El mundo de la marihuana, amplio y variado, es perfecto para que cultivadores, tanto expertos como recién iniciados, experimenten y desarrollen sus habilidades. Las posibilidades que ofrece son enormes: interior, exterior, técnicas de cultivo hidropónicas, variedades recreativas, medicinales… Todo un abanico de posibilidades que se extiende también al sexo de la propia planta, algo que es fundamental detectar para conocer a fondo sus particularidades. Solo así conseguiremos que nos ofrezca resultados inmejorables a la altura de nuestras expectativas.

El sexo de nuestra planta no es ni mucho menos algo que debamos perder de vista. A fin de cuentas, es el encargado de determinar, por ejemplo, si podrá producir cogollos o semillas de marihuana. Pero ¿qué es exactamente el sexo de una planta de marihuana?

Cómo identificar una planta de marihuana?

En primer lugar debemos aclarar que la marihuana es una planta unisexual. Esto significa que puede desarrollar flores femeninas (o sea, planta hembra), masculinas (planta macho) y de ambos sexos a la vez (planta hermafrodita). Tenemos a nuestra disposición técnicas que nos ayudarán a determinar qué planta tenemos ante nuestros ojos de manera muy sencilla, así como algunos truquitos para que se encamine hacia donde nosotros le marcamos. Si no quieres llevarte una sorpresa, lo mejor será que tomes buena nota de todo ello.

Determinar el sexo puede realizarse tan pronto como la marihuana alcance su periodo de prefloración, que ocurre entre la cuarta y sexta semana de crecimiento. Lejos de necesitar lupas, microscopios o amplios conocimientos en botánica, bastará con que prestemos un poco de atención y nos fijemos en el tallo de las hojas más nuevas. Muy en especial, en la zona donde se unen al tallo central.

En ella, las femeninas desarrollarán una bolita en forma de pera de la que crecerán dos pequeños pelos, generalmente blancos, llamados pistilos. Se desarrollan en forma de uve y en etapas posteriores se agruparán formando nuestros preciados cogollos. En caso de no localizarlos, es importante que no entremos en pánico. Tan solo significa que nuestra planta todavía no ha alcanzado su madurez sexual, así que tendremos que esperar un par de semanas más para determinar su sexualidad.

Cómo saber si una planta es hembra?

Existen diversas técnicas para potenciar el crecimiento de una planta hembra. Por ejemplo, mantener niveles altos de nitrógeno y bajos de potasio o utilizar luz azulada y temperaturas bajas durante las dos primeras semanas. Aunque son sin duda buenos consejos, no olvidemos que tan solo son técnicas que hacen aumentar las posibilidades de que la planta sea hembra, pero no lo garantizan al cien por cien.

Una vez determinado el sexo femenino de una planta de marihuana, es importante que la mantengamos separada de masculinas y hermafroditas. De lo contrario, correremos el riesgo de que la polinicen y deje de producir los cogollos repletos de resina que tanto nos gustan, para empezar a dar semillas, el fruto de la concepción.

Si nos encontramos ante una planta masculina, comprobaremos que en este caso aparecerá la misma bolita pero sin los pistilos blancos. En su lugar, desarrollará bolsitas que posteriormente serán las encargadas de contener el polen. Entre otras diferencias que presentan frente a las hembras, la planta desarrollada también suele ser más alta y con ramas más irregulares y tiene menos hojas e internudos.

Las plantas macho tienden a desarrollarse en ambientes con niveles bajos de nitrógeno y altos de potasio. Las temperaturas altas y la luz roja también aumentan las posibilidades de que nuestra planta crezca como macho. La excesiva o escasa cantidad de agua o el abuso de nutrientes también contribuirán a que la marihuana sea de sexo masculino.

Cómo saber si una planta de marihuana es macho?

El mayor beneficio de determinar pronto si nuestra planta es masculina es que estaremos a tiempo de sacarla de nuestro área de cultivo, evitando así que polinice a las femeninas y arruine nuestra cosecha. Generalmente suelen destruirse porque contienen niveles muy bajos de THC, y fumándola tendremos más posibilidades de ganarnos un dolor de cabeza que de colocarnos. No obstante, si estamos intentando producir nuestras propias semillas, merecerá la pena que nos la quedemos. Al fin y al cabo, en el mundo del cultivo de marihuana todo depende del uso que le vayamos a dar.

Finalmente, existe una tercera opción: que tengamos ante nosotros una planta de marihuana hermafrodita. En la mayoría de los casos, son fruto de una polinización, que hace que las femeninas crezcan desarrollando también órganos sexuales masculinos. Como en los casos anteriores, nos enseñarán estas pequeñas bolitas en forma de pera, con los pistilos blancos pero también con los sacos de polen de las masculinas.

Las hembras para los cogollos

Generalmente se desarrollan en condiciones de cultivo con estrés. Interrupciones constantes del periodo de oscuridad, mucho calor o frío, nutrientes incorrectos… Todo ello favorecerá que nuestra planta acabe presentando ambos sexos.

Realmente no existe ningún beneficio claro para mantener una hermafrodita. Se polinizan a sí mismas, y también al resto de las femeninas del área de cultivo. No produce cogollos y las semillas son bastante débiles. Por todo ello, es comprensible que tener una masculina o hermafrodita en la misma habitación que las femeninas es una decisión bastante arriesgada. Pueden polinizarla y hacer que empiece a producir semillas. Si no tenemos interés en que esto ocurra, lo mejor que podemos hacer es sacarlas inmediatamente del área y evitar cualquier contacto. Mientras lo hacemos y para cubrirnos las espaldas, es recomendable tapar las femeninas con una bolsa de plástico.

Finalmente, hay que decir que la mayoría de los bancos de semillas ponen a nuestra disposición dos productos fundamentales: las variedades de semillas regulares y las semillas feminizadas. Esto significa que tenemos la oportunidad de comprar semillas que han sido alteradas genéticamente para que crezcan como femeninas. Con ellas, no habrá tanta necesidad de comprobar sexo y de estar pendientes durante su floración. Si bien es cierto que la feminidad de la planta no se garantiza al 100%, con ellas partimos con un 95% de posibilidades a nuestro favor.

No obstante, para eliminar cualquier posibilidad de que nuestra planta se desarrolle como masculina o hermafrodita, la clonación es seguramente la mejor de nuestras opciones. Teniendo en cuenta que recibe el 100 % de las características de la madre, si estamos convencidos de que esta lo es, la que nos disponemos a cultivar también lo será.

Una vez comprendidas la diferencias entre los sexos que la planta puede desarrollar, solo queda aclarar nuestras ideas y determinar qué esperamos obtener de nuestro cultivo. Con la decisión tomada, tan solo habrá que añadir a la fórmula un poco de maña y atención para que nuestra marihuana se muestre en su máximo esplendor de la manera en que nosotros prefiramos.