A medida que la despenalización de la marihuana avanza en todo el mundo, distintas industrias se interesan por el nuevo mercado que está brotando en torno a la planta. Una de ellas es la de la cerveza. Grandes compañías del sector están entrando en el tejido de las empresas cannábicas, al tiempo que cada vez resulta menos extraño encontrar cervezas artesanas que combinan la cebada, el lúpulo y la malta con la marihuana. No obstante, son muchos los que tienen dudas de si ambas industrias pueden llegar a entenderse. ¿Acabará por ser un buen maridaje?

Como era de esperar, viendo el despegue de la industria cannábica a lo largo de los últimos meses, han sido muchas las empresas de otros sectores que se han interesado por ella y que incluso se han atrevido a coger sitio en la mesa por si pueden quedarse con alguna porción del pastel. Si bien hay otros mercados incipientes que creen que el avance de la legalización les beneficia, también hay otros sectores más veteranos que se han aventurado a apostar por este nuevo mercado. Y luego están aquellos que combinan empresas, más grandes y más pequeñas, con ambos perfiles, como es el caso de la industria cervecera, un sector que se encuentra en un momento de cambio y donde los productores tanto grandes como pequeños confían en que el aperturismo respecto al cannabis les traiga grandes alegrías.

Así, de la misma forma que ya podemos encontrar en pequeños mercados artesanales cervezas que combinan el lúpulo, la cebada y la malta con el cannabis, también se están produciendo movimientos a mayor escala con grandes adquisiciones. Un buen ejemplo es el de la firma estadounidense Constellation Brands, representante de cervezas mundialmente conocida como Corona y propietaria de otras tantas cervecerías menos conocidas, que se ha hecho con una participación del 9,9 % de Canopy Growth Corp., la mayor compañía productora de cannabis medicinal de Canadá. Ahí es nada.

Para ello, la firma, que tiene un valor de 42.000 millones de dólares (35.600 millones de euros), ha puesto sobre la mesa 191 millones de dólares (cerca de 162 millones de euros), que a su vez le dan la opción de ampliar su participación en la compañía cannábica en el futuro. “El éxito de nuestra empresa es el resultado de nuestro enfoque de identificar tendencias de consumo en la etapa inicial, y este es otro paso en esa dirección”, apuntaba Rob Sands, consejero delegado de Constellation Brands. 

Dos industrias en pleno cambio

Desde hace algún tiempo, la industria de la cerveza se encuentra en un proceso de cambio. Con el auge de la cerveza artesana, los grandes productores se están viendo desplazados del panorama y, de hecho, están apostando por adquirir a las pequeñas empresas que podrían quedarse con su parte del pastel. Cada vez es más usual encontrar restaurantes que maridan sus comidas con cerveza en lugar de con vino, como venía siendo costumbre, y bares que ofrecen multitud de variedades y tipos de esta bebida. Los datos hablan por sí solos: en Norteamérica, entre 2009 y 2015, los cerveceros artesanales pasaron de vender 10 millones de barriles a comercializar cerca de 25 millones, mientras que en Europa se ha disparado la presencia de microcerveceras que comercializan sus propias fabricaciones.

Así ha sido como al otro lado del océano Atlántico el sector ha logrado en cierta medida revertir la caída en las ventas que había experimentado en los últimos años. Porque, conforme la comercialización de marihuana para uso recreativo aumentaba, el mercado de esta bebida cayó un 1 % en Estados Unidos, y en estados como Colorado, Washington y Oregon se llegó a situar en el 2 %. De hecho, entre 2006 y 2016 la cerveza perdió un 10 % de cuota de mercado frente a otras espirituosas como el vino o los licores.

Y mientras hay quien advertía que al tiempo que la industria cannábica incrementaba sus beneficios los ingresos de la cervecera irían cayendo paulatinamente (un informe apuntaba que este mercado podría perder más de 2 millones de dólares, unos 1,6 millones de euros), los productores se han puesto manos a la obra para evitar que esto ocurra. Para contrarrestar este posible efecto de la legalización de la marihuana a un lado y otro del mundo, las grandes compañías y los pequeños artesanos están trazando nuevas formas de cambiar esa tendencia.

Cerveza y cannabis, dispuestos a entenderse

Más allás de las firmas que se estampan en los despachos de las grandes compañías cannábicas y cerveceras, a pie de calle también se están dando pasos para sacar partido a la despenalización del consumo recreativo de la planta. Por ejemplo, en el estado de California la firma Lagunitas Brewing Co. ha incluido en su catálogo una nueva cerveza llamada SuperCritical Ale, elaborada a base de terpenos y compuestos aromáticos de aceites esenciales extraídos tanto del cannabis como del lúpulo. Se trata de un primer experimento realizado por esta firma que Heineken adquirió algún tiempo atrás, siguiendo la tendencia en esta industria de que el pez grande devora al pequeño.

Esta nueva receta no contiene nada de THC para así ahorrar a los bebedores posibles efectos psicoactivos, si bien también es cierto que la cerveza es uno de los alimentos que aumentan los efectos del cannabis. Para su elaboración, Lagunitas Brewing Co. ha contado con la colaboración de CannaCraft Inc., que fue la empresa encargada de proveer de los terpenos para la elaboración de la receta.

Aunque a día de hoy solo se puede encontrar en ciertos establecimientos de California, a este lado del Atlántico también encontraremos otras muchas firmas que han añadido cáñamo a los ingredientes que habitualmente utilizan para hacer sus cervezas. Son muchos los que consideran apropiado utilizar el cannabis en la elaboración de esta bebida, siempre y cuando no se convierta en un sustitutivo el lúpulo. Porque, en definitiva, lo quieran muchos o no, la cerveza y el cannabis están destinados a entenderse.