Aunque es de sobra conocida la lucha que la industria del alcohol estadounidense mantiene contra la regulación de la marihuana, una nueva filtración de Wikileaks pone en evidencia la creciente preocupación de este ‘lobby’, que intenta a toda costa evitar la despenalización de la planta. La razón se encuentra en la pérdida de beneficios que sufriría la industria si se legalizara en Estados Unidos.

Durante las últimas semanas, los titulares de Wikileaks, la página de filtraciones más grande del mundo, han desvelado varios documentos de la Convención Nacional Demócrata que favorecían a la candidata Hillary Clinton sobre el otro candidato, Bernie Sanders. Entre estos documentos se encontraba un correo electrónico que ha mostrado la posición de la industria del alcohol en la legalización de la marihuana al otro lado del charco.

El contenido de esta filtración señalaba que la Wine and Spirits Wholesalers of America (WSWA), uno de los mayores ‘lobbies’ del sector de las bebidas alcohólicas en Estados Unidos, se mostraba en contra de Sanders, quien está a favor de legalizar. Pese a que la asociación siempre ha negado estar en contra de la marihuana, lo cierto es que a través de su página web y mediante sus acciones han levantado cierta polvareda en torno a su desacuerdo con la despenalización de esta sustancia.

Este correo demuestra que la simpatía que procesa la WSWA por Clinton va más allá de que les parezca mejor o peor candidata: entra en juego toda una serie de intereses ocultos. La asociación defiende que los estados que han legalizado la marihuana “necesitan que haya apropiadas y efectivas regularizaciones que protejan de los peligros públicos de la marihuana”. También realiza un repaso por los territorios donde se ha legalizado el cannabis medicinal y con fines recreativos, para concluir señalando que, según los agentes de la ley de Colorado, se ha documentado “un crecimiento en el número de muertes en accidentes de tráfico con conductores bajo los efectos de la marihuana”.

Los argumentos de la WSWA en contra de la legalización

Uno de los principales motivos de este ‘lobby’ focaliza su atención en los accidentes de tráfico y señala que el número de víctimas mortales es mayor bajo los efectos de la marihuana. Pues bien, según un informe de 2015 publicado por la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), el consumo de cannabis no aumenta el riesgo de sufrir un accidente de tráfico.

El estudio también concluye que el alcohol es 114 veces más peligroso que la marihuana y que los conductores que circulan en estado de embriaguez son los responsables del 31 % de las muertes ocasionadas por accidentes en carretera.

Al final el objetivo último es puramente económico. Las razones de la WSWA no pasan por preservar la buena salud de los estadounidenses, sino por mantener sus elevados beneficios económicos. Unas ganancias que se verían seriamente afectadas si la marihuana se estableciera como una sustancia legal en el país. La batalla de la WSWA en contra de la marihuana también ataca al comercio local. La asociación pretende acabar con los mercados al por menor de esta sustancia para evitar que acaparen parte de su industria.

¿Es posible la legalización en Estados Unidos?

Desde enero de 2014, es legal la venta de marihuana para uso recreativo en los denominados ‘coffee shops’, y el estado de Colorado se convirtió en el primer mercado público de marihuana de Norteamérica.

Desde febrero de 2015 también está permitido en Washington que cualquier persona mayor de 21 años pueda consumir cannabis en un espacio privado, cultivar hasta un máximo de seis plantas y poseer hasta 56 gramos. Pronto saltaron las alarmas, y el Congreso impidió a la ciudad regular la compra y venta de cannabis para un uso recreativo, lo que ha provocado un importante crecimiento del mercado negro. Además, a nivel federal la posesión, compra y venta de cannabis siguen estando prohibidas. Con todo, se estima que en 2020 el mercado ilegal moverá cerca de 22.000 millones de dólares (unos 19.440 millones de euros), cuatro veces más que en 2014, cuando generaba poco más de 4600 millones de dólares (4065 millones de euros).

Por lo tanto, el cannabis es legal en estados como Colorado, Oregón, Washington y Alaska. En otra veintena su utilización está permitida para fines medicinales, y la legalización total se está debatiendo en California y Arizona. Además, a principios de este año, el estado de Nueva York ha abierto la puerta a la marihuana medicinal con todas las de la ley.

No obstante, en aquellas regiones donde la marihuana es legal para fines terapéuticos, pero no está permitida para un uso recreativo, se aplican fuertes restricciones. En Hawái, la posesión de unos pocos gramos es un delito menor punible con penas de hasta un año de prisión y 2000 dólares de multa. Otro ejemplo lo encontramos en Rhode Island, donde la posesión de un kilo de cannabis es un delito que se pena con una sentencia mínima obligatoria que varía entre los 10 años y los 50 años de prisión. En California la tenencia se sanciona con multas a partir de los 28 gramos. En el resto de estados, donde no está contemplada la legalización bajo ningún precepto, las penas varían según el lugar.

A favor de la marihuana

Ante esta situación fraccionada, donde la legalidad de la sustancia depende del estado en el que nos encontremos, son varios los colectivos y personajes públicos que se muestran a favor de legalizar la marihuana a lo largo y ancho de Estados Unidos.

Por ejemplo, estaca la asociación Marijuana Policy Project, cuyo objetivo es regular la posesión y venta de marihuana de manera similar a como se hace con el alcohol. El trabajo está viendo sus frutos y la asociación está consiguiendo logros importantes. El más reciente, en el estado de Delaware, donde han logrado que se reduzca la pena por posesión de marihuana (aunque sea en pequeñas cantidades) a una simple multa.

En el discurso político, el demócrata Bernie Sanders se mostró durante esta última campaña a favor de una posible legalización completa de la marihuana. Según el candidato (vencido por Hillary Clinton en las primarias), la política que se está llevando a cabo contra la planta y otras sustancias es una estrategia fallida. Sanders apoya el uso medicinal y recreativo del cannabis y no cierra las puertas a una futura regulación.

Así, no es de extrañar que la industria del alcohol estadounidense se muestre preocupada: el crecimiento de la marihuana en este país parece imparable y cada día estamos más cerca de una posible legalización a nivel federal.