Los efectos psicológicos de la marihuana pueden diferir, y mucho, entre los distintos tipos de usuarios. Así algunos experimentan sensaciones altamente gratificantes que pueden desembocar en una dependencia del cannabis, mientras que otros pueden experimentar ansiedad, paranoia, problemas cognitivos o un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia. ¿Por qué ocurre esto?

Quizás en ningún otro campo como en el del cannabis, al menos en el ámbito recreativo, existe una pregunta tan recurrente que tanto tiempo ha permanecido sin respuesta: ¿por qué la marihuana hace que una persona experimente un subidón placentero y otra experimente una paranoia paralizante?

Un nuevo estudio científico viene a arrojar luz sobre este asunto y muestra cómo el consumo de cannabis produce efectos "radicalmente opuestos" en diferentes regiones del cerebro, lo que puede explicar por qué distintas personas tienen reacciones tan variadas dependiendo de su constitución genética.

Hasta ahora se desconocía qué regiones específicas del cerebro eran responsables de estos efectos tan distintos de la marihuana, que hacen que para algunos les cause un subidón gratificante, mientras que para otros les produce graves efectos psiquiátricos. El estudio es uno de los pocos que explora lo que considera los "efectos psicológicos divergentes" que produce el ingrediente psicoactivo de la marihuana, el tetrahidrocannabinol (THC), y ofrece explicaciones de por qué sucede esto.

Utilizando ratas, los investigadores encontraron evidencias de que las reacciones psicológicas a la hierba dependen de qué parte del cerebro de un individuo es más sensible al THC. Si es la parte anterior (frontal) del cerebro, el consumo de marihuana producirá efectos gratificantes (es decir, sensación de tranquilidad y alegría). Si la más sensible al THC es la región posterior, producirá reacciones negativas (es decir, paranoia y miedo).

En el núcleo accumbens está la clave

El estudio, publicado en la revista "Scientific Reports", afirma que las pruebas realizadas en roedores "identificaron regiones muy específicas en el cerebro" que controlaban las propiedades "gratificantes" del cannabis frente a los efectos secundarios negativos asociados con él. El Dr. Steven Laviolette, director del estudio y profesor de la Universidad de Western Ontario (Canadá), junto con su compañero posdoctoral, el Dr. Christopher Norris, estudiaron los efectos del THC en el cerebro de ratones y descubrieron que puede producir efectos "altamente gratificantes" en la región del cerebro conocida como núcleo accumbens. El núcleo accumbens es una estructura interior del cerebro que juega un papel importante en la modulación cognitiva de la motivación, el aprendizaje y la adicción.

Los receptores endocannabinoides del tetrahidrocannabinol (THC), el componente psicoactivo de la marihuana, se encuentran en todo el cerebro, pero es donde la sustancia química interactúa dentro de este órgano lo que determina cómo se experimenta. Así los investigadores, mediante estas pruebas con ratones a los que dieron distintas dosis de THC, registraron sus respuestas conductuales y eléctricas en esta parte del cerebro conocida como núcleo accumbens. Esta región en particular involucra dos neurotransmisores: dopamina (deseo) y serotonina (saciedad e inhibición). El núcleo accumbens también está relacionado con la aversión para percibir potenciales amenazas, así como para ayudar a procesar lo que nos estimula, a lo que nos volvemos adictos y reforzar el comportamiento de recompensa.

Y descubrieron que cuando el THC interactúa con la parte frontal del núcleo accumbens, produce efectos altamente gratificantes y mejora los comportamientos adictivos de una manera similar a lo que ocurre con las sustancias opioides, como la morfina. Por el contrario, cuando el THC interactúa en el área posterior del núcleo accumbens, los investigadores informaron de síntomas cognitivos y emocionales adversos, similares a los patrones de actividad neuronal encontrados en personas con esquizofrenia.

La importancia de estos hallazgos

Este descubrimiento es muy importantes ya que explicaría por qué algunas personas tienen una experiencia muy positiva con la marihuana cuando otras tienen una experiencia muy negativa. Los investigadores dijeron que las diferencias entre las respuestas individuales a la marihuana probablemente se deban a la genética de cada individuo, ya que eso puede determinar cómo las diferentes partes del núcleo accumbens son más sensibles que otras. En otras palabras, los datos indican que debido a que la sensación de recompensa y la de aversión se producen en áreas anatómicamente distintas, los diferentes efectos entre los individuos probablemente se deban a la variación genética que conduce a la sensibilidad diferencial de cada una de estas áreas.

Este trabajo supone una deriva importante frente a los intentos anteriores de explicar las diferentes reacciones psicológicas producidas por el cannabis, incluído un estudio de 2014 de la Universidad Oxford que sugiere que los rasgos como la baja autoestima juegan un papel importante en la variabilidad de efectos. El estudio de Norris y Laviolette sugiere en cambio que la reacción está más allá del control de un individuo y podría basarse más en el propio ADN de cada uno.

Esto puede ser una buena noticia para aquellos que experimentan una mala reacción con el cannabis, ya que una vez que se descubran cuáles son las vías moleculares que están causando esos efectos en diferentes áreas del núcleo accumbens, a largo plazo se podrá trabajar en la modulación de las dosificaciones de THC para que no activen esas vías específicas.

El siguiente paso para el Dr. Laviolette y sus colegas es intentar replicar los resultados en el cerebro humano, lo que no será una tarea fácil. Pero, por ahora, esperan que la nueva investigación eduque a los usuarios y los ayude a tomar decisiones informadas: "Tengan en cuenta que estamos empezando a desentrañar algunos de los detalles más complejos de cómo el cannabis afecta el cerebro. Controle su uso y, si experimenta efectos secundarios negativos, es mejor parar de usarlo hasta hablar con un médico" aconsejan los investigadores.