A grandes males, grandes remedios. Para hacer frente a las enormes trabas legislativas con las que se encuentran las firmas de marihuana de todo el mundo, algunas tratan de pergeñar nuevas estrategias. Otras, por su parte, han optado por aprovechar los grandes avances que, en el pasado, desarrollaron grandes compañías a nivel mundial. Es el caso de Golden Leaf, la empresa canadiense que quiere colonizar el mercado mundial esparciendo franquicias por aquellos lugares donde el consumo de cannabis está despenalizado.

En la incipiente industria cannábica todavía hay un largo camino por recorrer. Al contrario de lo que ocurre en otros mercados, ya maduros y con multitud de técnicas desarrolladas para llegar a más y más clientes, las empresas que se están gestando en el ámbito de la marihuana tienen por delante grandes retos a los que enfrentarse. Y si bien las autoridades no parecen dispuestas a ponérselo fácil, ya son muchas las que tratan de ingeniárselas para alcanzar un público más amplio y poner en prácticas estrategias que les permitan ganar tanto en eficiencia como en rentabilidad.

Una de las que parece avanzar en este sentido es la firma canadiense Golden Leaf, que ha puesto en marcha una fórmula que ya dio, y aún está dando, muy buenos resultados a empresas de la talla de Starbucks y McDonald’s. Así, un modelo de franquicias como el que catapultó a estas podría ser viable en la industria cannábica.

La compañía BlackShire Capital, una firma de capital riesgo centrada en la industria de la marihuana, ha alcanzado un acuerdo con Golden Leaf para lanzar una línea de franquicias y llevar el modelo de sus tiendas a todos los rincones de Canadá y Estados Unidos; e incluso más adelante, a medida que las legislaciones de otros países se vuelvan más permisivas, presentarse en otros mercados internacionales. 

Con el propósito de imitar el modelo de las tiendas Chalice Farms, presentes hoy tan solo en las ciudades de Portland, Dundee y Tigard (a falta del establecimiento que abrirá pronto en Damascus, también en Oregón), la compañía canadiense ha anunciado que están trabajando en el papeleo para concretar la alianza. Con el fin de evitar que Golden Leaf Holdings pierda el protagonismo, como les ocurrió a los fundadores de McDonald’s y Starbucks, ambas compañías crearán una tercera, gestionada de forma conjunta, que será la encargada de negociar con todos aquellos que quieran abrir un nuevo establecimiento bajo la marca Chalice Farms. 

“Franquiciar representa un vehículo atractivo para ejecutar nuestra estrategia de crecimiento de replicar el modelo operativo de Chalice Farms en nuevos territorios”, afirmaba William Simpson, consejero delegado de Golden Leaf. “BlackShire Capital lleva invirtiendo años en el mercado legal del cannabis. En Golden Leaf y Chalice Farms hemos encontrado un socio testado y progresivo que cree en una experiencia de cliente prémium. Esperamos trabajar con nuestro socio en un acuerdo definitivo que lleve esta marca a los mercados de Canadá, Estados Unidos y el mundo”, comentaba Kevin Reed, presidente de BlackShire.

¿Funciona el modelo de franquiciados en la industria cannábica?

Teniendo en cuenta que los conocimientos en torno al cannabis no están demasiado extendidos, replicar un modelo de tienda/dispensario muchas veces no parece una tarea sencilla. Ocurre al contrario que en otras industrias que hemos comentado: todo el mundo puede preparar un café o elaborar una hamburguesa, más aún con los procesos de producción que se han desarrollado al cabo de los años. Sin embargo, ¿qué producto o qué variedad son más adecuados para paliar la dolencia que explica uno u otro cliente? No todo el mundo tiene la capacidad y la información para responder a esta pregunta.

No obstante, ya existen experiencias de compañías que comenzaron como una tienda física y que al cabo de los años cuentan con sedes en distintas ciudades del país o en el estado en el que nacieron. Además de tratar de convencer a los intrépidos empresarios que quieran subirse al barco alegando las altas rentabilidades del negocio y el esperanzador futuro que tendrían por delante, las firmas que apuestan por el modelo de franquicia tienen que ser capaces de formar a quienes monten el negocio con su marca, para que esta no se resienta lo más mínimo y el servicio sea el mismo en un establecimiento u otro.

Para ello, uno de los aspectos que más cuidan de cara es transmitir el conocimiento acumulado a lo largo de los años. Los hay que incluso invitan a quienes deseen poner en marcha su propia tienda o ‘grow shop’ a que acudan a sus instalaciones para conocer de primera mano cómo funcionan las relaciones entre los distintos actores implicados.

Existen otras iniciativas que ofrecen a dispensarios en funcionamiento adherirse a su programa de franquiciados, para así aumentar sus beneficios ofreciéndoles sus ‘know how’, conocimiento y experiencia. “Muchos dispensarios independientes están generando ingresos muy por debajo del promedio del mercado”, apuntaba Christian Hageseth, un experimentado empresario de la industria cannábica que ha puesto en marcha ONE Cannabis. La iniciativa es muy ambiciosa y no busca solo entablar acuerdos con dispensarios en marcha, sino también con aquellos nuevos que ya cuenten con la licencia necesaria y con esos empresarios que quieran lanzarse al mercado del cannabis. Con todos ellos, la firma de Hageseth tiene perspectivas de abrir un total de 50 establecimientos solo en el estado de Colorado en los próximos tres años. 

Si a otras compañías de la talla de Starbucks o McDonald’s les salió bien la jugada, ¿por qué las empresas Golden Leaf o iniciativas como ONE Cannabis no podrían tener la misma suerte? Cuando consigan transmitir a sus franquiciados los conocimientos adecuados para que gestionen sus establecimientos de la mejor forma, seguro que la estrategia surtirá efecto.