Aunque durante años un sector de la sociedad ha criticado con dureza los efectos negativos del cannabis, ahora desmentidos por numerosos estudios, los peligros de otras plantas totalmente implantadas en la rutina de casi toda la población han sido largamente ignorados. Desde las moras al café, pasando por la amapola o la nuez moscada, estas son algunas plantas comunes con las que hay que tener más cuidado que con la marihuana. 

Patata, café, nuez moscada… Nombres de sobra conocidos para todos e ingredientes habituales de muchos platos y bebidas. Aunque consumidos en la cantidad justa o preparados de la manera adecuada no son peligrosos, existen determinados momentos en los que hay que tener cuidado con las plantas de las que proceden. El cannabis, sin embargo, se ha llevado la mala fama.

El café, la bebida que se obtiene a partir de las semillas tostadas y molidas de los frutos de la planta homónima, es uno de los productos más consumidos para desprenderse del cansancio y del sueño matinal. Sin embargo, beberlo en exceso puede tener consecuencias muy negativas. Así, y según un estudio publicado en la revista ‘Journal of Orthopaedic Surgery and Research’ en 2006, tomar demasiado café aumentaría el riesgo de padecer osteoporosis y otras enfermedades óseas. Además, y según una investigación de la Universidad de Durham publicada en 2009, aquellos que consumen seis o más tazas al día son candidatos a sufrir alucinaciones leves.

Sucede lo mismo con la nuez moscada, empleada como especia culinaria en un gran número de platos. Aunque los aficionados a la cocina no tienen que preocuparse —en pequeñas cantidades no produce ningún efecto adverso—, en dosis elevadas puede producir un colocón de más de 24 horas de duración. De hecho, en grandes cantidades se convierte en una sustancia peligrosa, que produce palpitaciones e incluso convulsiones, así que cuidado a la hora de echarla a los guisos. 

Otra de las plantas con la que hay que tener cuidado es la mora verde, ese fruto de la zarzamora que aún no han alcanzado la maduración. Aunque cuando recojamos o comamos moras rojas o negras es fácil que alguna verde caiga en la cesta, no hay que comerlas, ya que contienen una molécula tóxica, la saponina, que puede llegar a causar alucinaciones. Además, consumidas en grandes cantidades, estas frutas no maduras pueden producir una sobreestimulación del sistema nervioso y ocasionar también fuertes náuseas, dolor estomacal y un potente efecto laxante.

Otras plantas peligrosas

Sumamente apreciadas tanto en la cocina como desde un punto de vista medicinal, las semillas de amapola no siempre son beneficiosas para el cuerpo humano. De hecho, y además de proceder de la planta de la que se extraen opiáceos como la heroína o la morfina, consumir en exceso estas semillas puede causar efectos tóxicos parecidos a los de otros derivados de la flor. Por ello, y aunque aportan nutrientes y ayudan a cuidar el sistema cardiovascular, es importante no descontrolar su consumo para evitar un efecto laxante excesivo, así como mareos y náuseas.

Finalmente, y aunque sus riesgos son desconocidos para muchos, también hay que tener en cuenta que las patatas pueden suponer en ocasiones un riesgo para el organismo. ¿Cómo? Al consumir un alcaloide tóxico llamado solanina que contienen estos tubérculos. La solanina es producida por la planta como modo de defensa contra los insectos y la contienen en altas cantidades los tubérculos en fase de desarrollo. En concreto, se encuentra justo debajo de la piel, por lo que eliminarla es especialmente importante cuando procedemos al consumo. Además, evitar aquellos tubérculos que no estén maduros también nos ahorrará más de un disgusto.

Si la mala suerte o el poco cuidado hace que acabemos ingiriendo el alcaloide —que solo entraña riesgos a partir de ciertas cantidades— podremos sufrir desajustes gastrointestinales y neurológicos. Es decir, que se puede padecer un abanico de síntomas que abarca desde el malestar estomacal y digestivo, los vómitos, la diarrea, las náuseas, el dolor de cabeza o los vértigos a la pérdida de conciencia, las alucinaciones, la hipotermia o la bajada de tensión en los casos de mayor toxicidad.

Por todos estos motivos, y aunque los productos basados en estas plantas estén muy implantados en la rutina y nadie nos avise sobre sus riesgos, hay que tener especial cuidado a la hora de consumirlos, ya que son mucho más dañinos que nuestra planta favorita