No todo el mundo está capacitado para seguir de forma férrea unas rutinas día tras día. Es más, en ciertas áreas de nuestra vida, las costumbres no son nada recomendables. En un mundo donde cada vez dejamos más espacio a la improvisación, donde reclamamos mayores libertades para organizar nuestro tiempo, ciertas pautas impuestas pueden acabar fastidiando. Sin embargo, existen ocasiones en las que seguir unos hábitos de forma minuciosa y constante resulta vital. Y eso ocurre con el cultivo del cannabis.

Si nos decidimos a embarcarnos en el fascinante mundo del cultivo de marihuana, siempre será conveniente hablar con expertos o conocidos que ya tengan su jardín privado de marihuana, para aprender de sus consejos. Y hablamos en plural, de comentar nuestras intenciones con más de un cannabicultor, para así extraer de las palabras de todos ellos nuestras propias conclusiones. Porque puede ser que alguno apueste más de lo debido por la improvisación, que a otro la vagancia le impida mantener todo impoluto o, por qué no, que alguno, nada más ver los primeros compases de la floración, venda la piel del oso antes de cazarlo.

Así, con las opiniones y enseñanzas de todos ellos, podrás valorar los aciertos y errores que cometen y elaborar una serie de rutinas si quieres que tus plantas crezcan en condiciones. Sin embargo, si los veteranos con los que hables no te guían por la senda adecuada, nosotros te vamos a contar cuáles son los hábitos que todo cannabicultor debería seguir con el fin de obtener una buena cosecha. Toma nota. 

La planta es la reina, no podemos descuidarla lo más mínimo

Si de verdad estamos comprometidos con el cuidado de la marihuana, lo primero que tendremos que hacer es adaptarnos a sus necesidades. El cannabicultor no es quien marca los tiempos. Podemos acabar por estresar a las plantas y provocar que, por ejemplo, acaben dándonos semillas, después de convertirse en hermafroditas. Para evitar que esto ocurra, solamente deberemos proporcionarles un ambiente acogedor, una atmósfera en la que no haya grandes cambios de temperatura y donde no les falte alimento. A medida que entendamos los elementos que rodean el cultivo de la marihuana, sabremos qué necesitan las plantas y tendremos que estar ahí para facilitárselo.

Con los pies en el suelo: siempre ten expectativas realistas

No es conveniente caer en el fatídico cuento de la lechera. Tenemos que controlar nuestro ímpetu en todo momento, no hacernos castillos en el aire nada más ver que brotan las primeras flores. Para empezar, porque puede generar cierta sensación de relajación que acabe provocando un fallo y echando por tierra toda la cosecha. Y porque, en caso de que el resultado no sea tan bueno como esperábamos, la desilusión se puede apoderar de nosotros hasta tal punto que no sepamos valorar el buen trabajo que hicimos en uno u otro aspecto. 

Limpieza meticulosa

Si quieres que tu jardín sea la envidia de todos tus colegas cannabicultores, tendrás que dejar todas las excusas a un lado. Para conseguir tu propósito no valdrá utilizar ni una sola vez el clásico “mañana hago esto y esto otro”. La pereza no será una buena aliada de nuestras plantas. Así que cuando haya suciedad u hojas que recoger, hazlo cuanto antes. No permitas que se acumulen los charcos en el suelo o en mitad de las plantas. Lo único que conseguirás haciendo esto es aumentar el riesgo de que una plaga arruine la cosecha que tan bien pintaba.

Y no escatimes en esfuerzos para mantener a tus 'pequeñas' a salvo de cualquier amenaza. Por ejemplo, si tienes posibilidad de hacerlo, cámbiate de ropa antes de entrar a la sala donde tengas tu cultivo ‘indoor’, más aún si acabas de estar al aire libre; con esta simple medida, conseguirás reducir enormemente las posibilidades de que algún ser vivo molesto, por diminuto que sea, se convierta en tu peor enemigo.

Siempre poniéndose al día, curioso por naturaleza

El hastío tampoco será un buen aliado a la hora de seguir otra de las rutinas que más recomiendan respetar los más veteranos cultivadores: la actualización constante. Deberás estar siempre a la última en cuanto a los avances que se produzcan en el cultivo de marihuana para ir adaptando y perfeccionando las técnicas y obtener así mejores rendimientos. Y aunque leas por aquí y por allá que tal método o tal otro funciona, deberás dedicar parte de tu tiempo a analizar si realmente eso sirve para que tus plantas mejoren o no. En este sentido, es muy importante saber adaptarse a las necesidades y abrir la mente. La tozudez no suele ser una buena aliada.

Sin prisa pero sin pausa, en la paciencia está el éxito

Como ya sabrás a estas alturas, el cultivo de cannabis no es un proceso demasiado complicado. Pero, eso sí, requiere de paciencia y dedicación. Debemos respetar escrupulosamente cada fase y nunca anticiparnos a la jugada. Hasta que las plantas no completen totalmente su ciclo vital no llegará el momento de recoger sus frutos, algo que también deberemos hacer con calma y sin permitir en ningún momento que se adueñe de nosotros las ansias.

Debes tener en cuenta, además, que hay ciertas fases del cultivo en las que es preferible esperar un poco más de tiempo para obtener un mejor resultado. En el caso de las variedades con predominancia Sativa, el hecho de alargarnos durante la floración puede provocar que la cosecha gane en sabor. A la postre, nuestras papilas gustativas se darán un festín con aromas más intensos y complejos. También ocurre durante las fases de curado y secado, donde habrá que dejar la marihuana reposar el tiempo adecuado.

Con cuidado, siempre hay actuar con cautela

La discreción es un bien muy valioso cuando de cultivar cannabis se trata. Si bien los cannabicultores que tienen su jardín al aire libre están mucho más expuestos a que algún vecino indiscreto les delate, si tienes tu cultivo en casa y vives en el centro de la ciudad también deberás andarte con cuidado. Por ejemplo, evita fiestas frecuentes con amigos donde se disparen los decibelios a horas intempestivas. Eso molestará al vecindario, algo que no suele traer buenas consecuencias. Es más, para evitar las miradas indiscretas del resto de la comunidad, procura que no te vean con cierto material de cultivo: mover tiestos de aquí para allá o transportar lámparas en hora punta no es demasiado aconsejable. Y controla en todo momento el olor, es tu mayor delator.

Eso sí, tampoco malinterpretes nuestras palabras. No se trata de que dudes de cada vecino o de que tapies todas las puertas y ventanas para evitar levantar la más mínima sospecha. Simplemente consiste en aplicar el sentido común. Actúa con naturalidad, sin excentricismos. 

Atempera tu entusiasmo, la humildad por bandera

Otro de los hábitos que tienen en común los más prestigiosos cultivadores de cannabis es la humildad. Hay que ser consciente de que debemos poner todo nuestro empeño en obtener el mejor resultado posible, teniendo en cuenta que no se trata de un concurso. En ocasiones, nuestros cogollos serán los mejores y más resinosos. En otras, tendremos que asumir que hemos metido la pata en alguna parte del proceso, bien por ir demasiado deprisa bien por no prestar la atención necesaria a nuestras plantas. No pasa nada. Siéntete orgulloso de cada uno de tus logros y haz todo lo posible para evitar repetir los errores del pasado. Nada más.