Si has leído acerca del descubrimiento de una nueva y extraña especie de cannabis de origen australiano, no creas todo lo que te han contado. La supuesta investigación que citan numerosos blogs cannábicos sobre que unos científicos de la Universidad de Sydney han encontrado una cuarta especie de cannabis resistente al frío no aparece en la base de datos de la Universidad, y la noticia parece ser una simple copia de otra antigua. La variedad es real, pero su existencia se conoce desde hace más de una década. Todo es un fake.

A finales del año pasado, un supuesto estudio de la Universidad de Sidney inundó la blogosfera cannábica. Según la noticia, publicada por la cadena NBC y reproducida poco después por en ireadculture, un grupo de investigadores acababa de certificar la existencia una variedad nueva y muy extraña de cannabis en las montañas de Australia. La noticia era falsa y lo que se anunciaba como el descubrimiento cannabico del año resultó que no era más que un hoax muy elaborado.

El activista cannábico Dana Larsen, exeditor de la revista Cannabis Culture, salió al paso asegurando que esa planta se conoce desde 1999, y que él ya había escrito sobre ella. Además, la citada universidad confirma a La Mota que no tiene constancia del estudio ni del supuesto líder de la investigación, un tal Christopher Pool (un nombre que coincide curiosamente con el del creador del sitio especializado en memes 4Chan, Christopher Poole). La información que muchos medios reprodujeron no es más que una copia de un artículo publicado hace más de diez años, aderezada con datos de dudosa procedencia.

Según explica la nota de ireadculture, el hallazgo de la nueva especie de cannabis tuvo lugar en 2010, cuando un grupo de personas descubrieron una planta muy similar a la marihuana en las montañas australianas. Según dicha publicación, donaron una parte a un laboratorio de la Universidad de Sidney para que el investigador Christopher Pool analizara si realmente se trataba de cannabis. La planta descrita tiene una estructura de crecimiento similar, pero las hojas “apenas se parecen”.

Según las supuestas pruebas de ese laboratorio, la especie sería resistente a temperaturas de congelación, tendría las hojas lisas y podría crecer siguiendo el modelo de un arbusto, bastante alejado al de la marihuana. El principal problema para seguir investigando sobre esta posible cepa, siempre según ireadculture, sería que Pool carece de semillas para cultivar, y que su departamento se habría gastado todo su presupuesto tratando de encontrar otra igual.

En La Mota nos hemos puesto en contacto con la Universidad de Sidney, que afirma no tener registrado a Christopher Pool en su base de datos. Tampoco nosotros hemos sido capaces de dar con la supuesta investigación.

No obstante, entre los comentarios que han dejado los lectores en el 'post' de ireadculture, hay uno que llama especialmente la atención. Es el de Dana Larsen, un conocido activista cannábico que fue durante diez años editor de la revista Cannabis Culture.

Larsen asegura que esa información había sido publicada por él mismo, nada más y nada menos que en 1999. “¡Eso es mío! Nuestros colegas australianos nos hablaron sobre este asunto en 1999”, decía el comentario.

En La Mota hemos hablado con Larsen para confirmar que la variedad de cannabis de la que habla ireadculture es la misma a la que se refiere él en sus escritos de hace años: “Sí, creo que hablamos de la misma cosa”. Y parece tener razones para afirmarlo, puesto que la actual publicación y la suya de hace más de una década son realmente similares.

La variedad descubierta en 1999

En 1999, Cannabis Culture informaba acerca de una extraña y nueva cepa que recordaba a la marihuana normal, pero cuyo patrón de crecimiento y apariencia (bastante extraños) hacían dudar que se tratara de cannabis. Fue un cultivador australiano llamado Ayers quien habló de la variedad a Larsen, tras haber escuchado que un vecino de Sidney había sido arrestado por cultivarla al norte del país.

Ayers definía la planta como increíblemente resistente a las heladas, ya que lograba sobrevivir a temperaturas impensables para cualquier otra variedad. Sus hojas, se lee en los escritos de Larsen, no forman una especie de abanico como resulta habitual, sino que son bastante pequeñas y cortas, de distribución irregular, y crecen en forma de arbusto (una descripción casi idéntica a la de la información más actual).

Esta variedad fue denominada ABC (siglas de 'Australian Bastard Cannabis’), y al parecer tiene menos potencia que una cepa normal, como comprobó el activista en uno de sus viajes a Sidney. Larsen, además, afirmaba haber recibido numerosos comentarios de lectores que decían haber encontrado esta cepa con anterioridad, pero lo cierto es que sabemos poco acerca de su origen. Algunos cultivadores australianos la definían como una mutante: marihuana salvaje, el experimento de algún osado que, tal vez, no saliera como esperaba.

En sus artículos, Larsen hablaba de la posibilidad de cruzar la resistencia de la ABC con la potencia de otras variedades, como la Flo. El activista explicaba que, por aquel entonces, había semillas suficientes para cultivar aquella variedad, e incluso poner en marcha esa combinación innovadora entre Flo y ABC.

De hecho, Cannabis Culture adquirió cientos de semillas de ABC para distribuirlas entre productores y agricultores norteamericanos, que se pusieron manos a la obra con los cultivos.

Algunas de las semillas fueron germinadas por un agricultor conocido como Volcano en un invernadero a 21º, entre varias placas de calor y sobre toallas humedecidas. Las semillas tardaron en germinar de siete a diez días, y una vez aparecieron los primeros tallos, los fue colocando en macetas individuales. Las primeras hojas nacieron en poco más de diez días.

Esas hojas prematuras que aparecieron al mezclar las dos variedades eran idénticas al cannabis habitual. Sin embargo, cuando las plantas maduraron, su apariencia no era tan similar a las variedades conocidas por entonces, a pesar de que el olor a marihuana era más que evidente. Las plantas llegaron a alcanzar una altura de hasta tres metros, aunque el cultivador cree que si hubieran estado expuestas completamente a la luz solar habrían sido mucho más grandes.

Su cultivo comenzó en marzo y se recolectó nueve meses después, en noviembre. Los buenos resultados obtenidos hicieron que Volcano sopesara la idea de seguir cosechando la mezcla al año siguiente.

El horticultor compartió parte de la cosecha con la gente de Cannabis Culture. Su sabor era limpio, picante, muy Sativa (causaba euforia) y más fuerte de lo que esperaban, tal como lo describe el propio Larsen. Cuando esta nueva cepa se dio a conocer, muchos medios australianos hablaban de ella como “una nueva cepa peligrosa”.

Esta mutación, aunque no ha logrado convertirse (por el momento) en el futuro del cannabis - debido a su bajo contenido en cannabinoides -, tuvo éxito ocasional al mezclarse con otras variedades más potentes. La investigación en torno a ella continúa: lo raro es que, siendo un ejemplo tan original y bien localizado, tan poco se conozca de esta planta más de diez años después de su descubrimiento.

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Con información de Cannabisculture.com, Cannabisculture.com, Cannabis.info