Eso es, al menos, lo que sugieren los resultados obtenidos en diversos estudios. La ciencia apunta a que estas diferencias se deben a las características genéticas y hormonales de cada sexo, y se revelan en aspectos como el apetito tras consumir, la tolerancia y sensibilidad a los efectos analgésicos del THC o las consecuencias sobre el apetito sexual. En todos estos aspectos, y en otros, hombres y mujeres pueden tener diferentes repercusiones. Sin embargo, también existen otros ámbitos en los que ser de uno u otro sexo no ejerce ninguna influencia.

Hombres y mujeres poseen diferencias de carácter genético y hormonal. Estas diferencias se notan en cómo se procesa la información, se perciben las experiencias o las emociones o, incluso, en las habilidades comunicativas y sociales.

En línea con ello, existen estudios que sugieren que los efectos de la marihuana sobre el organismo también se encuentran condicionados por el sexo al que se pertenece. Las investigaciones apuntan a que tales diferencias encuentran sus causas en factores neurobiológicos, en los que juegan un papel importante las hormonas sexuales. Otros motivos a los que apuntan los estudios son las diferencias en la distribución de la masa muscular y del tejido adiposo entre hombres y mujeres.

Apetito y mareos

Estas diferencias físicas se encuentran detrás de los diferentes modos en los que el consumo de cannabis afecta a hombres y mujeres. Una evidencia que parece demostrada, según lo apuntado en diversos artículos académicos, es que existe una mayor proporción de consumidores de cannabis varones. Los datos, además, señalan que entre ellos hay una mayor tasa de personas que no consumen solo cannabis, sino otras sustancias, como por ejemplo alcohol. También se ha podido documentar que el consumo de marihuana masculino suele generar un aumento de apetito, con una consiguiente mayor ingesta de alimentos.

En cuanto a las mujeres, diversas investigaciones sugieren que resultan más propensas a experimentar mareos vinculados con el consumo de marihuana. Además, son más susceptibles al deterioro de la memoria visuoespacial después de consumir cannabis.

El efecto analgésico del cannabis

Más allá de las diferencias señaladas, existen datos sobre la tolerancia al THC. Un estudio desarrollado por la Universidad de Columbia, en el cual participaron hombres y mujeres, demostró que las mujeres poseen una mayor tolerancia a la marihuana, lo que repercutió en una menor eficacia como analgésico.

Esta afirmación quedó demostrada en un estudio en el que participaron 49 personas voluntarias de ambos sexos; de ellos, 21 eran mujeres y 28 hombres. Todas estas personas eran consumidores habituales, de forma recreativa. Los voluntarios que participaron en el estudio fumaron una determinada cantidad de marihuana o de un placebo, con el objetivo de comparar el comportamiento entre unos y otros.

Una vez administradas las sustancias, los voluntarios tuvieron que introducir una mano en un recipiente con agua helada, con una temperatura de alrededor de 4º C. Debían mantener las manos sumergidas tanto tiempo como pudieran, hasta que fueran incapaces de soportar el dolor causado por la baja temperatura. El último paso fue cumplimentar un cuestionario; con él, los investigadores evaluaron tanto el nivel de sufrimiento que habían experimentado como el límite al que habían podido llegar.

Así, los hombres que consumieron marihuana aseguraron haber sentido menos dolor y desarrollado una mayor tolerancia a este. Su sensación dolorosa disminuyó considerablemente y soportaron más tiempo con la mano dentro del agua fría que aquellos que consumieron el placebo. Sin embargo, las mujeres no mostraron ninguna diferencia reseñable entre aquellas que habían fumado marihuana y a las que se les había administrado placebo. Es decir, al contrario que los hombres, las mujeres, aunque de forma muy breve y con poca intensidad, experimentaron un ligero aumento de la sensibilidad.

En el estudio se apunta a que esta reacción femenina sería un indicativo de hiperalgesia o sensibilidad anormal al dolor. Un fenómeno que podría estar asociado a un consumo prolongado de estas sustancias que, paradójicamente, aumenta la susceptibilidad al dolor.

Apetito sexual y fertilidad

El uso de cannabis influye también en aspectos como el apetito, el deseo y la función sexuales. En las mujeres, los estrógenos influyen sobre los efectos del cannabis. Al parecer, esta hormona femenina desempeña un papel muy importante en la receptividad del cerebro a los cannabinoides externos. Además, durante la ovulación aumentarían los niveles de endocannabinoides naturales.

También existen evidencias que demuestran que la acción de los endocannabinoides ayudaría a la fertilidad en las mujeres. Así, parece que, cuando el consumo de marihuana se produce en dosis moderadas, el resultado no es otro que un aumento de la fertilidad y del apetito sexual en las mujeres. Sin embargo, si la dosis resulta muy alta, puede ocurrir el efecto contrario: en lugar de aumentar ese apetito sexual, se reduce.

En el caso de los hombres, la situación seguiría un camino diferente. Si en las mujeres un consumo moderado puede ayudar a mejorar la fertilidad, en los varones podría tener otras repercusiones. En un estudio publicado en 2004 en la revista ‘Human Reproduction’, los consumidores de cannabis menores de 30 años tenían más casos de espermatozoides defectuosos. En conclusión, la ciencia señala que el consumo de cannabis en ellos puede influir en una pérdida de apetito sexual y en la producción de esperma.

A pesar de todas estas diferencias en función del sexo, existen diferentes ámbitos en los que el cannabis afecta a unos y otros por igual, como el estrés, la impulsividad, la cognición o el aprendizaje. Aunque la ciencia sigue avanzando en este campo, los estudios comparativos entre hombres y mujeres y los efectos del consumo de cannabis todavía suponen una pequeña parte, por lo que no existen conclusiones absolutamente firmes. Habrá que seguir investigando para obtener nuevas evidencias sobre cómo la marihuana nos afecta.