La marihuana es una sustancia muy popular en España, tal y como refleja la encuesta EDADES del Plan Nacional sobre Drogas. Son centenares de miles las personas que la consumen. Y, según los datos oficiales, las cifras van en aumento, en contraste con otras sustancias como el tabaco y el alcohol. Por distribución geográfica, son el Mediterráneo (Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares) y Canarias las que ocupan los primeros puestos de la clasificación, con más de un 10 % de consumidores entre su población y un clima óptimo para el cultivo. Los datos hacen pensar que una adecuada legislación sería favorable para todas las partes: consumidores, productores y administración pública.

Según los datos oficiales, obtenidos mediante la encuesta EDADES del Gobierno de España, el consumo de cannabis sigue una leve, pero continuada, tendencia al alza. Es cierto que las sustancias cuyo consumo es legal ocupan los primeros puestos de la clasificación. Sin embargo, las cifras demuestran que la marihuana atrae a cada vez más personas. Los datos aportados por la encuesta apuntan a que el 9,1 % de los españoles de entre 15 y 64 años la consumen.

Los datos reflejan que el consumo de cannabis es mayor en determinadas regiones. En cinco de ellas, más del 10 % de la población reconoce fumar. El primer lugar lo ocupa Cataluña (11,9 %), seguida por Comunidad Valenciana (11 %), Canarias (10,6 %) y Baleares. Un poco más lejos se encuentra la Comunidad de Madrid, con un 10,1 %.

En cambio, las cinco que ocupan el ‘top five’ de las menos consumidoras son La Rioja (4,9 %), Melilla (5,3 %), Castilla y León (5,7 %), Ceuta (6,4 %) y Castilla-La Mancha (6,7 %). 

Es en las zonas costeras, especialmente en la mediterránea, en las que se consume más cannabis. Una de las explicaciones es la característica del clima del que estas comunidades disfrutan, que favorece el cultivo; pero también, como el caso de Cataluña, algunas particularidades legales.

La importancia del clima y la luz

Evidentemente, el clima es uno de los factores más importantes para el cultivo de cualquier tipo de cannabis. Cualquier cannabicultor conoce la importancia de este factor, así como de que las plantas cuenten en su desarrollo con la cantidad de luz adecuada para crecer vigorosamente, lo que, a su vez, condiciona que la producción sea más o menos abundante.

De las cinco comunidades que encabezan la clasificación, tres de ellas disfrutan de un clima mediterráneo: Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares. Lo habitual es disfrutar de inviernos templados y húmedos, así como de veranos calientes y muy secos, con un cielo muy luminoso y despejado. Estas características facilitan que los cannabicultores produzcan con éxito marihuana autofloreciente en exterior. De hecho, es suficiente con disponer de un buen balcón o una terraza en la que se pueda aprovechar la luz solar.

Las propicias características de este clima permiten a los cannabicultores realizar dos cultivos al año con variedades autoflorecientes, uno de ellos en primavera y el otro en verano-otoño, lo que, obviamente, permite disfrutar de más producción durante los 365 días. Y, a mayor producción, parece lógico que le siga un mayor consumo.

Por su parte, Canarias, gracias a su especial ubicación geográfica, también disfruta de unas condiciones envidiables, de tal forma que el cultivo resulta fácil. Su clima subtropical tiene una especial repercusión desde un punto de vista hídrico y térmico. De hecho, allí se puede cultivar marihuana ‘outdoor’ prácticamente durante todo el año.

Pero, además, el fotoperiodo resulta adecuado en el archipiélago, ya que se mantiene bastante estable a lo largo de todo el año, lo que genera un importante efecto sobre la duración del crecimiento vegetativo de las plantas.

Cataluña: una situación legal favorable

Además del clima, algunas cuestiones legales también pueden influir en el consumo de cannabis. Cataluña posee, en este sentido, algunas peculiaridades. Esta comunidad ha sido pionera en legislar diferentes aspectos del cannabis para uso recreativo, en consonancia con la larga tradición de los clubes cannábicos, especialmente en Barcelona.

En 2017, el Parlamento de Cataluña aprobó una ley que, entre otras cosas, regulaba los clubes y establecía un marco legal para la distribución y consumo. Estos avances legislativos permiten pensar que existe una mayor permisividad y tolerancia social hacia la marihuana, obviando estereotipos negativos y con una visión más realista de los consumidores

Sin embargo, recientemente, esta situación legal puede cambiar, ya que el Tribunal Constitucional ha decidido anular esta legislación, fundamentando su decisión en que invade competencias estatales. No obstante, el Gobierno catalán ha anunciado que continuará legislando en esta línea, modificando los aspectos necesarios para regular el consumo de cannabis.

Más cannabis y menos tabaco y alcohol

Además de los datos territoriales del consumo, la encuesta ofrece otros datos de interés sobre el consumo de sustancias en general y de cannabis en particular.

Las sustancias legales continúan ocupando las primeras posiciones, como el alcohol (consumido por un 75,2 %) y el tabaco (que lo consume en 40,9 %). El cannabis ocupa el cuarto lugar en la clasificación general, pero es la primera entre las sustancias no regularizadas, con un 11 % de personas que la toman. Sin embargo, aunque se mantiene todavía lejos de las anteriores, de estas tres es la única que ha crecido con respecto a la anterior edición de la encuesta: ha ganado 1,5 puntos, mientras que alcohol y tabaco descendieron en 1,5 y 0,7 puntos, respectivamente. 

Las estimación sobre consumidores diarios de cannabis, a partir de los datos arrojados por la encuesta, es que, en 2017, 647.000 personas (519.000 hombres y 128.000 mujeres) consumieron cannabis a diario. También se estima que, durante 2017, 223.000 personas comenzaron a tomarlo, mientras que en 2015 esta cifra fue de 159.000.

Estos datos demuestran que el cannabis mejora cada vez más su consideración social. El aumento de consumo de esta sustancia, aunque lejos en cifras absolutas, contrasta con la caída en el consumo del alcohol y el tabaco. Sin duda, avanzar en la regulación de la marihuana tendría efectos positivos, tanto en aspectos relacionados con la salud y la calidad del producto, como en términos económicos, generando empleo e ingresos al erario.