Para sorpresa de muchos, el de cortador es el trabajo más duro de todo el proceso que va desde que la planta de marihuana es cosechada hasta que utilizamos sus frutos. Son muchos los expertos ‘trimmers’ que emigran cada año al norte de California, estado donde está regulado el uso recreativo del cannabis, para ganarse la vida con las tijeras en sus manos y con unas condiciones laborales cada vez más beneficiosas, tanto para ellos como para los empresarios y el estado.

Horas y horas y horas sentados delante de una mesa con la paciencia como principal aliado y las tijeras en las manos para obtener los frutos con los que nos obsequia la madre naturaleza a través de las plantas de cannabis. El cometido de estos profesionales es limpiar los cogollos secos quitándoles todas las hojas y malas hierbas que están a su alrededor, lo que se conoce habitualmente como manicurar, antes de que queden expuestos en los dispensarios o lleguen a manos de los distribuidores. Ellos son los ‘trimmers’ o cortadores, que desempeñan el que para muchos es el trabajo más duro de la industria del cannabis.

Y no es de extrañar. Llegados de multitud de países, como España, Francia, Portugal o Suiza, hacen que la población de los condados de Mendocino o Humboldt se incremente sobremanera. Pero alguien tiene que hacer ese trabajo y no son muchos los que parecen dispuestos a ello. Aunque empresarios como Tim Blake aseguran que durante muchos años solamente han contratado a ‘trimmers’ estadounidenses, son bastantes los cortadores de otras nacionalidades que se han hecho un hueco en esta industria.

Lo más valorado para llegar a ser manicurador profesional, tal y como podemos leer en algunas ofertas de empleo que hay en internet, es conocer la planta de marihuana y tener la capacidad de desarrollar una tarea concentrado durante un largo periodo de tiempo. Además de tener otras experiencias laborales como ‘trimmer’, se exige eficacia y precisión tanto a la hora de cortar como a la hora de pesar y medir.

Los habrá que lo hagan por pasión a este oficio tan importante en la cadena, sin duda, pero la inmensa mayoría reconocen que se trata más de una necesidad. Desde luego, el sueldo es una de las razones de peso que a buen seguro empujó (y empujará) a muchos a coger las tijeras para recortar cogollos de marihuana. “Los ‘trimmers’ muy lentos pueden hacer alrededor de 100 dólares al día [91,1 euros] si no son buenos. Un muy buen cortador puede hacer hasta 400 o 450 dólares [364,5 o 410 euros] al día. Un podador increíble puede ganar hasta 500 dólares [algo más de 455,6 euros] en un solo día”, reconocía sin tapujos Tim Blake. 

Los trabajadores de la fábrica de este empresario aseguran que pueden ganar entre 5000 y 15.000 dólares (4556 y 13.668,8 euros) durante la cosecha, es decir, en apenas dos meses de trabajo. No obstante, no es oro todo lo que reluce. Según las experiencias de quienes ya probaron suerte en la costa oeste de Norteamérica, no todos los que intentan ser ‘trimmers’ encuentran trabajo. Son muchos los que se vuelven con las manos vacías sin encontrar la oportundad de cambiar sus vidas.

Una mejora en las condiciones laborales

Pero la situación de este oficio, desconocido para muchos, ha cambiado notablemente en los últimos tiempos. Si bien hay propietarios de granjas de marihuana que reconocen que hasta hace bien poco pagaban este servicio en especie, ofreciendo a los ‘trimmers’ una cantidad de cannabis para uso medicinal, en los últimos tiempos ya se sufraga de forma legal y transparente. Los podadores tienen sus sueldos y por lo tanto tienen que pagar los impuestos según la cantidad que ganan.

Atrás han quedado incluso los casos de los empresarios que tenían que pagar en negro, para así mantener en total secreto esta actividad y que nada saliera a la luz. Sin embargo, con las leyes actuales, más permisivas, se puede asignar un salario a los trabajadores que desempeñan la tarea de la manicura y realizar el pago por los cauces habituales, sin trampa ni cartón. Además, la cantidad de horas también se ha regulado: si antes se podían llegar a completar jornadas de hasta 16 horas para ganar cuanto más dinero mejor, ahora se han reducido.

Lo que sí se mantiene es que, al igual que ocurría algún tiempo atrás según la experiencia de los españoles que pasaron por allí, son muchos los que aún prefieren no utilizar su verdadero nombre cuando se hablan con los medios interesados por la labor de los ‘trimmers’. Esta situación que, algunos años atrás, hubiera tenido su explicación en las leyes prohibicionistas y en aquellos cannabicultores que realizaban su actividad a espaldas de la ley, ahora con normativas más permisivas no debería desarrollarse en un escenario de secretismos y jugando con las autoridades al gato y el ratón.

¿Acabarán las máquinas con el trabajo de los cortadores?

Pese a todo, como ocurre con tantas otras labores de otros tanto sectores, el empleo de los ‘trimmers’ también está en peligro por culpa de la tecnología. Ya hay empresas que se han puesto manos a la obra para crear robots capaces de dejar los cogollos listos y dispuestos para ser exhibidos en los dispensarios. 

La compañía Bloom Automation, con base en Boston, ha diseñado una máquina equipada con cámaras que detectan qué partes del cogollo hay que cortar y cuáles no. En tan solo cuatro minutos, puede dejar reluciente el fruto de toda planta de marihuana siempre que su longitud sea de entre 20 y 45 centímetros, un tamaño nada desdeñable. Su lanzamiento está previsto para finales de 2017; pero que ningún podador o podadora se eche a temblar aún, porque según sus creadores no han llegado para arrebatar empleos: “No pretendemos quitar el trabajo a nadie, solo mejorar la eficiencia y aliviar un importante punto de dolor”, asegura Jon Gowa, fundador de la firma. “No son totalmente autónomos, necesitan un operador”. Pese a este mensaje de tranquilidad, no sabemos si todas las empresas que han decidido desarrollar este tipo de máquinas llevan esas buenas intenciones, porque la de Bloom Automation no es la única que está en el mercado. 

Sea como sea, mientras se perfeccionan las máquinas y los propietarios de las granjas se atreven a utilizarlas, todavía estas a tiempo de convertirte en podador profesional. Si te apasiona el mundo de la marihuana, sin duda lo disfrutarás. Eso sí, como suele ocurrir, los inicios serán complicados. No te rindas y al final verás recompensando, y muy bien recompensado, todo tu esfuerzo.