Cuando se acerca la temporada de cosecha, los cultivadores comienzan a prepararse para la recogida de sus cogollos. Para obtener un buen producto y aprovechar todo el tiempo y el esfuerzo empleados, es importante conocer cómo recortar las ramas y hojas de nuestras matas. El proceso es muy sencillo, pero es esencial preparar el material y el ambiente de trabajo. Te presentamos una sencilla guía con consejos y pautas para que realices esta tarea de forma rápida y efectiva.

Si tienes un cultivo de marihuana y se aproxima el momento de la cosecha, es aconsejable que sigas unas determinadas pautas para manicurar los cogollos de tus plantas. La tarea consiste en recortar las hojas que no son útiles para el posterior tendido y secado. Durante el proceso, puedes guardar los restos vegetales y luego aprovecharlos. 

Lo primero que debes saber es que, a medida que se acerca la época de recogida, es aconsejable ir quitando las hojas muertas de las ramas. De esta manera, la planta aprovechará mejor la energía en lugar de perderla por mantener partes que, de todos modos, van a morir. Para eliminar las hojas, basta con un suave tirón. 

Cuando decidamos comenzar con el manicurado de los cogollos, tendremos que preparar el espacio donde vayamos a recortar. El aire debe circular por el recinto sin mucha intensidad, porque puede arrastrar los tricomas que estamos arrancando; por ello, se recomienda utilizar un pequeño ventilador a baja potencia. Aparte de la ventilación, tendremos que estar pendiente de la temperatura: lo ideal es entre los 18 y los 24 ºC y que la humedad esté en torno al 50 %. 

Como durante el manicurado se desprende un gran olor, es conveniente que también compremos un ventilador extractor y un filtro de carbono. Estos aparatos son filtradores de olores y reducirán el aroma del cannabis, que puede llamar la atención de los vecinos en el último momento. 

Una vez que hemos ambientado el espacio de trabajo, solo falta contar con las herramientas necesarias. El kit básico está compuesto por unas tijeras bien afiladas (mejor si son de podar); unos guantes para no ensuciarnos con la resina del cannabis, que es muy pegajosa; un recipiente para recoger las hojas y tricomas, y una cuerda para ‘tender’ las ramas. Con todo esto, ya puedes comenzar. 

El manicurado consiste en eliminar las hojas que sobresalen de los cogollos y que están llenas de resina. El objetivo es dejar al cogollo limpio para luego pasar al proceso de secado y curación, de esta forma permitiendo una mejor aireación para evitar la aparición de moho y otros problemas. Antes de empezar, no te olvides de lavarte las manos y luego ponerte los guantes, pues la resina es muy difícil de quitar. 

Con las tijeras de podar, corta una rama de la planta de cannabis. Si es la primera vez que lo haces, prueba a podar solo una e ir poco a poco, en vez de cortar todas a la vez. Así puedes hacerte una idea del tamaño de la rama con la que quieres trabajar. Además, esto también te permitirá no tener que cosechar todo de golpe, pues la planta sigue viviendo.

Con la rama cortada, ya puedes arrancar las hojas más grandes. Lo podrás hacer con las manos, ya que tienen un tallo largo y son muy fáciles de quitar. Coloca las hojas en uno de los recipientes o bandejas para luego tirarlas o, si lo prefieres, conservarlas.

Ahora podrás observar mejor unas pequeñas hojas que sobresalen en el cogollo; se pueden ver las puntas pero no los tallos. Se conocen como hojas de azúcar (por su “glaseado” de tricomas) y hay que recortar las partes que sobresalen más. Hazlo de forma cuidadosa y suave, de manera que la forma final sea redondeada y bastante lisa al tacto. Si las hojas están llenas de tricomas, guárdalas, pues luego podrás usarlas para hacer extractos como aceite o hachís. 

El resultado es una rama con el cogollo recortado en ella. Ahora deberás repetir este proceso con el resto de la planta. Cuando termines, cuelga los ramas poca abajo para que les dé el aire y almacénalas en un lugar fresco y seco. 

¿Cuándo comenzar la poda?

Hay varias señales que nos ayudan a averiguar el momento ideal. Una de ellas es el color de los pistilos de las flores. Cuando más de la mitad se han vuelto marrones, significa que la planta comienza a estar en condiciones de ser recogida. Tienes tiempo de emprender la tarea hasta que todos se vuelvan marrones. 

Sin embargo, es mejor que este no sea el único indicador, ya que hay otros factores que también pueden colorearlos, como la falta de riego o un viento muy seco. Para asegurarnos, hay otra señal que podemos buscar, pero tendremos que hacerlo con una lupa microscópica de al menos 50 aumentos. Con ella comprobaremos que los tricomas tengan forma de seta, el indicador de que la planta está lo suficientemente madura. Además de esta curiosa forma, muchos de ellos serán de color lechoso en vez de cristalino. 

Una ayuda añadida viene por las instrucciones del banco de semillas. Aunque sus recomendaciones dependen de las condiciones del cultivo, la fecha aproximada que nos indique puede servir como referencia. 

Cómo aprovechar los restos

Hemos recomendado guardar los restos de la planta que vamos arrancando durante el proceso de corte y manicurado. Estos remanentes vegetales se pueden aprovechar de diferentes formas y, según el tipo de restos, los podremos utilizar para un fin u otro. 

Durante la manicura, hemos desprendido las hojas grandes en primer lugar y luego las pequeñas. Como las hojas más grandes tienen un bajo nivel de THC, lo recomendable es utilizarlas para el abono. Aunque también pueden tomarse como infusión, zumo fresco de cannabis (muy de moda últimamente) o incluso convertirse en ungüentos calmantes para la piel, concentradas con aceite.

En cuanto a las hojas medianas y pequeñas, contienen mucho más THC, ya que tienen más tricomas. Aún así, no recomendamos fumarlas porque provocan mucha tos y su grado de psicoactividad no es muy alto. Con estos restos se puede obtener hachís casero. Uno de los métodos para su extracción es a través de un sistema de agua y hielo. Hay que adquirir bolsas de filtrado, congelar todo el material y luego removerlo muy suavemente para filtrarlo en las bolsas. Una de ellas retendrá los restos vegetales y en la otra se depositará el concentrado de hachís. 

Aunque la obtención de hachís es lo más común, se puede hacer también aceite, leche cannábica y hasta alcohol o (por los restos de resina que tienen algunos tallos) mantequilla de marihuana. Son procesos un poco complejos y que requieren materiales y tiempo, pero es una buena opción de reciclaje en lugar de tirar todo a la basura. También, si quieres aderezar las ensaladas, puedes utilizar estos tallos (si están frescos) como condimento similar a los brotes de soja. 

Con todos estos consejos, te resultará muy fácil manicurar bien tus cogollos y, además, aprovechar todo el esfuerzo que supone un cultivo con el fin de extraer otros productos o abonos para la próxima plantación. Ya puedes empezar a cortar y acercarte al siguiente paso, el secado de la marihuana. Queda muy poco para que disfrutes de tu cosecha.