Aunque no sea demasiado popular entre aquellos cannabicultores que buscan una producción abundante y rápida, ya que esta variedad tiene un periodo de floración de hasta 14 semanas, esta Sativa se ha convertido en una reliquia por lo que representa para la cultura del cannabis. Esta extraña planta que a medida que se desarrolla se parece más a una vid que a una planta de marihuana, fue engendrada en honor al profesor Grinspoon, una eminencia de la ciencia que, tras comprobar de primera mano los efectos terapéuticos del cannabis, se convirtió en un férreo defensor del mismo y de sus usos medicinales.

La experiencia del Doctor Lester Grinspoon, profesor emérito de psiquiatría en la Universidad de Harvard, bien podría ser el ejemplo de lo que a muchos les ha ocurrido en las últimas décadas. Antes de convertirse en uno de los más reputados defensores de los múltiples efectos beneficiosos de la marihuana y de ganarse la admiración de toda la comunidad cannábica, este experto trató de realizar una investigación que sacase a la luz lo pernicioso que podía ser el consumo de cannabis. Sin embargo, la realidad con la que se topó era bien distinta.

Sus propios análisis vinieron a demostrar lo opuesto. Tal y como relató en su libro ‘Marijuana Reconsidered’, que vio la luz en 1971, sus creencias respecto a la planta de marihuana quedaron por tierra y tuvo que reconocer abiertamente que sus hipótesis eran erróneas, al tiempo que admitía los destacados efectos beneficiosos que podía tener el cannabis a la hora de paliar ciertas dolencias y enfermedades. Como el propio Dr. Grinspoon reconocía: “aprendí que a pesar de mi entrenamiento como médico y científico, había sufrido un lavado de cerebro como prácticamente todos y cada uno de los ciudadanos de este país (Estados Unidos)”.

Además, como él mismo cuenta, no solo fueron los ensayos científicos los que le llevaron a cambiar su concepción de la planta. Cuando solo tenía 10 años, a su hijo Danny le diagnosticaron leucemia linfocítica aguda. En el tratamiento al que fue sometido, también se incluían sesiones de quimioterapia, las cuales acababan por provocarle unas terribles náuseas y vómitos. Supieron entonces que en la ciudad de Houston, alguien que sufría la misma enfermedad recurría al cannabis para paliar esos síntomas, por lo que la familia Grinspoon acudió a la planta para tratar de hacerle a Danny el tratamiento más llevadero.

Y vaya si lo consiguió. Aquellas náuseas y vómitos desaparecieron y el hijo del doctor Grinspoon ganó en calidad de vida. “Eso fue lo que llevó al primer estudio sobre cannabis”, reconocía abiertamente el propio profesor de la Universidad de Harvard.

El mito se convirtió en leyenda… y en semilla

Como señal de agradecimiento por todo lo que hizo para tratar de cambiar la imagen que de la planta tenía toda la sociedad estadounidense y del resto del mundo, desde el banco de semillas de marihuana holandés Barneys Farm quisieron crear una variedad que homenajeara al profesor. Así fue como surgió la semilla Dr Grinspoon, una Sativa que si bien no es apta para todo los cultivadores, encierra ciertos misterios que la han llevado a conquistar las plantaciones de cannabicultores de todo el mundo.

Quizá haya sido por la extraña y peculiar morfología de esta genética, que llama la atención de quienes quieren algo distinto en su cultivo. Y es que, a medida que se desarrolla surgen más semejanzas con una vid que con una planta de marihuana. Esto se debe a que sus cálices están separados casi por completo entre sí, un fenómeno del que nadie sabe el cómo ni el porqué. De lo que sí hay certezas es de que este detalle ha sido suficiente para motivar a algunos cultivadores a apostar por ella. 

Eso sí, antes de decantarnos por esta variedad de cannabis debemos de tener en cuenta que brotará de ella una planta cuyas ramas no alcanza demasiado grosor y, eso sí, es bastante alta, algo que debemos tener en cuenta a la hora de incluirla en nuestro espacio de cultivo. Allí se convertirá en un auténtico espectáculo visual a medida que avanza su floración, que puede prolongarse hasta un total de 90-95 días. Esto hace que muchos cultivadores que buscan genéticas más ágiles no se decanten por la Dr. Grinspoon. Por contra, todos ellos se pierden el tono rojizo y verdoso que alcanzan sus flores, así como que estén repletas de resina

Junto a esos abundantes cristales de THC que emanan de sus cogollos y el aroma a zumaque y limón que desprenden, no podemos pasar por alto el poderoso efecto de esta variedad creada para homenajear a este activista cannábico. De hecho, este bien podría ser otro de los motivos por los que muchos se decantan por esta semilla, pues no resulta demasiado sencillo encontrar una Sativa de la vieja escuela de tan alto grado como esta. 

Se trata de un efecto rompedor que convierte la Dr. Grinspoon en algo único. Tras su humo ligero se esconde un golpe cerebral fuerte, duradero y energético. Todo ello acompañado de sus aromas, que van desde lo cítrico a lo floral, aderezado con toques de frutas tropicales. Una verdadera obra de ingeniería por parte de los ‘breeders’ del banco Barneys Farm, que dieron con la mejor forma de rendir homenaje a uno de los abanderados del cambio de conciencia respecto al cannabis de las últimas décadas.

No sabemos si, en algún momento, el doctor Grinspoon, quien se propusiera concienciar a la sociedad de Estados Unidos de que la marihuana no era tóxica como muchos se empeñaban en señalar, llegó a probar la semilla que le dedicaron. Lo hiciera o no, lo cierto es que ya se encuentra en el selecto club de personalidades a las que un banco ha homenajeado creando una variedad con su nombre, donde ya se encontraban el activista estadounidense Jack Herer o el músico Bob Marley. En este caso, además, con una genética sumamente llamativa, tal vez para reflejar así lo que el propio Lester sintió al descubrir que la marihuana no era tan tóxica como le habían hecho creer.