Como muchos fabricantes de papel de fumar, OCB se define por su larga historia. Y el nombre "OCB" no es más que un acrónimo que representa los elementos más importantes del pasado, presente y futuro de esta compañía.

Índice de Contenidos

  1. O de Odet
  2. C de Cascadec
  3. B de Bolloré

OCB es una de las marcas de papel de fumar más populares y antiguas del mercado actual. Su origen data de principios del siglo XIX, cuando los fabricantes de papel andaban en pleno frenesí tratando de descubrir una manera más fácil y más barata para hacer papel, que tradicionalmente se fabricaba a partir de restos de cáñamo, lino y algodón que se comprimían para elaborar el material de escritura.

Como puedes imaginar, era un material mucho más caro en ese entonces que en la actualidad. Pero en la primera década de 1800, varios inventores en diferentes partes del mundo patentaron sus propias máquinas de fabricación de papel continuo y comenzaron a introducir la celulosa procedente de la madera en el proceso. Aquí es donde encontramos el nacimiento del negocio de OCB y el significado de sus siglas.

O de Odet

Todo comienza en el año 1822. Justo cuando la fabricación de papel avanzaba enormemente, dos hermanos franceses, René y Guillaume Bolloré, sientan las bases de una nueva estirpe de papeleros que se extenderá a lo largo de seis generaciones en su Francia natal. Para ello abrieron su primera fábrica de papel a orillas del río Odet en la localidad de Ergué-Gabéric, en el departamento de Finisterre, en el extremo occidental del país. Tener una fuente de agua abundante y constante era crucial para la fabricación de papel, ya que era un ingrediente esencial para formar la pulpa. Así, como un guiño a su fundación, la "O" en OCB representa el caudaloso río Odet.

C de Cascadec

En 1893 la familia Bolloré alquila una fábrica papelera en Cascadec, en la localidad de Scaër, para ampliar su negocio. Fue con esta decisión que OCB comenzó a pasar de ser una simple fábrica de papel a ser una verdadera empresa. Cuando se alquiló por primera vez la fábrica de Cascadec, los papeles de liar no eran el producto principal que se fabricaba. Hasta ese momento OCB había estado compartiendo el espacio de estas instalaciones con la fabricación de papel de carta, papel de algodón, papel de muselina y otros productos de papel. Pero a medida que la demanda de los papelillos de fumar aumentaba, finalmente se convirtieron en el producto principal, lo que culminó con la compra de la fábrica en 1917. Pero solo cuando René Bolloré creó la marca Odet Cascadec Bolloré en 1918, la historia de OCB realmente comenzó a desarrollarse.

B de Bolloré

Así que la última letra del acrónimo no es otra que el apellido de la familia fundadora. Fue la segunda generación de los Bolloré la que pudo registrar oficialmente el nombre OCB en 1923 y comenzar a fabricar en masa papel de fumar OCB. En 1930 las dos fábricas producían cerca de 2.000 toneladas de papel en bobinas, con el que elaboraban 86 millones de librillos de papel para cigarrillos. El 90% de esta producción era para la exportación, especialmente a EE.UU. De hecho, durante la ocupación de la Segunda Guerra Mundial, los Bolloré hicieron que sus ingenieros abrieran otra fábrica en Carolina del Norte solo para mantenerse al día con el mercado estadounidense.

Una vez finalizada la guerra, la fábrica de Cascadec vuelve a funcionar a pleno rendimiento, tanto que aumentaron unas instalaciones que contaban con más de 350 empleados y fabricaba, además de papel de fumar, papel para hojas de Biblia, bolsita de té y papel aislante para condensadores eléctricos. Fue a mediados del siglo XX que OCB concibió algunas de sus ideas más novedosas, como patrocinar el Tour de Francia de 1948 con un camión que podía cortar y doblar papel delante del público.

Así llegamos el año 1981, cuando uno de los hermanos, Vincent Bolloré, toma las riendas de la saga familiar y crea la compañía Bolloré Technologies. Este año la empresa experimentó un gran crecimiento y se convirtió en un grupo de gran prestigio internacional que proporciona al papel de liar y a OCB los medios industriales necesarios para asegurar su futuro, trasladando la fabricación a Perpignan.

Hasta que llegan los albores del nuevo siglo y en el año 2000, Don Levin, cliente de Bolloré Technologies desde 1960 y propietario de la multinacional Republic Tobacco, compra a los hermanos Bolloré la marca OCB y la fábrica de Perpignan. Don Levin proporcionó a la gran empresa todos los medios y recursos para seguir creciendo, convirtiendo desde entonces a OCB en una marca de accesorios de fumador de culto en los cinco continentes.