Hace un año, Massachusetts dio luz verde a la legalización del consumo de marihuana recreativa y aprobó una nueva regulación que permite a los mayores de 21 años poseer la sustancia y cultivar plantas de marihuana en sus casas. No obstante, esta ley tiene algunos cabos sueltos importantes: el transporte de cannabis en avión o barco está prohibido porque las aguas y el espacio aéreo son federales, pero hay una norma estatal que dice que permite utilizar estos transportes si la sustancia es legal. ¿En qué quedamos?

Todos lo hemos hecho alguna vez: llegar a la frontera que limita con dos pueblos, dos ciudades o dos países y colocar cada uno de nuestros pies en cada uno de los dos lados. Parece imposible, pero físicamente estamos en dos sitios diferentes y el millón de selfis que tomamos en ese momento son la prueba más fehaciente de que así es. Ahora bien, ¿y si dijéramos que la marihuana en Massachusetts puede ser legal e ilegal al mismo tiempo? También parece inverosímil, pero es algo que en la actualidad está sucediendo en este estado norteamericano.

Massachusetts ha sido una de las últimas regiones estadounidenses en legalizar el uso de la marihuana recreativa. Para todas ellas, la legalización ha tenido importantes ventajas sociales: ha incentivado la creación de nuevos puestos de trabajo y ha reducido las transacciones en el mercado negro. Sin embargo, regular el consumo del cannabis es un camino lleno de obstáculos que no termina al aprobar el uso de la planta. Así, algunos de estos estados pioneros siguen luchando para sortear algunos problemas derivados de la legalización, como la distribución y el transporte.

El transporte de marihuana a las islas de Massachusetts

El caso de Massachusetts es muy particular, ya que el estado comprende algunas islas (como Nantucket o Martha’s Vineyard) a las que tiene que trasladar la marihuana desde el interior de la región. El problema es que el transporte del cannabis, sea por aire o por mar, es ilegal según lo que dicta la norma federal.

Esto significa que si los distribuidores de cannabis mandan sus envíos en ‘ferry’ desde la península, la Guardia Costera tiene total autoridad para incautar la marihuana, aplicando la prohibición del país. Si por el contrario los productores eligen tomar una ruta aérea para llevar sus cosechas a la isla, también existe el riesgo de que la policía intervenga su cargamento, ya que las leyes impiden a los pilotos dirigir aviones si saben que llevan sustancias ilegales a bordo.

Sin embargo, esa misma ley también especifica que las restricciones federales no son aplicables a ningún cargamento de narcóticos, marihuana, depresores, estimulantes u otras sustancias que previamente haya sido autorizado por algún estatuto o agencia de nivel estatal. Entonces, ¿cómo se aplica la norma? A la espera de que las autoridades se pronuncien y den luz sobre estas contradicciones, los productores desconocen si el envío de la marihuana puede ser legal e ilegal. Lo que nos recuerda al caso del gato de Schrödinger, que, según la ciencia, no se puede saber si está vivo o muerto sin destapar la caja que le encierra.

Ante esta ambigüedad, otros estados no se han quedado con los brazos cruzados y han aprovechado cada resquicio legal para impulsar su negocio y evitar que nadie se quede sin cannabis. En concreto, Alaska ha adoptado la medida de no avisar ni al piloto ni a los comandantes del contenido de su carga y únicamente advierten a la policía de que la marihuana viaja a bordo. Si bien la picaresca de Alaska es una solución válida, puede resultar poco eficaz a largo plazo, ya que hay muchas posibilidades de que se cometa el más mínimo error y de que la marihuana acabe en las manos equivocadas. 

Posibles soluciones

Una posible solución a este entuerto sería reformar las leyes estatales que permiten el transporte de la marihuana para que no queden anuladas por el resto de normas federales. El objetivo sería conseguir una autorización válida, sin ambigüedades ni vacíos legales, que permitiese a los productores y a los distribuidores hacer su trabajo bajo el amparo de la ley. No olvidemos que la marihuana es un producto indispensable en muchos botiquines y que las personas que la consumen por sus efectos terapéuticos no pueden esperar hasta que las autoridades tomen medidas definitivas.

De hecho, si la jurisdicción de Massachusetts decide no aprobar una orden nueva, la única alternativa legal sería plantar y vender la marihuana en las propias islas en lugar de transportarla. Pero esto tendría una serie de inconvenientes. En primer lugar, el estado se vería obligado a distribuir las semillas, lo que de nuevo plantearía las mismas preguntas sobre su legalidad. Por otra parte, hay que tener en cuenta que todas las cosechas tienen que pasar unos procesos de control y seguridad en un laboratorio certificado antes de ser comercializadas, por lo que habría que construir nuevas instalaciones en las islas donde se diese este visto bueno. Como si fuese un círculo vicioso, el coste de las infraestructuras tendría también un impacto en los precios de la planta, por lo que muchos consumidores acudirían al mercado negro para comprar el cannabis a mejor precio. 

La Comisión del Control del Cannabis, una agencia estatal de Massachusetts, está estudiando de qué forma puede garantizar que Nantucket y el resto de islas tengan acceso a la marihuana y ya ha reclamado un cambio de los estatutos. Mientras, el dispensario de marihuana Mass Medi-Spa Inc. está planeando la apertura de una de sus sucursales en Nantucket, a pesar de la legislación vigente. 

El cannabis en Estados Unidos

Antes de que se legalizase en California, Nevada y Massachussets, el uso recreativo de marihuana se permitía legalmente en cuatro estados: Alaska, Colorado, Oregon y Washington, así como en el Distrito de Columbia. No en vano, la historia de la legalización del cannabis siempre ha estado unida a la historia de Estados Unidos, un país que en los últimos años ha sabido ver los beneficios de esta planta que produce bienestar, euforia, placer o desinhibición y que tiene importantes efectos terapéuticos.

La nueva regulación aprobada permite a los mayores de 21 años poseer los cogollos y cultivar plantas de marihuana en sus residencias privadas. Ahora solo falta que las leyes estatales y federales se pongan de acuerdo para que los consumidores no tengan impedimentos a la hora de disfrutar de esta planta.