos. En muchos mercados se ha establecido un nivel máximo que no puede sobrepasarse, pero todavía no existe un acuerdo sobre cuál debe ser el nivel seguro. Por ello, elige los que estén testados en laboratorios libres de butano, propano y hexano

Aparte de todo esto, ten siempre presente que los mejores cartuchos son los que preservan el sabor y la potencia sin dañar tus pulmones, es decir, los que están hechos de acero inoxidable con un núcleo de cerámica. Es importante también que te asegures de que los datos sobre los componentes aparecen en el embalaje exterior, para saber qué es lo que estás adquiriendo.

¿Cómo funcionan los vaporizadores?

Hay dos métodos para calentar el cannabis: por conducción y por convección. En el primer caso, la marihuana toca el calefactor y se calienta enseguida, lo que posibilita una vaporización más rápida, pero hay más riesgo de combustión. En el segundo, el cannabis se calienta por el aire sin contacto directo, porque un filtro o gasa separa la cámara del vaporizador; esto hace que el usuario pueda tener mayor control de la temperatura y que no haya riesgo de combustión. Estos vaporizadores, que tienen un diseño más avanzado, son los preferidos por los consumidores, a pesar de ser más caros y complejos de usar.

Hay variedad de vaporizadores para todos los gustos; todo depende de qué estés buscando y de cómo prefieres disfrutar de la planta. Si eres de los que busca quedarse tranquilo en casa deleitándose solo o con amigos, los vaporizadores de mesa o eléctricos serán tus nuevos aliados. Son la opción más acertada para los que requieran del uso terapéutico de la planta e intenten apaciguar el dolor producido por los síntomas de una enfermedad, por el nivel tan alto de cannabinoides que permiten absorber. 

Existen dos tipos de vaporizadores eléctricos: los que funcionan rellenando una bolsa de aire y los más caseros, que cuentan con boquilla. Entre los de bolsa, destaca el Volcano, que se considera extraordinario por su buena calidad. En ambas versiones del Volcano, la analógica y la digital (ambas por convección), puedes llenar la bolsa de cannabis para posteriores inhalaciones mientras sigues consumiendo y aprovechar así hasta el 95 % del THC

En cuanto a los caseros de boquilla, el Plenty de la gama de vaporizadores Volcano (ahora Storz & Bickel) es uno de los más populares. Necesita de energía eléctrica, pero es muy cómodo y seguro. Puedes controlar muy bien el volumen de vapor que se va a inhalar y experimentar con varios niveles de absorción de THC y CBD. 

A diferencia de los de mesa, los vaporizadores portátiles pueden utilizarse fuera del domicilio con pilas o baterías recargables. El Arizer es uno de los más avanzados con hasta siete niveles de temperatura y con una batería de litio que puede durar hasta cuatro horas.

En cambio, si quieres consumir marihuana sin que nadie se dé cuenta, debes buscar un vaporizador portátil más prudente. Algunos pueden pasar perfectamente por un cigarillo electrónico. Así, tendrás un flechazo con el PUFFiT: funciona por conducción e imita la forma de un inhalador para asmáticos, tiene tres sensores que aseguran una temperatura estable y hasta ocho niveles de calor. Resulta ideal para los que quieran pasar desapercibidos porque no generan ningún olor, conservan bien el sabor y encima no irritan los pulmones.

Otros parecen bolígrafos y son el culmen de lo diminuto. Funcionan bien con concentrados como aceites de hachís o resinas de marihuana gracias a una batería recargable o pilas. Pero ten cuidado si eres principiante: el colocón puede ser muy grande, debido al alto contenido de cannabinoides de estos compuestos. 

Así que ya sabes, si estás buscando otras formas de consumir y quieres seguir siendo una persona saludable, opta por un vaporizador. Puedes darte una vuelta por el grow shop online de LaMota y comparar opciones. Seguro que hay uno que se ajusta perfectamente a lo que estás buscando. ¡Experimenta con la marihuana de la forma más sana!