Si algo ha dejado claro la UNGASS 2016 es que el paradigma prohibicionista en torno a la marihuana ha colapsado. Ya en el año 2008, una revisión de los avances en materia de medidas y recomendaciones propuestas en la década de los 90, constató el estrepitoso fracaso.

Con la tercera celebración de la Special Session of the United Nations General Assembly UNGASS se ha producido un cambio a nivel mundial en materia de consumo de cannabis. Han sido muchos los países que han protestado por la postura continuista de la UNGASS. De manera que han anunciado diferentes regulaciones sobre todo en relación al mercado de la marihuana. Muchos de estos países están abriendo la puerta a la legalización del consumo lúdico de marihuana. De hecho, países como Portugal, han eliminado cualquier actuación judicial contra los consumidores. Cuando decimos que el panorama actual está cambiando, nos referimos a que, muy probablemente, se avecina la aparición de un nuevo paradigma, pero ¿Qué es un paradigma en materia de drogas?

Un paradigma erróneo de base

Por regla general, un paradigma es un modo de entender, orientar y resolver los problemas, es una manera de comprender el mundo, los fenómenos que en él ocurren y a nosotras las personas. Nos sirve para leer el mundo y posicionarnos de manera crítica respecto de algo. El paradigma que abanderó el tratamiento del cannabis y de su consumo a nivel global (UN) durante estos últimos decenios ha sido de carácter prohibicionista. Se ha pretendido equiparar el consumo de marihuana con el delito. Se ha relacionado consumo de marihuana con drogadicción cuando no necesariamente tienen una correlación. Se ha presentado a las drogas (las que han convenido) como sustancias perniciosas. Esto se ha hecho desde una unicidad de pensamiento, desde la visión de “la droga es mala” y sin posibilidad de discusión.

A lo largo de la década de los 90, destacó el papel que tuvo Holanda en materia de regulación del mercado cannábico. Holanda ha sido un referente durante dos decenios. Se opuso a las directrices de Naciones Unidas, al igual que posteriormente harían Uruguay y muchos Estados de EE.UU. Con el tiempo, el caso Holandés se quedaría, solamente, en un infructuoso intento de regulación. Ya en el siglo XXI, también en España, el movimiento asociacionista cannábico vivió un auténtico auge. Hasta que chocó contra los engranajes reaccionarios del estado. No obstante, el caso español no supone un auténtico ejemplo de regulación por sus múltiples opacidades. Ahora bien, todos estos sucesos aislados, son reflejo del cambio de paradigma, que finalmente se ha evidenciado en esta UNGAS 2016.

Del fracaso de las medidas adoptadas hasta la actualidad

Uno de los motivos que han arrojado los planteamientos de la UGASS directamente al cubo de basura de los proyectos descabellados ha sido, concretamente, el siguiente objetivo propuesto: “Un mundo sin drogas.”

Este posicionamiento, nos ha mantenido varias décadas en un paradigma que ha condenado a las personas consumidoras de cannabis. La sentencia ha sido: rechazo social y penas de cárcel como actualmente ocurre en España y de muerte, como en China, Irán o Arabia Saudí. La marihuana por ejemplo, no es buena ni mala. Muchas drogas nos salvan la vida diariamente. Todavía nos sirven de nexo con lo simbólico que orienta, también, a las sociedades actuales y nos permiten trascender esos estados de consciencia habituales. El cannabis ha estado ahí a lo largo de toda la evolución de la humanidad. No es posible negar ni su presencia ni su huella en nuestro conocimiento. Mucho menos, pretender hacerlo por la fuerza de la imposición y en contra de la comunidad científica.

Actualidad de las recomendaciones UNGASS

Durante la celebración de la UNGASS 2016, varios fueron los países que se manifestaron en rebeldía en contra de las recomendaciones de la UNGASS. Estas recomendaciones de los últimos decenios, están basadas en la prohibición y la sanción punitiva. Por otra parte, algunos personajes de relevancia política internacional como la política suiza Ruth Dreifuss, el político chileno Ricardo Lagos o el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo, han aunado fuerzas para denunciar el posicionamiento de la UNGASS. Según ellos, no ha hecho más que favorecer el mercado negro y no mantener una postura de condena tajante contra la pena de muerte por delitos relacionados con las drogas. Además, otras personas y colectivos, asociaciones y agrupaciones denuncian la postura de la UN en relación al cannabis. Esto sucede porque consideran que se produce una clara vulnerabilidad de los derechos humanos. La escisión de varios países como Uruguay, Colombia, México o Alemania ya son hechos constatados. 

Estos países, junto a muchos otros, como Jamaica, se niegan a mantener unas políticas prohibicionistas y punitivas en materia de control. Lo que es debido a que año tras año, este modelo ha arrojado profundos problemas de delincuencia. Algunas de las consecuencias del legado prohibicionista son: el auge del mercado negro, el aumento del consumo o las muertes asociadas a esta manera de gestionar esta realidad. Ahora comenzamos a darnos cuenta de se han estado haciendo titánicos esfuerzos para que nada cambiase. Esta celebración de la UNGASS 2016 deja un panorama inédito y ofrece imágenes nunca antes vistas. Una de ellas es la exigencia, por parte de personas de relevancia, del reconocimiento del uso y posesión de cannabis como un derecho. 

En términos generales, se puede decir que, el marco oficial no cambia demasiado en cuanto a planteamientos y posicionamientos. Ahora bien, sí que lo hacen sus miembros. De hecho son varios los ejemplos que se pueden poner sobre la mesa: Holanda, Uruguay, Colorado, Minnesota, Maryland y otros quince Estados más de EE.UU, Portugal, Alemania, Colombia o Jamaica. Estos son algunos ejemplos de esfuerzos por llevar a cabo una regulación del mercado del cannabis que: respete los derechos humanos y no favorezca el las mafias y el tráfico. Se puede prever que el sistema, que ha colapsado, tendrá que asumir un nuevo paradigma en el tratamiento que da a la marihuana y a las personas consumidoras.

2019, plazo de finalización del plan: “Un mundo sin drogas”

El plan de UN es longitudinal y se extiende hasta el año 2019, fecha en la que se evaluará, finalmente, la efectividad del llamado plan “Un mundo sin drogas”. El plan ha sido ampliamente criticado y reprobado de manera exponencial a lo largo del transcurso de los último quince años.

La semilla de la disconformidad se ha plantado ya de una manera estatal y fáctica. Se está legitimando una nueva visión sobre el cannabis, más fiel al posicionamiento científico. Más actual, más humanista y antropológica y, sobre todo, con más consideración hacia los derechos humanos. 2019 será, sin duda alguna, el momento idóneo en el que realizar un esfuerzo colectivo en pro de la consecución de avances en materia de derechos humanos y construcción social. 

Es muy importante tener en cuenta que todo esto que comentamos se enmarca en un contexto mucho más global, pero tremendamente orgánico. Es decir, la conquista de los derechos en materia de consumo tiene que ir pareja con la recuperación de derechos de la ciudadanía. Nos referimos a todas las personas de los diferentes países que se han visto impactados por la doctrina del shock de la crisis. Las mismas que han perdido, con ella, muchos de los derechos conseguidos por la generación de sus padres. 

Finalmente y a modo de síntesis, decir que la perspectiva de la UNGASS es la misma que impulsa el resto de estructuras sociales desde el posicionamiento de perpetuidad del poder establecido. Esto atiende: al incremento de los cuerpos policiales en algunos países, a la reducción del gasto público en educación y sanidad y a la paulatina eliminación de la libertad de expresión, de manifestación y de protesta. La ciudadanía es quién tiene que decidir qué es correcto y qué no lo es. Si una frase pudiese resumir lo que ha sido la UNGASS 2016 sería ésta: ha sido el comienzo de un grito reivindicativo de muchos países reclamando su derecho a regular la marihuana.

Autor de la foto: Hsing Wei