Muchos de los argumentos contrarios al uso o la legalización de la marihuana se basan en creencias que no se han demostrado científicamente, sin datos que las sustenten o incluso contrarias a los resultados de las investigaciones.  Este tipo de ideas suelen centrarse en temas como el impacto del consumo de marihuana en la inteligencia o el desarrollo de síntomas de esquizofrenia, así como en las presuntas consecuencias de la regularización en la delincuencia o el número de usuarios. Repasamos algunos de estas afirmaciones infundadas y desmentidas por el Centro Internacional por la Ciencia en las Políticas de Drogas.

Aunque las informaciones falsas y los rumores infundados son una consecuencia habitual del desconocimiento, algunas creencias erróneas pueden llegar a promover ideas que no se corresponden con una realidad comprobada científicamente o que ni siquiera se ha demostrado. En el caso del consumo de cannabis, esta confrontación entre mitos populares y evidencias resulta especialmente común, debido a la mala imagen que algunos asocian a una planta con innumerables beneficios.

Aparte de en el terreno científico, en temas que tienen que ver con la adicción y los daños que la marihuana causa en el organismo, las falsas creencias suelen aludir a las consecuencias de su regulación. Por ejemplo, no es extraño escuchar como argumento en contra que la legalización no disminuye el número de crímenes relacionados con su distribución ilegal. Sin embargo, esta asociación todavía no se ha analizado, ni existen datos que la corroboren. Sí existen, no obstante, informes que demuestran el fracaso de las políticas prohibitivas en acabar con la delincuencia, el tráfico o el alcance de los mercados ilícitos. Este es solo un ejemplo, pero existen otros desmentidos recogidos por el Centro Internacional por la Ciencia en las Políticas de Drogas (ICSDP, en inglés) y reflejados recientemente por la Federación de Asociaciones de usuarios de Cannabis catalana. 

Consumir marihuana produce esquizofrenia

Pese a que algunas investigaciones apuntan a la relación entre el uso de cannabis y un mayor riesgo de desarrollar síntomas asociados con la esquizofrenia, un trabajo reciente señala que el cannabis por sí mismo no incrementa la aparición de estos problemas. Tal como explican desde el ICSDP, resulta difícil vincular los componentes de la planta con algún tipo de trastorno neuronal, ya que, aunque una persona que consuma marihuana desarrolle una alteración, resulta complicado determinar si se trata de una consecuencia directa del consumo. 

El cannabis es la puerta a otro tipo de sustancias

El reputado médico Kevin Hill, director del hospital psiquiátrico McLean en Massachusetts y profesor de la Universidad de Harvard, lo ha expresado claramente. Cuando le preguntaron sobre la posibilidad de que la marihuana sea el trampolín para que los usuarios pasen a consumir sustancias adictivas o drogas potentes, McLean advirtió que cualquier consumo en menores es inadecuado, pero que aquellos que han recurrido al cannabis en la juventud “no están condenados” a consumir otras sustancias.

Por su parte, Michelle Taylor, investigadora de la Universidad de Bristol, ha afirmado que a menudo los estudios establecen una asociación entre el uso de marihuana y otras sustancias, pero que no se ha encontrado una relación de causalidad. “No hay evidencias de que el uso de cannabis cause el posterior consumo de drogas”, ha dicho la experta. 

La regulación aumenta la oferta

Algunos políticos basan su postura contraria a la regulación de la marihuana en la creencia de que su legalización conlleva un aumento de la oferta y, por tanto, del uso entre la población. Sin embargo, este fenómeno es precisamente el que se ha observado bajo un régimen prohibitivo: en el mercado ilegal, los precios son más bajos (como la calidad del producto en muchas ocasiones), por lo que resulta más accesible y fácil de obtener ilícitamente. La regulación persigue el fin de este mercado y sirve para prevenir que los menores de edad tengan acceso al cannabis. 

El consumo de cannabis disminuye el cociente intelectual

Pocos estudios han concluido alguna vez que consumir marihuana provoca una disminución del cociente intelectual. El más conocido solo lo detectó en 38 de los participantes, el 9,7 % de la muestra, sin poder establecer ninguna relación de causalidad entre el cannabis y la presunta reducción de inteligencia. Por otro lado, según apuntan otros expertos, esta observación parecen más bien el resultado de factores socioeconómicos (como el nivel económico, la clase social, etc.) que no midieron sus autores. 

La regulación promueve el turismo cannábico

Si bien el consumo de cannabis se ha convertido en una de las atracciones de países como Holanda, no se ha comprobado que su regulación fomente el turismo cannábico. Aunque se estima que alrededor del 25 % de las personas que viajan a Ámsterdam visitan un ‘coffee shop’, solo un 10 % consideran esta visita como el principal motivo de su viaje. En Colorado, el 44 % de las ventas en áreas metropolitanas y el 90 % de las producidas en zonas rurales corresponden a residentes en el país. 

Además, el turismo cannábico está muy relacionado con la situación de los territorios vecinos al país donde el consumo está regulado: si uno de ellos es el único en legalizar el consumo de marihuana en todo un continente, su atracción turística por esta razón se incrementa, pero no como consecuencia de su marco normativo. 

La marihuana altera funciones cognitivas

Aunque algunas investigaciones han encontrado supuestas pruebas de que el consumo abundante y prolongado en el tiempo puede afectar a áreas como la memoria y el aprendizaje, sus resultados no pueden considerarse definitivos. Como aseguran desde el ICSDP, “hay agujeros en las evidencias científicas sobre los efectos y su reversibilidad”, por lo que no puede generalizarse ni hacer afirmaciones rotundas en este sentido. Aún se necesitan nuevas investigaciones para esclarecer muchos de estos puntos. 

La regulación aumenta el número de personas que conducen bajo los efectos del cannabis

Conducir después de haber consumido marihuana puede suponer un riesgo para el resto de los vehículos y sus pasajeros. Existen estudios que corroboran que ponerse al volante en estas condiciones aumenta las posibilidades que se produzca una colisión. Sin embargo, los resultados hallados hasta el momento no sugieren que la regulación del cannabis afecte al número de conductores imprudentes. Así lo advierte la organización internacional, que indica que, según el Departamento de Transporte de Colorado (donde el consumo recreativo es legal para mayores de 21 años desde 2012), el número de accidentes ha descendido en 2014 respecto a 2013. 

El cannabis es tan adictivo como la heroína

Actualmente, no existen pruebas que permitan afirmar que el cannabis resulta tan adictivo como la heroína. Sí hay, sin embargo, investigaciones que han demostrado que menos de una de cada diez personas que consumen marihuana durante toda su vida desarrolla adicción, lo que significa que el 90 % de los usuarios de cannabis no llegan a sentir nunca esta reacción del organismo. Este último porcentaje aumenta cuando hablamos de periodos más cortos: casi el 100 % de quienes consumen marihuana durante un año no presenta ningún signo de adicción.

En el caso de la heroína, la probabilidad de que un consumidor habitual desarrolle adicción supera el 23,1 %. El poder adictivo del cannabis, según revelan los datos presentados por el ICSDP, es considerablemente menor que el de sustancias como el alcohol y la nicotina del tabaco.

El cannabis causa daños mortales en los pulmones y el corazón

Los expertos todavía no conocen bien los efectos que los componentes del cannabis tienen en algunos órganos, como el corazón y los pulmones. A pesar de que algunos estudios han analizado estos procesos, los científicos no han logrado establecer ninguna relación causal entre el consumo de marihuana y el desarrollo de problemas cardiovasculares. En el caso de los pulmones, ocurre algo parecido: las consecuencias de fumar cannabis en las vías respiratorias todavía no están claras. Mientras que algunos trabajos han asociado someramente el consumo con ciertos trastornos respiratorios, otros no hallan evidencias suficientes para esta asociación.

El cannabis es entre el 300 y el 400 % más fuerte que hace 30 años

Algunos estudios revelan que la potencia del cannabis distribuido en Estados Unidos, medida en términos de THC (uno de los componentes con efectos psicoactivos de la marihuana), se ha incrementado entre el 3 y el 12 % en las últimas tres décadas. No obstante, como advierten desde el ICSDP, la concentración de THC por sí sola no es un buen indicador de la potencia del cannabis. Por otro lado, cabe señalar que en Europa solo se ha detectado un aumento de este factor en Holanda y Reino Unido. 

Como hemos comprobado a lo largo de estos párrafos, quienes desean presentar argumentos contrarios al uso y la regulación del cannabis recurren a menudo a afirmaciones que no tienen un fundamento científico ni están respaldadas por datos. La próxima vez que te encuentres con alguna información dudosa, lo mejor es que intentes contrastarla para asegurarte de su veracidad.