El gobierno de Justin Trudeau acaba de autorizar el libre consumo y la producción de marihuana con fines recreativos en todo el territorio canadiense. Se trata del segundo país del mundo, después de Uruguay, en legalizar el cannabis en términos absolutos. Siendo la primera gran economía del G20 en tomar esta medida, es previsible, que el modelo canadiense será seguido muy de cerca por aquellas potencias que se debaten por la legalización de la marihuana. Os contamos cómo funcionará este nuevo marco legal que entrará en vigor el 17 de octubre.

El joven candidato a las elecciones presidenciales de Canadá, Justin Trudeau, llegaba en 2015 siendo favorito con varias propuestas que le diferenciaban bastante de sus contrincantes, una de las más importantes, legalizar el cannabis. Han pasado tres años desde su nombramiento como primer ministro de Canadá, para que Trudeau pudiera saborear esta victoria que se ha hecho tanto de rogar, y poder demostrar a sus votantes que cumple con sus promesas electorales. El Senado aprobó este 19 de junio la legalización de la marihuana, con 52 votos a favor, 29 en contra y dos abstenciones.

El proyecto de ley C-45, también conocido como Cannabis Act, se introdujo por primera vez en abril de 2017 en la Cámara de los Comunes y fue aprobado en noviembre. Desde entonces estuvo obstaculizado en el Senado durante meses, hasta que han podido resolver todos los flecos pendientes. Aunque el gobierno canadiense había declarado inicialmente que la legalización tendría plenos efectos en julio de 2018, lo cierto es que habrá que esperar hasta el 17 de octubre de este año. Esto se debe a que serán las administraciones estatales y locales las encargadas de redactar sus propias reglas en relación con la venta de cannabis recreativo, y necesitan un margen de varias semanas para hacer dicha transición del Senado al nuevo marco estatal.

Todo este largo proceso nos da una idea de la importancia que ha tenido este proyecto de ley, dentro y fuera del país norteamericano. Uruguay fue el primer país del mundo en legalizar la producción, venta y consumo de cannabis en diciembre de 2013. Sin embargo, Canadá se ha convertido formalmente en la primera nación del G20 (la agrupación de las 20 mayores potencias del mundo) en autorizar el libre consumo y producción de marihuana. Esto ha puesto todos los focos y la presión en el gobierno de Trudeau, puesto que su modelo puede servir de referente para todas aquellas grandes economías que se hallan en el debate de seguir o no por el mismo camino.

De esta forma, Canadá logra poner fin a una legislación muy restrictiva que llevaba en vigor desde 1923. Aunque el melón se abrió en 2001, con la autorización del uso medicinal del cannabis, lo que permitió a Canadá ponerse pronto a la vanguardia de la producción y la investigación del cannabis, siempre con fines medicinales. La nueva normativa, que tiene un carácter equilibrado y de responsabilidad, pretende dar respuesta al narcotráfico y otros problemas instalados con el mercado negro. Una voluntad que quiso expresar Trudeau en forma de tuit el día de la aprobación legislativa: “Ha sido muy fácil para nuestros niños hacerse con marihuana y para los criminales cosechar beneficios. Hoy cambiamos eso”.

En qué consiste la nueva normativa 

El nuevo marco normativo sobre la producción se aplica a nivel federal en todo Canadá, pero en el caso de las ventas, son las administraciones estatales y locales las que tendrán mayor poder de decisión tanto sobre los establecimientos públicos como privados. Por ello, por ejemplo, mientras que el proyecto de ley ha fijado en 18 años la edad mínima para poder consumir cannabis, algunas provincias ya han indicado que en sus territorios será a partir de los 19 años de edad, como ocurre con las bebidas alcohólicas también. Asimismo, el 75% del dinero recaudado por los impuestos al cannabis llegará a las arcas provinciales, mientras que el 25% restante irá al erario federal.

La nueva ley estipula que el cannabis vendido en establecimientos legales tiene que ser producido por compañías autorizadas, de las que muchas ya se dedican hoy al cannabis medicinal. Los establecimientos, al igual que ocurre con las bebidas alcohólicas, deben tener una licencia local y la marihuana no se podrá vender en el mismo lugar que el alcohol o el tabaco. Los usuarios podrán practicar también el autocultivo, sin pasar de cuatro plantas por persona, así como preparar sus propios productos cannábicas. La normativa permitirá llevar y compartir hasta 30 gramos de marihuana en la vía pública.

El gobierno también ha preparado una reforma de la normativa de tráfico, para incluir apartados que aborden las repercusiones de conducir bajo los efectos del cannabis. El gobierno canadiense ha querido dejar todos estos aspectos bien cerrados antes de aprobar la ley, puesto que la oposición será dura durante los primeros meses. De hecho, regiones importantes como Manitoba y Quebec han expresado su rechazo con esta batería de medidas, pero Trudeau se ha mostrado inflexible y el Senado ha optado por no prolongar más los debates sobre la propuesta de ley. Veremos si estos dos estados no llevan a los tribunales el caso para defender su postura.

Un ‘boom’ en la economía canadiense 

Se espera que esta nueva ley active una industria de miles de millones de dólares. Los canadienses gastan cada año alrededor de 6.000 millones de dólares (unos 4.650 millones de euros) en la compra ilegal de marihuana, así que se prevé que con la legalización este segmento de la economía sumergida saldría a flote. Según las estimaciones, la industria del cannabis en Canadá podría crecer hasta tener una facturación de 3.000 millones de euros anuales en los tres primeros años tras la legalización.

Los bancos podrán dar créditos y el cannabis podrá incluso cotizar en bolsa. De hecho, en la bolsa de Toronto ya existen agencias comercializadoras de derivados de cannabis y fondos especializados en invertir en este sector. Con la legalización, estas acciones y activos financieros de la industria cannábica están viviendo un auténtico boom. Un proceso que, por ejemplo, en Estados Unidos no ha ocurrido, ya que al no ser legal a nivel federal, la industria cannábica tiene que desmarcarse de la bolsa y los bancos, incluso invirtiendo en sus propias criptomonedas.

Inversores de todo el mundo, alentados por el frenesí de la legalización, están invirtiendo dinero en empresas canadienses relacionadas con el cannabis. Esto está consiguiendo que firmas canadienses que ya eran importantes debido a la marihuana medicinal, como Canopy Growth, Aurora Cannabis o Aphria, se coloquen a la cabeza del mercado mundial y a la vanguardia del sector. El paso que ha dado Canadá ha sido histórico, y marcará el rumbo del país en términos socioculturales y económicos durante los próximos años. Además se trata de una buena noticia para el resto del mundo, que ve cómo cada año nuevas legislaciones favorecen a la planta.