Trasplantar las plantas de marihuana a una maceta más grande en la que puedan continuar con su crecimiento es uno de los pasos más importantes del cultivo, y uno que tendrás que repetir en varias ocasiones. Hacerlo correctamente evitará que las plantas se estresen y puede provocar que se incremente la producción de resina en las últimas semanas de maduración. Por ello, os traemos todas las claves para que el trasplante de cannabis se produzca en los momentos más adecuados y sin ningún error, para que así las cepas continúen con su crecimiento fuertes y sanas.

Una vez que las semillas de marihuana han germinado y que nuestras plantas de marihuana comienzan, poco a poco, a tener cierto tamaño, llega el momento de trasplantarlas por primera vez a una maceta en la que puedan disponer de más espacio. Sin embargo, no será la última: hasta que la cosecha esté lista tendremos que mover la cepa varias veces, adaptando el recipiente a sus dimensiones. Este proceso de trasplante es uno de los más delicados del cultivo de marihuana, así que hay que elegir el momento exacto y realizarlo correctamente si queremos evitar que nuestras plantas sufran.

Debido a la importancia del trasplante y a lo engorroso que resulta esta tarea, puede que haya cultivadores que quieran evitarlo plantando sus semillas directamente en un recipiente más grande. Pero esto no es buena idea. Usar macetas adaptadas al tamaño de nuestra planta es clave para su desarrollo. Con el recipiente adecuado, las raíces crecen a un ritmo constante y consiguen alcanzar una gran densidad así como una ramificación uniforme. Además, así evitamos también un posible exceso de riego. Una maceta demasiado grande puede hacer que nuestras plantas se acaben pudriendo debido a la humedad, al acumularse demasiada agua a la que las raíces no pueden hacer frente. 

Por todo esto,es necesario continuar con los trasplantes durante todo el periodo vegetativo, favoreciendo el desarrollo de las raíces, al mismo tiempo que nos aseguramos de que disponen del agua y de los fertilizantes necesarios, pero no en exceso. 

¿Cuándo hacer el primer transplante?

Como no se puede hablar de días exactos, ya que cada cepa crecerá a un ritmo ligeramente diferente, habrá que observar minuciosamente la evolución de cada una para trasplantar cada una a una maceta mayor cuando llegue la hora. Eso sí, no será demasiado difícil percibir cuál es el momento adecuado. Cuando el recipiente empiece a parecer pequeño con respecto al tamaño de la planta y cuando tengamos que regarla con mucha frecuencia, tocará darle un nuevo hogar a la planta para que continúe con su crecimiento.

La primera de las macetas será, por supuesto, la más pequeña, con un volumen de un litro aproximadamente y con una envergadura entre los 8 y los 12 centímetros de diámetro. La segunda, a la que trasplantaremos por primera vez nuestra planta de marihuana, será un recipiente con una capacidad de dos litros. A continuación, le llegará el turno a uno de cuatro. Luego, uno de 10 y, finalmente, uno de 15 o 20 litros. Sin embargo, hay cultivadores que optan por saltarse algunas de las macetas intermedias. De esta forma, comienzan por la más pequeña antes de pasar a una de 4 litros. Después de unas tres semanas en esta, trasladan la planta a su contenedor final, el recipiente con mayor capacidad.

Un factor clave es si nuestro jardín crece en interior o en exterior. En el caso de los cultivos indoor, probablemente los cultivadores tengan que frenar los trasplantes en el recipiente de 10 litros ya que pasar a uno de 15 o 20 puede ser complicado por la falta de espacio. Si es exterior, y especialmente en los lugares con climas más cálidos y soleados, el ritmo de trasplante será especialmente frecuente, probablemente cada semana al principio y cada dos después, debido al rápido crecimiento de las plantas.

Si conseguimos interpretar adecuadamente las necesidades de nuestras ‘pequeñas’, cuando se produzca el trasplante a un nuevo recipiente las raíces habrán formado una red densa, pero no en exceso y además no se habrán enroscado. Lo ideal es que tengan un aspecto blanco y brillante y que, cuando separemos la planta de la maceta, se desprenda como una masa compacta. Si al retirarla las raíces son más amarillas que blancas y la masa radicular es muy densa, esto querrá decir que hemos llegado demasiado tarde. También puede suceder que nos hayamos adelantado, en este caso la tierra se desmenuzará cuando vayamos a cambiar la planta a un nuevo recipiente, Esto es debido a que las raíces no han formado una red lo suficientemente fuerte, por lo que habría que esperar y retrasar el trasplante. 

¿Cómo trasplantar nuestras plantas?

En primer lugar, hay que preparar el nuevo recipiente al que se va a trasladar la cepa en crecimiento. Para ello, es necesario llenarlo hasta la mitad con una buena preparación de sustrato, presionándolo ligeramente para conseguir una consistencia adecuada.

Hecho esto, es hora de que la planta de marihuana abandone la vieja maceta. Para ello hay que cogerla firmemente por la base del tallo con una mano, mientras que con la otra, sujetamos la base del recipiente. Para favorecer la extracción hay que volcar el contenedor. Por esto mismo, es recomendable hacer el trasplante en exterior o preparar algún plástico en caso de lo hagamos en interior, para evitar mancharlo todo. A continuación, solo queda tirar. 

Si todo ha salido correctamente, tendremos la planta en nuestras manos. A continuación, hay que introducirla con mucho cuidado en la nueva maceta. Manteniéndola en posición vertical, rellenamos el espacio vacío del recipiente que queda a sus lados con más sustrato, asegurándonos de que ponemos el suficiente para crear una masa compacta. 

Otra posibilidad que existe, es que el trasplante se realice de una maceta al propio suelo, si hemos decidido trasladar nuestra planta al exterior y no emplear ningún recipiente. En ese caso, lo aconsejable es hacer un hoyo al menos dos veces mayor que la maceta donde se encuentra la cepa. La tierra que hayamos extraído la aprovecharemos más tarde para rellenar la cavidad y deberemos aportarle los nutrientes que hemos estado utilizando. 

Aunque en teoría parece fácil, trasplantar el cannabis requiere de destreza y de una buena intuición para hacerlo en el momento correcto. Al fin y al cabo, si sale mal, la planta puede sufrir y parte de sus hojas acabarían por volverse amarillas para después morir. De hecho, toda la planta puede llegar a perderse si no conseguimos que se adapte sin problemas a su nuevo entorno. 

Algunos consejos a tener en cuenta

Para facilitar el trasplante hay varios trucos que pueden ser muy útiles, tanto para el antes como para el después. En primer lugar, para facilitar la extracción son muchos los cultivadores que optan por no regar la planta en las 24 horas previas al trasplante. Así, el sustrato se seca y no se desmigaja cuando al moverla de un recipiente a otro. Pero cuidado, tampoco es conveniente que acabe deshidratada y que esto provoque algún daño en las raíces, por esto mismo hay que prestar atención para no dejarla demasiadas horas sin agua. 

Una vez que la planta está en el nuevo recipiente, la primera vez que se riega es recomendable hacerlo con con una mezcla que incorpore menos nutrientes de lo habitual. Además, hay que emplear, al menos durante los primeros dos días, la misma cantidad de agua que se utilizaba para regarla en la maceta anterior. Esto es así porque a las raíces aún no les habrá dado tiempo de crecer y no es recomendable inundarlas. También es recomendable reducir la intensidad de la luz y controlar especialmente la temperatura con el objetivo de que la planta no acabe por estresarse.

Si se siguen todos estos pasos al trasladar la planta cada vez que sea necesario, nos aseguraremos una buena cosecha y, como extra, sumaremos días de producción de resina en las últimas semanas de maduración. Así que recuerda: el número de trasplantes adecuados hará que las plantas crezcan libres y que sus frutos sean de mejor calidad para poder disfrutar aún más de ellos.