En las dos últimas décadas, el número de galos dispuestos a regular la hierba ha crecido hasta casi la mitad de la población. Por otra parte, hasta un 80 % de franceses piensa que las políticas restrictivas no han servido de nada. Al Parlamento ha llegado una propuesta de ley para una “legislación controlada” que ayude a luchar contra el tráfico ilegal, mientras que el debate está también en las primarias de las próximas elecciones presidenciales. A pesar del ambiente favorable, habrá que estar pendiente de los resultados de esos comicios.

Hay vientos favorables a la legalización o despenalización de nuestra planta favorita en el país galo. Los franceses ven con buenos ojos la regulación del cannabis, porque las políticas del país no han sido eficaces: según una encuesta de este mes de enero publicada por el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP), un 43 % de los galos están dispuestos a la despenalización de la hierba. Esta cifra ha ido creciendo en los últimos años, pues en 2012 eran un 30 % y en 1996 apenas un 26 %. Además, ahora en 2017, la mitad de los menores de 35 años se muestran partidarios a esta despenalización.

En opinión de Jérôme Fouquet, director del departamento de opinión pública de IFOP, este aumento constante se debe a que "los franceses tienen la opinión de que la posición oficial actual ya no está adecuada" a los tiempos que corren. El uso de la marihuana, calificada como estupefaciente desde 1970, puede ser castigado con hasta un año de prisión y una multa de 3750 euros. 

De acuerdo al Gobierno, 700.000 franceses consumen cannabis a diario, mientras que 1,4 millones (de un total de 66,8 millones) fuman al menos 10 porros al mes. Además, según un estudio de 2016 de la empresa Ipsos, más del 80 % de los galos creen que no es eficaz la legislación actual, mientras que el 52 % están a favor de algún tipo de regulación y quieren que el debate se plantee durante la campaña para las elecciones presidenciales, que tendrán lugar el 23 de abril.

Y, tal y como han deseado muchos galos, la hierba ya es una de las protagonistas de la campaña. El candidato socialista Benoît Hamon ha apoyado la liberalización de las leyes sobre el cannabis y ha afirmado que la prohibición es una pérdida de tiempo y recursos: "Nuestra política de criminalizar el cannabis ha sido un rotundo fallo", ha dicho. 

Hamon, que fue ministro de Educación, ganó la primera vuelta de las primarias socialistas y ahora tendrá que enfrentarse al hasta entonces favorito, el ex primer ministro Manuel Valls, que no se ha mostrado tan favorable a la legalización de la marihuana. Curiosamente, en 2014 y cuando era ministro de Interior, Valls afirmó en una entrevista que "quizá" había probado la hierba en su juventud. 

Mientras tanto, recientemente varios diputados nacionales ha presentado un proyecto de ley para una "legislación controlada del cannabis". Entre los objetivos estaría "reducir el riesgo asociado al tráfico con la sustancia", ha dicho el diputado ecologista Noël Mamère. Para ello, se crearía un monopolio de producción y distribución con el que se generarían entre 20.000 y 30.000 empleos en sectores como la agricultura y el comercio, generando unos ingresos para el Estado de entre 2000 y 3000 millones de euros. El consumo se limitaría al ámbito privado y estarían prohibidos el consumo público, la venta a menores o la publicidad.

El objetivo es que la propuesta se discuta y que luego se vote en referéndum. Para convocarlo, es necesario el voto favorable de una quinta parte de los miembros de la Asamblea Nacional (185 parlamentarios) y el apoyo previo de una décima parte de los electores inscritos (actualmente, unos 4,6 millones de franceses).

A pesar de las buenas perspectivas, habrá que ver qué pasa con el nuevo habitante del Elíseo. El Frente Nacional (extrema derecha) de Marine Le Pen, candidata a la presidencia, se opone a la despenalización, al igual que el candidato de centroderecha François Fillon. Ambos son los que más posibilidades tienen de convertirse en presidentes, así que se avecina un futuro incierto para los promotores de una regulación positiva del cannabis.