Al consumir marihuana con un vaporizador, pasarse de calor hace que algunos terpenos se volatilicen y que sus efectos no se noten en el cuerpo. Tampoco es conveniente aumentar mucho la temperatura para que el colocón sea muy alto (a no ser que desees eso, claro). De hecho, las temperaturas bajas son ideales para conseguir una mejor concentración de otros cannabinoides. Conocer los valores de temperatura es esencial para aprovechar las propiedades de cada genética. Te decimos cuáles son los que más convienen para cada uso.

Mucha gente prefiere consumir marihuana a través de un vaporizador. Las ventajas son muchas: no produce los elementos tóxicos de la combustión, los dispositivos son muy discretos… Sin embargo, es necesario tener una cierta precaución con la temperatura: no conviene que sea muy alta para evitar perder las propiedades de algunos cannabinoides ni tampoco muy baja si lo que buscamos es dormir o un efecto psicoactivo fuerte. No en vano, muchos vaporizadores comerciales tienen varias opciones para regular esta temperatura.

Efectos potentes con las temperaturas más altas

En definitiva, los grados son un factor muy importante para percibir ciertas sensaciones de la marihuana, tanto como escoger una determinada variedad de cannabis. De hecho, si hemos cultivado o estamos usando un cogollo de una genética concreta por sus efectos, puede que luego no los percibamos tan fuertes si no lo hemos calentado de la forma idónea. 

En general, las altas temperaturas potencian los efectos psicoactivos de la marihuana, mientras que las bajas ofrecen efectos más agradables. Las temperaturas demasiado elevadas pueden activar el THC hasta límites solo aptos para consumidores expertos, pero también llevarse consigo algunos terpenos muy volátiles.

Así, para una variedad con alto porcentaje de CBD, el punto de vaporización debe alcanzar los 180 grados Celsius, con el fin de aprovechar todo su potencial. Esta temperatura es parecida a la que deberíamos aplicar para que el terpeno linalool, que es relajante, se descubra: en este caso, deberemos subir a los 197,7 ºC.

Para algunos expertos, la temperatura ideal para vaporizar está entre 180 y 210 ºC, aunque a partir de los 154, aproximadamente, ya se comienzan a obtener cannabinoides. Tras los 185 empiezan a aflorar los efectos psicoactivos con mayor eficacia. El límite de los 190 es también clave: por encima los efectos son más cerebrales, mientras que por debajo son más corporales. Sin embargo, la temperatura puede ser todavía más alta o más baja, según el efecto que deseemos. Te lo explicamos con detalle. 

Aquellos que gustan de una marihuana potente para relajarse al máximo, disfrutar de un efecto eufórico muy potente o ayudarse para dormir deben calentar el vaporizador hasta altas temperaturas. Los especialistas recomiendan un rango de 187,7 y 221,1 ºC para obtener cannabinoides menos conocidos como el THCV, que da energía. El THCV es conocido por el nombre de ‘el coche de carreras’, debido a que sus efectos son más rápidos y fuertes que los del THC. Al no durar tanto, y si se espera un efecto ‘sprint’ en vez de uno ‘maratón’, resulta más útil para consumirlo. Los que quieran probar a tener el máximo de este cannabinoide pueden jugar con las temperaturas en los cogollos de, por ejemplo, una Durban Poison.

En cuanto a terpenos, a estas temperaturas se obtiene, como hemos dicho, el linalool, un terpeno que ayuda a calmar la ansiedad. Si por ejemplo quieres probar las bondades del beta-cariofileno (con propiedades antiinflamatorias), hay que ir a los 199 ºC.

Productividad y concentración con temperaturas bajas

Sin embargo, no será necesario alcanzar temperaturas tan altas para comenzar a notar ciertos efectos. Por ejemplo, si fumas marihuana para aumentar tu productividad o para enfocarte en la tarea que estás realizando. Para estos casos y una vez elegida la variedad que mejor se adapta a nuestros gustos, los expertos recomiendan unos valores que oscilan entre los 154,4 y los 165,5 ºC. 

En ese rango, el terpeno pineno, que ayuda a la concentración, se activa; también, el cariofileno, un antinflamatorio que reconocerás por su toque a pimienta, o el alfa-terpinol, con un toque sedante. Estas variables también son buenas para obtener un efecto eufórico no demasiado alto, ya que ayudan a liberar THC (el componente psicoactivo de la marihuana por excelencia), pero no como para generar un gran colocón o producir efectos secundarios en las personas que no están acostumbradas a ello.

En el término medio puede estar la virtud

Quizá no quieras que el THC te golpee tanto como te comentábamos al comienzo, pero sí sentir algunos de los efectos. Para ello, hay que dejar la temperatura entre 165,5 y 187,7 ºC. En este rango, el tetrahidrocannabinol hace acto de presencia, y las variedades que estimulan el apetito también empiezan a sentirse. Además, así se pueden realizar otras actividades solo o con amigos, como jugar a algún videojuego o charlar, sin sentirse pesado. 

Entre los terpenos que se paladean a estas temperaturas se encuentra el beta-mirceno, con propiedades analgésicas y antinflamatorias y que comienza a materializarse entre los 166 y 168 ºC. Para los que buscan algún efecto cerebral, pueden apostar por el eucaliptol (también conocido como aceite de eucalipto), que desde los 176 ºC incrementa el flujo sanguíneo en el cerebro y ayuda a estimular. Un poco después, con 177 ºC, comenzarás a sentir los efectos antidepresivos del D-limoneno, que además ayuda a fortalecer el sistema autoinmune. Esto es ideal si no quieres subir hasta los 197 ºC para obtener el linalool, del que hablábamos antes y que también ayuda para los mismos síntomas del estado de ánimo.

Trasteando con las temperaturas y el resto de cannabinoides

Recuerda que todos los cannabinoides comienzan a activarse a partir de los 157 ºC. Por tanto, puedes jugar con una misma variedad y distintas temperaturas con el fin de obtener diferentes efectos. 

El THC empieza a notarse sobre ese rango, pero si calientas con más potencia, el efecto psicoactivo será mayor. Para obtener el mayor potencial del CBD, como te decíamos antes has de subir a 180 ºC, pero a partir de 160 empezarás a notar sus efectos. Por otra parte, el CBN, que tiene un efecto sedante, sale sobre los 185 ºC, y el CBC, con propiedades antinflamatorias, a los 220 ºC (con el riesgo de combustión que eso comporta).

En definitiva, elige bien la variedad y luego aplica con cuidado la temperatura para obtener los efectos que deseas. Has de tener mucho cuidado con las temperaturas altas para no perder propiedades en forma de terpenos y cannabinoides y que el vapor que tomes sepa peor. Con cuidado podrás disfrutar de todas las características de una variedad, y encima con una potencia personalizada.