El ocio es el momento perfecto para disfrutar del cannabis. Las responsabilidades, el estrés y los quehaceres dejan paso al goce, la despreocupación y el relax. El usuario abandona las bocinas, las facturas, los faxes y la prisa para sumergirse en una burbuja de relajación y confort. Espera, para el carro − ¡BANG! Burbuja pinchada−, el ocio engloba situaciones infinitas. ¿Cuáles son las más apropiadas o las mejores a la hora de deleitarnos con esta hierba?

Fumar o vaporizar cannabis es una actividad que muchos asocian al aturdimiento, la procrastinación, los ojos rojos, los munchies o gula y las risas desenfrenadas. Estas consecuencias derivadas de la actividad conforman en el imaginario colectivo el estereotipo del típico consumidor. No casan bien con la deseada vida sana y responsable de un miembro productivo y proactivo de nuestra sociedad. Es cierto que muchos usuarios todavía no han aprendido a organizar su tiempo y a gestionar su consumo. Sin embargo, a medida que el consumidor de marihuana madura, el fumeta se coloca más cerca del tópico que de la realidad.

Escuchar música

Casi todos los fumadores coinciden en este punto. La marihuana es la novia ideal de la música. No tienes más que recostarte en el sofá, abrir tu bolsa de OG Kush –por ejemplo− y ponerte los cascos. Una de las cualidades de la maría es que potencia tu percepción sensorial y por ende, te permite disfrutar de la música en otro estadio. Te muestras más receptivo, identificas acordes e incluso desglosas cada instrumento. Te zambulles en un universo sonoro sinestesiado de colores. Te olvidas de todo, vamos.

Durante alguna actividad física

Pese a lo que pueda parecer de primeras, el cannabis concuerda muy bien con las actividades físicas. No nos referimos por supuesto a correr, nadar o cualquier otro deporte que se realiza a conciencia. Pero sí, por ejemplo, para andar, porque tiene un ritmo lento que permite fijarse en el entorno. La marihuana también ameniza tareas aburridas y repetitivas como limpiar, barrer, fregar y otras labores del hogar.

Aire libre vs sitio cerrado

Los sitios cerrados son buenos para enfocarte introspectivamente. Muchos escritores como Martin Amis utilizan la marihuana para estimular su creatividad –que no para escribir−. Los sitios al aire libre son ideales para enfocarte en el exterior porque le dan proyección a varios de tus sentidos, sobre todo la vista. Por eso caminar por la montaña es un momento perfecto para fumar y por eso muchos montañeros son consumidores de cannabis.

¿Fumar marihuana solo o acompañado?

Mejor acompañado ¿no? Pues depende. Si buscas la mencionada introspección es mejor fumar solo. Sin embargo, el cannabis no sólo sintoniza a las personas sino que las conecta de una forma más intensa (el tema del sexo merece un post aparte). Por eso alguien que no consuma encontrará un poco incomprensibles los argumentos, líneas de pensamiento o el humor de los que sí. Pero atentos porque uno debe sentirse cómodo y en confianza. Si existen barreras, malos rollos o te sientes cohibido, la experiencia no será placentera. 

Recuerda que el cannabis amplifica tus estados de ánimo. Igual que te vuelve supercontento también te vuelve supertriste. Si tienes un estado de ánimo negativo lo mejor es esperar a que se te pase.

Día vs noche, ¿cuál es la hora del porro?

Esto es muy relativo y depende de cada uno. Lo más extendido es fumar por la noche, después de la jornada, de la actividad, de las responsabilidades; después de cenar. Sin embargo, sorprende mucho entrar en foros de fumadores y leer al respecto que el momento preferido de algunos es el comúnmente denominado en tierras anglosajones wake'n'bake, es decir, nada más despertarte. Algunos consumidores habituales encuentran que el cannabis nada más despertarse les enciende las ganas de afrontar un nuevo día.