El cáñamo (Cannabis sativa L.) es una planta muy versátil. Existen referencias de su uso en China hace más de 8000 años y también se dice que las velas de las carabelas de Cristóbal Colón, la bandera estadounidense y los papeles con que se declaró la independencia del país fueron confeccionados con fibra de cáñamo. Su valor ha perdurado hasta nuestros días sirviendo a sectores tan variados como el textil, la alimentación, la automoción o la construcción. Además, es legal cultivar cáñamo industrial en la Unión Europea, siempre y cuando no supere el 0,2 % de THC, entre otros requisitos.

Una agricultura sostenible y sana es la base para un desarrollo equilibrado y a largo plazo, en simbiosis con el entorno. Buscar cultivos locales mejor adaptados a las condiciones ambientales, más resistentes, que den poco trabajo y que sus costes sean mínimos es buscar materias primas sostenibles que sirvan de alternativa al petróleo y la madera.

El cáñamo es uno de estos cultivos, pues se utiliza para más de 25.000 productos biodegradables y de obtención sencilla, biológica y ambientalmente correcta: desde la industria alimentaria, tanto para humanos como animales, hasta la automoción, pasando por la cosmética o la ropa. También se usa como combustible o material de construcción e incluso cualquier material elaborado con plásticos o con madera puede reproducirse con éxito a partir de plantas de cáñamo.

Además, al tratarse de un material con grandes aplicaciones medicinales, biodegradable y reciclable, son muchos los que están pensando en el cáñamo como una opción perfecta para invertir. Se puede hablar de la utilidad del cáñamo, entre otros usos, para:

La industria textil: ropa y complementos

El cáñamo se considera la fibra textil de origen vegetal más larga, suave y resistente. La tela que se elabora con ella puede presentar diferentes calidades, a veces más áspera, y otras más suave que el algodón. También es más aislante, fresca, absorbente y duradera. Anteriormente era la fibra más utilizada y considerada el rasero o estándar para medir la calidad de las otras fibras.

En una hectárea de plantación de cáñamo se puede producir el doble de fibra que en una dedicada al algodón. Además, la fibra de cáñamo necesita menos fertilizantes químicos y agua. El cáñamo no requiere de los numerosos pesticidas que se utilizan para el algodón y que estropean los suelos.

Para su uso textil se destinan principalmente las fibras liberianas; extraídas del tallo principal, son más largas y ricas en celulosa. Además se puede combinar perfectamente con otras fibras naturales o sintéticas para conferir una mayor flexibilidad y resistencia a los tejidos.

Celulosa para papel y plástico 

El cáñamo también es famoso por su producción de celulosa. Con ella se puede crear papel, una alternativa idónea para evitar la deforestación causada por la industria papelera, ya que estas plantas crecen rápidamente y se cortan cada año como otro cultivo agrario, obteniéndose un gran tonelaje anual de celulosa, fibras y aceites al mismo tiempo, sin tener que cortar árboles, de mayor impacto ecológico y más lento crecimiento. Una hectárea de cáñamo puede producir cuatro o cinco veces más material que una de árboles comunes. 

Además, se considera que el papel del cáñamo es más resistente que, por ejemplo, el de pulpa de madera, y no requiere ni ácidos ni cloro. Incluso se puede reciclar hasta siete veces frente a las cuatro del papel convencional.

Materiales de construcción

Casi todas las partes de una vivienda pueden hacerse con productos de cáñamo. Es válido para crear ladrillos, hormigón, placas y yeso. Aunque el material estrella es el 'hempcrete', un hormigón hecho de cáñamo. Es siete veces más fuerte, pesa la mitad y es tres veces más flexible que el hormigón normal, por lo que es perfecto para utilizar en muros y cimientos. Además, es un material transpirable, lo cual evita la humedad.

Con las fibras de cáñamo y una mezcla de minerales y tierra también se pueden construir bloques y ladrillos resistentes y aislantes térmicos y acústicos. Estas mismas cualidades permiten crear materiales para reforzar el aislamiento en viviendas o para hacer tuberías. Además, con el aceite de cáñamo se puede hacer pintura.

La industria alimentaria y nutricional

La semilla del cáñamo es un gran componente nutritivo. Así, con todas sus propiedades se puede aplicar a múltiples alimentos: aceites, harinas, salsas, infusiones, bebidas… Por ejemplo, el aceite de semilla de cáñamo cuenta con un gran contenido de ácidos grasos poliinsaturados muy apreciados, como el omega-6 y omega-3. Además, es uno de los alimentos más ricos en proteínas vegetales y una buena fuente de calcio y hierro. Tantas son sus cualidades para la salud que, en muchos casos, se usa como medicina.

Aunque no solo destaca por sus propiedades terapéuticas o nutricionales, su sabor también lo convierte en un ingrediente perfecto para elaborar té helado, cerveza, vino o incluso leche.

La comida ideal para mascotas 

No solo es apreciado por los humanos. A los pájaros domésticos como los jilgueros o los canarios les encantan las semillas del cáñamo. También llamadas cañamones, estas semillas les aportan los nutrientes necesarios y les evitan enfermedades. Gracias a su poder inmunológico, es asimismo un complemento nutricional en dietas de gatos y perros. Así, se mantienen a raya dolencias animales como dermatitis atópica, alergias o enfermedades degenerativas de las articulaciones.

Forraje para animales

Por su gran poder de absorción también es idóneo para el bienestar de los animales. Es un buen colchón para hámsters, cobayas, cerdos o caballos. Por ejemplo, en las caballerizas de la reina de Inglaterra se utiliza exclusivamente este material, y en países como Francia o Alemania es uno de los más vendidos en las tiendas de animales. 

Como cosmético natural

El cáñamo también es idóneo para su uso en cremas, champús o geles. Cuenta con propiedades antioxidantes, sales minerales y vitaminas indispensables para mantener la piel sana. Además, es hidratante, por lo que se usa para elaborar cremas corporales o mascarillas para el cabello.

Piezas para automóviles y aviones

El aglomerado que se elabora con cáñamo también es perfecto para crear piezas de una gran resistencia que se utilizan en la industria automovilística. Su versatilidad permite hacer revestimientos interiores, pastillas para frenos, elementos de la carrocería, fundas para los asientos o unas simples alfombrillas. Marcas como BMW o Audi incorporan en sus vehículos este material. Estos aglomerados formados junto a otras fibras sintéticas también se utilizan en la construcción de piezas para aviones.

Los materiales plásticos hechos a partir del cáñamo son de gran resistencia, como por ejemplo la carrocería de un modelo de automóvil fabricado por Henry Ford en 1941, elaborada con cáñamo y habas de soja (ese auto utilizaba además aceite a partir de cáñamo como combustible). Ford confirmó su resistencia golpeándola con un hacha. Mediante el tramado de los hilos de cáñamo, se crea una estructura textil de soporte que será reforzada con procesos de resinado para dar lugar a nuevos composites.

Como combustible

Por increíble que parezca, el cáñamo también puede convertirse en combustible. En 1942 Ford creó un coche que debía alimentarse con cáñamo. El biodiesel se obtiene extrayendo el aceite de las semillas. Así se puede usar en casi cualquier motor diésel si se hace una pequeña modificación en él. 

Al contrario que otros carburantes, su utilización es económica y su producción es totalmente biodegradable. Además, no contribuye al calentamiento global, ya que el dióxido de carbono emitido a la atmósfera durante su combustión es compensado por el dióxido absorbido por las plantas usadas para producir la biomasa. Sin duda, sus beneficios ambientales son más que evidentes.