Desde hace años son muchos los que buscan y demandan alternativas a los tradicionales y agresivos tratamientos contra los tumores cancerígenos. Por eso diversos investigadores llevan tiempo esforzándose para averiguar qué plantas, y no solo el cannabis, pueden servir para luchar contra esta dura enfermedad. Los estudios sobre estas plantas son muy representativos.

Muchos investigadores estudian desde hace años las aplicaciones que ciertas plantas medicinales pueden tener contra la enfermedad del cáncer. Aunque aún no se ha encontrado cura, algunas hierbas son efectivas para combatir los efectos secundarios de su tratamiento o para dar alivio a quien la padece. En este sentido, la planta del cannabis es una de las más estudiadas y son numerosos los informes científicos que detallan en qué manera puede ayudar y luchar contra esta enfermedad.

En España, el Grupo de Señalización por Cannabinoides de la Universidad Complutense de Madrid es uno de los más activos desde hace diez años, de la mano de expertos como Guillermo Velasco y Manuel Guzmán. En una de sus investigaciones ('Cannabinoid action induces autophagy-mediated cell death throough stimulation of ER stress in human glioma cells') estos profesionales determinaron que los cannabinoides pueden utilizarse para ayudar a que ciertos cánceres remitan.

Entre otras cosas, contribuyen a que las células tumorales mueran, evitan que el tumor se haga más grande y bloquean el proceso de metástasis. De acuerdo a Velasco, la combinación de THC y CBD tiene el verdadero potencial para actuar sobre la enfermedad, especialmente en los cánceres de mama, páncreas, próstata, pulmón y cerebro. Dada la importancia de los hallazgos, su trabajo fue publicado en la British Journal of Cancer.

Ya en 2003 un estudio publicado en 'The Journal of pharmacology and experimental therapeutics' reconocía que los cannabinoides tenían propiedades antitumorales. Seis investigadores examinaron el efecto que el cannabidiol (un compuesto cannabinoide no psicoactivo) tenía sobre tumores cerebrales.

Pudieron comprobar que dicho compuesto, en un periodo de 23 días, provocaba la debilitación de las células dañinas encontradas en los tejidos del órgano afectado y hacía que se redujeran. Por este hecho sentenciaron que sus hallazgos podrían contribuir a crear tratamientos futuros basados en CBD. Además, concluyeron que el interés que muchos centros de investigación estaban teniendo por aquellos años sobre el cannabis era de esperar, puesto que el producto se ha utilizado en medicina "durante muchos siglos" (a pesar que desde las farmacéuticas modernas se hayan intentado darle de lado).

En 2006 el Consejo Sueco de Investigación y la Sociedad del Cáncer de Estocolmo apoyaron una investigación para analizar cómo algunos componentes del cannabis podían actuar sobre el cáncer de sangre y demostraron que los cannabinoides contribuyen a la muerte celular en la leucemia. Además, también encontraron que podían suprimir de forma selectiva las células cancerígenas en la piel.

En varias investigaciones de 2006 y 2008 se confirmaba que algunos componentes de la marihuana alteraban el curso normal, también, del cáncer de sangre. En la primera se explica que el THC modifica el estado normal de algunos componentes de la sangre y logra la muerte inducida de algunas de sus células, lo que confirma la investigación sueca. La segunda detalla que, tras utilizar cannabinoides sintéticos en algunos experimentos con ratones, se comprobó una reducción significativa de las células afectadas.

Mientras tanto, también en 2008, la prestigiosa revista Nature publicaba una investigación llevada acabo por miembros de centros especializados de Israel y de la Escuela de Medicina de Harvard. Demostraron que el THC inhibe el crecimiento de los tumores de pulmón y actua sobre la metástasis producida por el mismo, al menos, en ciertos animales. También sobre cáncer de pulmón y cannabis investigó el Instituto de Toxicología y Farmacología de Alemania, quien confirmó ese mismo año, a través de un paciente humano, que los cananbinoides impiden el crecimiento de cualquier tipo de célula maligna.

Otra investigación de 2012 publicada en 'The Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics' y llevada a cabo por el Pacific Medical Center de California determinaba que, en su búsqueda de una solución para hacer frente a la metástasis, habían descubierto que el cannabidiol de la planta de marihuana frenaba también el cáncer de mama en seres humanos impidiendo la proliferación de las células enfermas. De la misma forma demostraron que ese compuesto podía reducir la masa tumoral encontrada en las mamas, y podía servir para crear productos con los que tratar la metástasis derivada de este tipo de tumor.

Más reciente, de 2013, es una investigación apoyada por la Sociedad Británica de Farmacología que determinó que el CBD es eficiente contra el carcicoma de próstata. Nueve profesionales italianos utilizaron cannabinoides puros y extractos de cepas determinadas sobre células de este órgano, muchas de las cuales quedaron inoperativas en sus experimentos por la acción del cannabidiol.

Confirmaron que los tumores malignos de este tipo pueden reducirse y frenarse gracias a esta planta. Varios estudios de 2003 y 2012 ya esbozaban esta idea. De la misma forma, otras investigaciones han demostrado el potente efecto de los componentes de la marihuana sobre los tumores de páncreas e higado, ambos de la mano de grupos de investigación españoles.

A pesar de la representatividad del cannabis, otro tipo de plantas naturales también son potenciales enemigos de ciertos tipos de cáncer, aunque no los frenen ni los reduzcan. En 2014, la Universidad Federal de Paraíba, en Brasil, publicó un estudio sobre aquellas hierbas que podrían ayudar a luchar contra los tumores de pulmón. La intención era buscar alternativas a los tradicionales tratamientos que provocan graves efectos secundarios sobre los pacientes. Los implicados en el estudio consideraban que los productos naturales podrían ayudar a eliminar otros tóxicos del organismo y contribuir a mejorar las zonas afectadas por tumores.

Entre otras cosas, habían experimentado con plantas del género vinca y con infusiones de hierbas procedentes de Hong Kong, Macao y Taiwán. Los compuestos obtenidos de algunas de ellas pueden servir para atacar directamente al tumor.

También en 2014 otra investigación explicaba cómo se habían utilizado plantas y árboles medicinales para tratar y el cáncer en una región de Kenia. El equipo detectó 65 variedades que parecían estar dando buenos resultados en las terapias de la zona. Entre ellas hojas del árbol prunos africana y de la especie microglossa pyrifolia, que fueron tratadas y administradas vía oral a muchos pacientes, aunque también vía tópica en el caso del cáncer de mama.

Como vemos, muchas plantas naturales, entre las que destaca la propia marihuana, podrían convertirse en un sustituto para los tradicionales y agresivos tratamientos contra el cáncer. Al menos así lo están demostrando numerosos experimentos científicos y médicos que están siendo apoyados, financiados por importantes instituciones de todo el mundo. No cabe duda de que el cannabis es el futuro en la lucha contra el cáncer y de que sus componentes podrían ser los protagonistas de nuevos y potentes fármacos.