El mundo de la marihuana en Estados Unidos se ha vuelto loco. Ahora resulta que a los famosos de allí no solo les patrocinan la ropa que visten o lo que beben, sino que les regalan la hierba a cambio de que lo difundan o que presten su nombre a una variedad.

Este es el caso del famoso rapero estadounidense Wiz Khalifa, que ni corto ni perezoso reconoció en un late show que no paga por la ganya que fuma, sino que se la regalan. Y esto se debe a que ha accedido a ponerle su nombre a una variedad, Khalifa Kush, que comercializa un distribuidor californiano.

Probablemente se trate de una índica normal y corriente pero, claro, si asociamos el rapero y su imagen a la variedad… como que sabe mejor, ¿no? Seguro que influye psicosomáticamente. Puede que hasta coloque más y todo.

Esto nos recuerda al bombazo de la película de Pineapple Express, y como tras ella surgieron distintas marihuanas con ese nombre tratando de no perder ese tren hawaiano directo a los dólares. En el caso de la Kush Khalifa desconocemos si el movimiento les va a salir rentable, teniendo en cuenta la cantidad de canutos que se fuma el rapero al día.

Los americanos son muy espabilados con esto de los negocios, y ahora que se ha abierto la veda cannábica en dos estados, y que próximamente se abrirá en muchos otros, no es de extrañar que surjan iniciativas tan comerciales como ésta.

¿Qué ocurriría si todo el mundo fuese tan tiburón para los negocios como allí? ¿Os imagináis a famosos y artistas de España patrocinando el consumo de determinadas variedades? Sería bastante estrafalario, la verdad. Surgirían cosas como la Santa Sabina, una sativa muy creativa y lírica; o la Pocholo Attack, una índica potente con efecto muy físico. O, por ejemplo, la Gervasio Gold, una marihuana medicinal para tratar afecciones deportivas o dolencias musculares crónicas.

De hecho este movimiento comercial también existe, pero en Canadá. Allí el primer oro olímpico de la historia en Snowboard, Ross Rebagliati, fundó hace poco su empresa de marihuana medicinal. A Ross casi le desposeen en 1998 de su medalla por un positivo en cannabis.

Un tazón de crispis de Ross Rebagliati por la mañana y a currar.

En fin, el mundo de la marihuana está a punto de explotar, o mejor dicho, de entrar en combustión. En Estados Unidos ya está ardiendo. Y no será raro ver cada vez más iniciativas de este tipo, que sin quererlo normalizan el status de tabú que todavía envuelve a esta santa planta.