Inspirados por la madre de la familia, la doctora Janice Knox, todos los miembros de esta saga han conocido las bondades del cannabis y no han dudado a la hora de subirse al carro para crear una clínica donde los pacientes se benefician de las propiedades medicinales de la marihuana. American Cannabinoid Clinics, que cuenta con su primera sede en Portland, surge con la idea de indagar en cómo las cualidades terapéuticas de la planta repercuten en el cuerpo humano, apostando por un trato personalizado a aquellas personas a las que “la medicina tradicional ha fallado”.

Casi por casualidad, como surgen los mejores y más ilusionantes proyectos. Así fue como la doctora Janice Knox se encontró recibiendo a pacientes que querían conocer las bondades de la marihuana para tratar de encontrar remedio a sus problemas de salud. Criada en California, concretamente en la bahía de San Francisco, fue anestesista casi por error. Cuando se matriculó en la Universidad de Washington allá por la década de los 70, pensó que con las jornadas de trabajo que podía tener estudiando esa especialidad habría menos problemas para conciliar el tiempo laboral y familiar. Pero no fue así. 

Acabó trabajando los siete días de la semana y, por si fuera poco haber fallado en el planteamiento, en su puesto se sentía degradada. No solo porque los pacientes pensaran que se trataba de una enfermera en lugar de una doctora, sino porque además tenía que aguantar comentarios racistas del tipo “quiero un médico blanco”. Con tal concatenación de circunstancias y tras 35 años de trabajo, Janice Knox decidió abandonar su puesto de anestesista allá por 2012 y aprovechar una nueva oportunidad laboral que surgió. Se pusieron en contacto con ella desde una oficina encargada de elaborar ‘card mills’, una práctica en la que el personal sanitario se dedica a recetar distintos medicamentos a los pacientes más que a tratarlos de forma minuciosa. 

Según cuenta, un colega suyo no pudo aceptar el puesto de trabajo y, pese a que ella no había tenido relación alguna con el cannabis, decidió aceptarlo. Hizo esto por dos motivos: porque el cannabis comenzaba a ganar protagonismo en el terreno medicinal y porque siempre le habían interesado los tratamientos naturales para combatir ciertas patologías. Así fue como empezó a investigar. 

En su nuevo puesto de trabajo, lo primero que le sorprendieron fueron los pacientes. Al contrario de lo que ella hubiera pensado, eran personas normales: ancianos y personas de mediana edad con una buena posición económica, que Janice Knox no esperaba encontrar en una circunstancia así. Pero las razones por las que estaban allí le ayudaron a entender la situación. “Eran personas a las que había fallado la medicina convencional”, como relata la protagonista de nuestra historia, que por este mismo motivo habían decidido probar otros métodos. 

Pero claro, esta profesional sanitaria se encontró con que no tenía las nociones necesarias y no sabía qué responder a las preguntas de sus pacientes. Cuestiones del tipo qué variedad es mejor, si es preferible fumar o alguna otra forma de consumo o qué cantidad debían tomar escapaban a los conocimientos que tenía Janice. “Me avergoncé porque esperaban que yo, un médico, les dijera cómo usar este medicamento y no pude responderles. No sabía nada sobre el cannabis”, reconoce sin tapujos. 

Una nueva aventura

Donde algunos habrían abandonado, Janice Knox vio una oportunidad de emprender una nueva aventura profesional. Y así lo hizo. Comenzó a investigar el cannabis, sus propiedades medicinales y el sistema endocannabinoide, para así empaparse y ser de utilidad a los pacientes que iban a verla. Leyó multitud de informes, realizó ciertos cursos y asistió a las conferencias que impartían los especialistas, hasta que finalmente obtuvo la certificación de experta en la planta.

Y fue entonces cuando empezó su andadura profesional en solitario, con el firme propósito de reforzar la labor profesional a la hora de utilizar la marihuana con fines medicinales. Con esta meta fundó la American Cannabinoid Clinics. Quien no tardó en unirse al proyecto fue su marido David, que tras 38 años a sus espaldas como médico en urgencias, y posiblemente contagiado con el entusiasmo de su esposa, decidió dar un giro y comenzar a tratar a los pacientes con cannabis. 

Quienes tampoco quisieron dejar pasar la oportunidad fueron Rachel y Jessica Knox, las hijas de Janice y David, que encontraron la propuesta de su madre muy acertada y no dudaron a la hora de sumarse al proyecto. Eso sí, en distintas circunstancias y tras acabar sus respectivas residencias. No obstante, esto no fue ningún impedimento para que la menor de la familia también pudiera atender a los pacientes de la American Cannabinoid Clinics desde la distancia gracias a la telemedicina.

Profesionalidad y personalización, las claves

La apuesta de la familia Knox es clara: lejos de esas clínicas que atienden a los pacientes de forma rápida y ágil para lograr ver a cuántos más mejor, ellos han optado por un trato personalizado y con mucha dedicación. “Queremos que nuestros pacientes vengan a nosotros en busca de orientación, no para una receta. No estamos aquí para ver a un paciente cada cinco minutos”, apunta Rachel. La mentalidad que ha implantado Janice Knox entre los suyos es que, lejos de hacer mucho dinero, de lo que se trata es de atender a cada persona según sus necesidades y a sus conocimientos en la materia. 

Por esto mismo, como apuntan los miembros de esta familia de médicos, de lo que se trata es de ver si tal o cual tratamiento funciona en un paciente, si responde adecuadamente a una alta dosis de THC, si tiene ciertas reticencias a algún modo de consumir cannabis, la forma que más cómoda le resulta de tomarlo… Multitud de variables que tanto Janice como David, Rachel y Jessica parecen tener muy bien asumidos y que tratan de poner en práctica cada día en su clínica. Un trato adecuado para un tratamiento basado en la marihuana al que recurren cada vez más pacientes para los que la medicina convencional, visto lo visto, no parece tener respuestas.