Las mujeres también son ‘breeders’ y cultivan marihuana. En un mundo con gran presencia masculina, ellas quieren romper el techo verde diseñando sus propias variedades o comandando negocios de semillas ‘boutique’. En sus historias se mezcla una pasión por la tierra como método de cultivo y el recuerdo de ver a sus familiares produciendo, para ahora ellas repetir la misma labor.

Pisan fuerte y tienen mucho que decir en el mundo del cannabis. Las mujeres también consumen marihuana y emprenden con mucha pasión. Pueden ser reposteras o productoras de cosméticos, pero también construir desde la fase 1 los cimientos del sector del cultivo profesional. Son muchas las mujeres productoras o ‘breeders’ con una historia apasionante detrás.

Si conocemos a muchos nombres masculinos, que han jalonado la historia del cannabis con sus creaciones, los de mujeres no vienen tanto a la memoria. Pero existen algunas con mucha fama en la actualidad: como la estadounidense MzJill, que trabaja en el banco TGA Subcool. Su figura ya era famosa por formar parte de algunos festivales cannábicos y del ‘reality’ web ‘The Weed Nerd’, pero se creía que era algo así como una figurante. Y no.

MzJill lleva desde 2004 creando semillas de marihuana para TGA Subcool, un banco que ella misma había fundado con otros ‘breeders’ poco antes. Consumidora tanto por motivos recreativos como terapéuticos (le ayuda a controlar el dolor y la ansiedad), se metió en el mundo cuando trabajaba con pacientes que se trataban con marihuana medicinal, y una mujer le regaló un clon de una variedad que habían cultivado unos amigos jipis durante unos 20 años. De este surgió la Jilly Bean, una genética ideal para cultivar en SOG o SCROG, o la Agent Orange. La Jilly Bean llegó a estar en el top diez de la High Times 2007.

La labor de esta ‘breeder’ sigue hasta la actualidad, en un camino largo para llegar a la élite de los diseñadores de genéticas de marihuana. También, en un mundo dominado por la presencia masculina. “TGA trabaja muy duro para ser un negocio cannábico enfocado en la familia, porque queremos animar a las mujeres y familias a ser más activas dentro de la comunidad”, dijo MzJill en una entrevista. Así, el banco no utiliza motivos sexuales o mujeres semidesnudas para vender sus productos. Además, la compañía realiza acciones benéficas para niños autistas y sus familiares.

Pero además, hay otro motivo para resaltar la idea de familia en el negocio de la marihuana. Debido a la mala imagen que sigue teniendo la planta en algunos sectores sociales, la presencia cada vez mayor de familias y mujeres ayuda a cambiar esa percepción. Ella forma pareja con Subcool, el ‘breeder’ que da nombre al banco y con el que tiene cuatro hijos, con los que refuerzan esa imagen externa de familia cannábica. De esta forma, los viejos prejuicios se desvanecen, a lo que también ayuda, señala MzJill, que profesionales de prestigio como médicos y maestros se conviertan en cultivadores y usuarios de cannabis.

Ele Elston es otra de esas mujeres que se han convertido en expertas cultivadoras profesionales. Criada en un vecindario del cannábico condado californiano de Mendocino, en el que cada hogar tenía su pequeño huerto de hortalizas, con el tiempo ella se especializaría en otras plantas. Aunque por ahí había muchos tomates, Elston recuerda jugar con muñecas bajo las plantas que tenía su madre, que también hacía sus labores de selección genética allá por los 70 para sacar adelante a su hija.

Con este panorama, rodeada con el paso de los años de ‘breeders’ y cultivadores de marihuana, Elston decidió ponerse manos a la obra hace unos pocos años. “Parecía una extensión lógica para ser una cultivadora seria”. En la actualidad, trabaja en el banco Aficionado Seeds con su pareja, Leo Stone, con la que ha ganado una Emerald Cup. 

Asociándose para el empoderamiento

Elston es una figura pública, pero otras muchas mujeres están convirtiéndose en cultivadoras expertas y ‘breeders’ en el Triángulo Esmeralda (los condados de Mendocino, Trinity y Humboldt). Elston lo achaca a las casi dos décadas de marihuana terapéutica legalizada que California lleva a sus espaldas: muchas de aquellas mujeres que entonces eran niñas y adolescentes han crecido con un ambiente totalmente normal, lo que permite “un más abierto y libre intercambio de ideas en la industria del cannabis”. 

De hecho, algunas mujeres californianas han promovido asociaciones de cultivadoras para romper el “techo verde”, según sus propias palabras, de estas industrias. Es el caso de Tawnie Logan, que cofundó la Alianza de Cultivadoras del Condado de Sonoma tras más de una década plantando. Por otra parte, Women Grow está presente en varias ciudades estadounidenses para que las mujeres que se dedican a la industria del cultivo se den a conocer.

De ‘El proyecto de la bruja de Blair’ a una granja de cultivo solidaria

Detrás de estas cultivadoras existen historias bien sorprendentes que unen el cine con nuestra planta favorita. ‘El proyecto de la bruja de Blair’ es una de las películas independientes más conocidas de toda la historia del séptimo arte. La historia de unos jóvenes que entraban a un bosque con su videocámara para grabar un documental sobre una bruja se convirtió en un éxito instantáneo y las imágenes de su protagonista, Heather Donahue, llorando de noche y a escasos centímetros de la lente, se han convertido en icónicas.

Donahue se dio a conocer con esta película y luego hizo algunos papeles más, pero salió de la industria del entretenimiento para meterse en otra más verde: la de la marihuana. La actriz comenzó a cultivar marihuana e incluso publicó un libro en el que contaba sus aprendizajes dentro del sector medicinal. Viviendo junto a otras mujeres en una granja californiana donde se cultivaba cannabis, se desarrolló en un entorno solidario donde se ayudaban las unas a las otras a construir espacio de cultivo o a revisar las macetas de otras cuando fuera necesario. Durante la presentación de su libro, abogó por la legalización de la planta: “Está aquí para permanecer como medicina, como una industria y como un componente de la cultura”. 

Mientras tanto, otras mujeres apuestan por un cultivo sostenible de la marihuana, para ensalzar los valores de las plantaciones a pequeña escala. Hablamos del proyecto de Flow Kana, ubicado en el Triángulo Esmeralda, y que une a algunas de estas marcas ‘boutique’. Tina Gordon capitanea Moon Made Farms después de ver a otras mujeres cuidar esa tierra y con la esperanza de que otras chicas la acompañen en la labor (durante tres años, su equipo estuvo formado exclusivamente por ellas). Johanna Mortz gestiona PolyKulture Cannyard, que quiere cultivar solo en suelo para aprovechar todos los micronutrientes que en él ya existen. Y Jennifer Gray está detrás de Elysian Farms, que, como Elston, también está inspirada en el trabajo que su madre hacía en su huerta y su padre, cannabicultor, en un viñedo.

Por supuesto, existen muchas más mujeres investigando para crear y producir las mejores variedades de marihuana. Por desgracia, todavía no conocemos sus nombres o desarrollan su trabajo en secreto. Ojalá pronto más nombres lleguen a nuestros oídos y el espectro femenino en este mundo se haga más amplio.