Este indicador regula el nivel de acidez o alcalinidad del agua y es uno de los responsables de que los nutrientes sean absorbidos por la planta. Mantener el pH en los parámetros indicados, entre 6 y 7, será fundamental para que este proceso pueda desarrollarse al máximo. Te mostramos todo lo que necesitas saber sobre este índice para que tus plantas crezcan fuertes y sanas.

El pH es uno de los parámetros que más preocupan a los cultivadores de marihuana. Aunque su medición y control no reviste muchas complicaciones, es necesario estar pendiente de este indicador tan crucial en la vida de las plantas. ¿Cómo conseguir el pH perfecto sin que se vuelva una tortura?

Contar con el pH correcto es vital para que nuestras pequeñas no sufran un bloqueo nutricional y puedan alimentarse con propiedad. Para estudiarlo, en 1909 el químico danés S.P.L. Sørensen estableció una escala que comprende niveles del 1 al 14. Los valores del 1 al 7 son llamados ácidos, mientras que a los que van del 7 al 14 se les conoce como básicos. Asimismo, Sørensen consideró el valor medio de 7 como neutro. 

Basándose en esta medición, las plantas de marihuana tienen su punto óptimo de pH entre 6 y 7. Sin embargo, hay unas ligeras diferencias entre lo más adecuado para la fase de crecimiento, que se sitúa entre 5,8 y 6,2, y la fase de floración, que puede contar con un pH más alto, incluso hasta 7. 

Estos parámetros les permiten conseguir los nutrientes necesarios para desarrollarse, mientras que por debajo o por encima son incapaces de hacerlo. Por ejemplo, si cultivamos con un pH demasiado ácido (es decir, por debajo de 5), esto puede provocar una mayor absorción de elementos del sustrato y con ello un exceso de determinados nutrientes, como el manganeso, el hierro o el zinc; a la vez, al perder su solubilidad se limitaría la filtración de ácido fosfórico, calcio y magnesio. 

De igual modo, si el pH es demasiado alcalino (o sea, superior a 7,5) no podría acceder a los iones disponibles a su alrededor de hierro, cobre, zinc, manganeso y boro, lo que también provocaría una ralentización del crecimiento de nuestras plantas. Por tanto, una de las primeras cuestiones que debe hacerse al iniciar el cultivo es medir el pH tanto de la tierra como del agua que utilizaremos.

¿Cómo medir el pH?

Para conseguir los parámetros precisos lo más adecuado es utilizar un medidor digital. En el mercado podrás encontrar desde los más sencillos como el Medidor Ph Ph55, que rápidamente te dan una lectura, hasta algo más sofisticados, como el Medidor Ph Para Tierra Mw100t especialmente diseñado para medir en tierra.

Si quieres algo más completo, también lo podrás conseguir gracias al Medidor Multiparamétrico Portátil Hi 9811-5, que, además de mediciones sobre el terreno de pH, ofrece la electroconductividad y los sólidos disueltos totales (TDS), de los que hablaremos más adelante.

Ahora bien, la mayoría de estos medidores, especialmente los de lectura continua, necesitan de un calibrado, ya que si no se utilizan durante un tiempo (como puede ser entre cultivo y cultivo), quedan en desuso. 

El proceso es muy sencillo. Para ello habrá que utilizar líquido de calibración. Algunos de estos aparatos necesitarán tomar dos puntos de referencia (suelen ser 4 y 7), mientras que otros con solo un rango tienen suficiente. Las marcas Hanna y Milwaukee ofrecen todas las opciones; incluso podrás adquirir el producto en bolsa para un solo uso o en bote para múltiples

También podrás encontrar en la tienda de LaMota diferentes sondas para el recambio de los medidores. Eso sí, ten en cuenta siempre que una vez realizado el cambio de sonda es necesaria la recalibración.

Medir el pH no solo se debe hacer al inicio del cultivo, sino rutinariamente, al ser un valor en el que influyen muchos factores y resulta cambiante a lo largo de la vida de la planta. De un pH correcto dependerá que la planta no enferme y sea resistente a ataques de hongos, virus y bichos que pueden perjudicarlas. 

¿Cómo regular el pH?

Una vez que conocemos la medida del pH llega el momento de ajustarlo a los parámetros indicados antes. Para ello existen productos que nos ayudan tanto a subir el índice de pH como a disminuirlo. 

En la tienda de LaMota podrás encontrar los líquidos reguladores de Advanced Hydroponics. Especialmente pensados para reducir el pH, el Ph-Down Grow lo hará durante la fase de crecimiento, mientras que el Ph-Down Bloom funcionará en la floración. Por su parte, el líquido Ph+ Up lo aumentará y es apto para ambas fases. 

Todos estos productos están disponibles en varios formatos (500 ml, 1 litro y 5 litros) y son indicados para cualquier medio de cultivo, ya sea tierra, coco o sistemas hidropónicos. Para utilizarlos deberás agregarlos poco a poco al agua de riego e ir comprobando periódicamente el valor del pH hasta conseguir el adecuado.

Algunos cultivadores prefieren prescindir de los productos líquidos, ya que hay que manipularlos con mucha precaución, y eligen gránulos en seco, como los fabricados por General Hydroponics. Estos productos actúan sobre el pH al mezclarlos con el agua.

Una vez obtenidos los parámetros correctos, lo primordial es mantenerlos con la sola ayuda de la tierra. Se trata de conseguir el efecto tampón que mantiene el pH estable y que ayudará a conservar las raíces protegidas con un nivel que variará entre un rango mínimo y otro máximo, aunque dentro de los parámetros aceptables para el cannabis. Conseguirlo solo es cuestión de cuidar la planta con la luz y la humedad adecuada. 

Otros parámetros para tener en cuenta

Del mismo modo, para regular el crecimiento del cannabis podemos medir cuánta electricidad conduce una solución de agua y obtener el nivel de concentración de sales iónicas en ella. Las escalas más utilizadas para medir la concentración de sustancias químicas son las escalas de electroconductividad (EC) y la escala de partes por millón (ppm), también conocidas como la cantidad de sólidos totales disueltos o la escala de TDC.

Tras el pH, el parámetro que más se utiliza es la electroconductividad (EC) del agua. Este indicador debe ir aumentando según la planta va creciendo. Por eso, cuando tenemos plántulas, lo más adecuado es que se encuentre entre 0,8 y 1,3 (si son clones pasarán a 0,5 y 1,3); durante la fase vegetativa deberán estar entre 1,3 y 1,7, y en la floración pueden llegar a alcanzar el valor 2. 

La medición de la EC también es sencilla con un dispositivo adecuado y sumergido en el agua de riego. Si el valor es muy superior a lo recomendado, deberemos usar filtros de ósmosis inversa para reducirlo. Si queremos aumentar el EC solo será necesario añadir minerales al líquido. Incluso, el uso de agua osmotizada puede aumentar el rendimiento de nuestros cultivos. 

Los cultivadores recomiendan realizar pruebas simultáneas de EC y pH. Estas lecturas se deben tomar a la misma hora todos los días. Así tus plantas estarán correctamente controladas y llegarán al final de la cosecha con el máximo rendimiento.