Desde cementerios a neveras, estaciones de metro, autobuses escolares enterrados o el baño de señoras de un bar: cualquier lugar es bueno para hacer crecer nuestras plantas sin dejarlas expuestas a ojos de cualquiera. Ante las restricciones legales solo queda actuar y seguir disfrutando de lo que más nos apasiona.

Las políticas prohibicionistas impiden cuidar nuestras plantas de cannabis como se merecen. Eso implica no poder darles el espacio adecuado ni la cantidad de luz y de agua perfecta para cada cultivo. Teniendo en cuenta esto, dejarlas a la vista de cualquiera para mostrar su vigor con orgullo se convierte en misión imposible. Sin embargo, dicen que ante los obstáculos aparece el ingenio, y son muchos los cultivadores y usuarios de marihuana que piensan en ideas increíbles para no tener que renunciar a lo que más les gusta. Algunos, aunque la ley esté de su lado, proponen opciones nuevas solo por hacer algo diferente.

En un cementerio

En busca de un lugar tranquilo, alejado de miradas curiosas y del ir y venir de la gente, algunos en los últimos años han decidido cultivar en cementerios. En el año 2000 fue un joven de 35 años, de Illinois (Estados Unidos), el que tuvo la gran idea: aprovechaba una zona boscosa del lugar santo (alejada de las fosas pero dentro del recinto) para cuidar sus 29 plantas de consumo personal. En el año 2008 otras dos personas, de 44 y 46 años, lo hicieron en Vietnam, para lo que cogieron prestados 25 metros cuadrados de un cementerio de la capital. En ambos casos los cultivadores tuvieron mala suerte y su trabajo fue encontrado por la policía. Sin embargo, su experiencia puede servir de referencia para quienes busquen un sitio diferente y arriesgado.

Foto: witn.com

En un autobús escolar enterrado

Tal y como están las cosas últimamente hay que reciclar. Por eso, si te encuentras un autobús escolar abandonado, ¿qué mejor que enterrarlo bajo tierra y aprovecharlo para plantar tu cannabis? Eso pensaron hace 5 años algunos agricultores de Lenoir County, un condado de Carolina del Norte, que tuvieron que cavar profundamente, utilizando varias excavadoras, para meter el vehículo de gran envergadura y acondicionarlo como era debido. Lo más sorprendente de todo es que ni los vecinos de la zona se percataron del proceso ni de lo que se escondía debajo de la tierra del lugar, hasta que encontraron a uno de los cultivadores con marihuana.

Foto: Tipton Green Police

En el baño de señoras de un bar

¿Quién podría imaginar que en un lugar tan insospechado y abierto al público podría esconderse un cultivo por valor de 5000 libras (alrededor de 6800 euros)? Eso es lo que pensaron los propietarios de un bar de Birmingham (Reino Unido) que hace un año decidieron cuidar 110 plantas en el baño de señoras. Justo al lado de la puerta un cartel indicaba que el consumo de este tipo de productos estaba prohibido en el establecimiento. Por desgracia la hierba fue destruida. Por suerte, nadie fue arrestado. En cualquier caso, parece un lugar perfecto, sobre todo si el 100 % de la clientela son hombres.

En zonas de aguas residuales

A algunos les puede resultar poco higiénico y hasta nada apetecible, pero es bastante útil para que el intenso olor de la hierba se camufle con otro mucho más desagradable. Hace un par de meses en Wiltshire, Reino Unido, alguien pensó que la mejor opción era utilizar una zona en desuso de una granja de aguas residuales. El hedor era tal que difícilmente alguien podía detectar el de nuestra hierba preferida. Eran alrededor de 80 ejemplares que habían crecido hasta el metro y medio sobre un suelo enriquecido a base de deshechos.

En las instalaciones del metro

Italia siempre ha sido uno de los países europeos más restrictivos con respecto al cultivo y consumo de cannabis, aunque en los últimos tiempos se ven grandes avances impulsados por la comunidad de activistas. Ante las restricciones, un grupo de usuarios decidió utilizar una zona abandonada de las instalaciones del metro de Roma para cuidar 340 kilos de plantas con un valor estimado de casi 4 millones de dólares (alrededor de 3 millones de euros). En este caso, el aroma a cannabis llegaba hasta la entrada del metro, lo que alertó a los trabajadores y autoridades que encontraron la producción y, con ella, todo el costoso equipo de procesamiento. No es la primera vez que alguien decide utilizar este tipo de sitios para cultivar: en otras ocasiones también se aprovechan túneles y zonas sin utilizar de las vías del ferrocarril.

Foto: Clarín.com

En un túnel tapiado

Los pasadizos secretos también ayudan en estos casos. En 2011 varios argentinos se aprovecharon de un antiguo túnel, que antes servía para la comunicación peatonal entre varias zonas de Buenos Aires y que había sido tapiado, para hacer crecer 35 plantas que estaban siendo alimentadas por un precario sistema de riego e iluminación. Los ciudadanos se percataron de la situación debido a un incendio en el propio cultivo, causado por un problema en la instalación eléctrica. Lo más curioso de todo es que la Policía Federal tiene un puesto fijo para el control de los vehículos muy cerca de ese punto.

En una CPU

Si alguien quiere cultivar en el hogar, sin hacerlo en el jardín, terraza o azotea, ¿por qué no utilizar una CPU antigua? Es fácil: solo hay que vaciarla por dentro, introducir las macetas e incorporar algún sistema de iluminación que puede controlarse manualmente. Seguro que nadie se atreve a echar un vistazo dentro del dispositivo, que se camufla perfectamente con el resto del mobiliario.

Foto: marijuanagrowing.com

En una nevera

En foros hay quien propone el interior de un refrigerador inservible. Se oculta perfectamente de la vista de invitados, protege a la hierba de daños externos, tiene luz por sí mismo y alegra la vista al propietario de la casa mientras deje la puerta abierta.

El ingenio y la necesidad siempre vienen de la mano. Ya dicen que quien quiere puede, aunque siempre hay que actuar con cautela para evitar llamar la atención. Seguro que otros tienen ideas similares que serán útiles al resto de la comunidad.