La elección del medio de cultivo idóneo para nuestras plantas de marihuana dependerá de factores como el tiempo que podamos dedicarle o el presupuesto del que dispongamos. Mientras que el cultivo en tierra produce intensos olores y sabores, la hidroponía y la fibra de coco ofrecen una mayor velocidad de crecimiento y un mayor control sobre los nutrientes que recibe el cannabis.

Como bien saben quienes deciden cultivar marihuana, uno de los factores clave a la hora de iniciarse en este arte es elegir bien el tipo de sustrato que vamos a utilizar. Las plantas de cannabis van a desarrollarse siempre que sus raíces tengan espacio para crecer y puedan obtener el agua, oxígeno y los nutrientes que necesitan en niveles adecuados.

Así, existen varias formas de satisfacer estas necesidades recurriendo a los sustratos más extendidos, de la tradicional tierra a la fibra de coco pasando por los medios hidropónicos. Cada uno de ellos tiene características distintas que se traducen en diferencias en los cuidados que debemos dar a nuestros cultivos y en los resultados que obtendremos.

Una opción tradicional: el suelo

El suelo tratado con compost es uno de los medios más utilizados y populares en el cultivo de todo tipo de plantas, puesto que es orgánico, relativamente fácil de utilizar y muy accesible. El preparado de tierra para cannabis contiene de forma natural algunos nutrientes, lo que significa que podrá proporcionar a las plantas todo lo que necesita para crecer durante, al menos, las primeras semanas de vida.

Para quien decida emplear este tipo de sustrato, lo más aconsejable es usar uno a base de compost esterilizado, suelto y libre de turba, que normalmente se denominan mezcla orgánica para semillas. Asimismo, es recomendable añadir al menos un 20 o 30 % de algún acondicionador del suelo como perlita, para aportar drenaje y mantener la tierra oxigenada y aireada y permitir así que las plantas de marihuana crezcan más rápido.

Si bien, comparado con el cultivo con fibra de coco o en hidroponía, las plantas se desarrollan un poco más despacio, el resultado es un cannabis con un sabor y olor más potentes. Por eso, utilizar un suelo orgánico mejorado con compost suele dar como resultado una marihuana con un perfil de gustos y fragancias complejo. También, cultivar plantas en una mezcla de suelo estándar y añadir nutrientes al agua puede producir unas plantas muy similares a las obtenidas con fibra de coco. 

Los suelos orgánicos vivos albergan comunidades de microorganismos que componen un ecosistema similar al que podríamos encontrar en la naturaleza. De esta forma, los nutrientes se descomponen y llegan directamente a las raíces, por lo que no suele ser necesario añadir más nutrientes o modificar el pH del agua. No obstante, es recomendable replantar a suelo nuevo antes de que las plantas comiencen a producir cogollos. 

Por otro lado, cuando hablamos de cultivo en suelo, también solemos hablar de cultivos en exterior. Al aire libre, normalmente, se obtienen mayores cosechas, pues no hay limitaciones de altura y en tierra las raíces pueden crecer y ramificarse libremente.

Los sustratos de fibra de coco y perlita

La fibra de coco, la perlita, la vermiculita y la lana de roca son sustratos ligeros e inertes. Esto último significa que necesitarán que añadamos una cantidad adecuada de nutrientes desde los primeros riegos. Así, como en el caso del cultivo hidropónico, este tipo de plantaciones requiere unos cuidados más exigentes que aquellas cultivadas en sustratos ricos en nutrientes.

Sin embargo, esta necesidad también puede suponer una ventaja. La fibra de coco, considerada por muchos como un punto intermedio entre la tierra y la hidroponía, permite a los cultivadores tener un mayor control sobre la alimentación de sus plantas que aquellos que optan por la tierra. Como reciben los nutrientes directamente en las raíces, este tipo de sustrato produce un crecimiento más rápido y cosechas más productivas que en aquella. Otra de las ventajas de utilizar uno de estos medios es que es más difícil que tengas problemas con exceso de agua o con microorganismos perjudiciales.

Aunque existen muchas posibilidades a la hora de elegir los ingredientes para este tipo de sustratos inertes, los más populares son la fibra de coco y la perlita. La combinación de ambos funciona muy bien en los cultivos de cannabis y presenta gran tolerancia a los cambios, por lo que se suele aconsejar en el caso de principiantes. Además de en preparados de este tipo, ambos materiales están presentes en mezclas de suelo con tierra, debido a que mejoran las propiedades de este sustrato.

Cultivando en agua

La hidroponía se refiere a aquel sistema en el que las plantas no se cultivan en ningún tipo de sustrato, sino que sus raíces se desarrollan en el agua. Al igual que ocurre con los materiales inertes como la fibra de coco, este tipo de cultivos carecen de sustrato vivo, por lo que necesitan que aportemos nutrientes de forma equilibrada según la etapa de ciclo vegetal.

Asimismo, y ya que no hay elementos amortiguadores como en el suelo, en los cultivos hidropónicos es muy importante controlar la concentración de minerales disueltos en el agua, expresada en términos de conductividad eléctrica, así como otras variables como el pH y la temperatura. Además, este método requiere la utilización de dispositivos como bombas o temporizadores, de forma que se convierte en una forma de cultivo más técnica.

Pero más allá de los cuidadores que precisa, los cultivos en hidroponía crecen rápido, son muy sostenibles —la disolución de agua y nutrientes circula continuamente—, tienen una abundante floración y una gran producción. Unas ventajas que hacen de este sistema uno de los más utilizados tanto dentro como fuera de la agricultura cannábica.

Aunque pueda parecer una técnica más complicada al principio, tanto los cultivadores más experimentados como los primerizos obtienen muy buenos resultados. De hecho, es posible observar una de las mayores de tasas de crecimiento de las plantas de cannabis, sobre todo si combinamos el método con lámparas de tipo HID especiales para crecimiento, como las luces de alta presión de sodio (HPS) o focos de halogenuros metálicos de cerámica (LEC).

Si bien como hemos visto cada tipo de sustrato tiene sus ventajas e inconvenientes, no puede afirmarse que exista un método definitivo ni superior al resto. La técnica más adecuada en cada caso dependerá de las preferencias de cada cultivador y de factores como el tiempo para dedicar, su presupuesto o el espacio del que disponga. 

Por ejemplo, para aquellas personas que no puedan emplear demasiado tiempo o esfuerzo en su plantación sería preferible utilizar la tierra como sustrato. La hidroponía requiere mayores dosis de dedicación, de dinero y de conocimientos para mantener la cosecha en condiciones óptimas. Por eso, los cultivos con sustratos inertes como la fibra de coco sirven como alternativa para aquellos que deseen iniciarse en la hidroponía, pero no disponen ni del tiempo ni del presupuesto suficientes. 

Sin embargo, si atendemos a la calidad, lo más aconsejable será el cultivo de marihuana en tierra, pues obtendremos unas plantas con olores y sabores inigualables. La fibra de coco ofrece una buena relación entre la sencillez del cultivo y el rendimiento de la cosecha, mientras que la hidroponía beneficia especialmente a quienes se preocupan sobre todo por el volumen de la producción.

Una vez conocidos los pormenores de cada método, te toca a ti elegir el que mejor se adapta a tus posibilidades y preferencias para ponerte manos a la obra.