El país escandinavo ha puesto en marcha un programa de expedición de licencias para que empresas extranjeras y nacionales produzcan, importen o manufacturen este tipo de marihuana. Con este producto se cubrirá un programa paralelo, una iniciativa de cuatro años para prescribir cannabis a los pacientes de algunas enfermedades. Algunos proyectos ya hablan de producir 120.000 kilos de cannabis al año. Si esta iniciativa llega a buen puerto, las siguientes que surjan en estos cuatro años pondrán al país en la vanguardia de Europa.

En la península de Jutlandia y alrededores podría estar gestándose la próxima revolución cannábica europea. Dinamarca ha puesto en marcha nuevos proyectos legislativos que ayudarían a crecer a la industria de la marihuana en el país. Desde diciembre del año pasado, cuando lo aprobó el Parlamento nacional, la agencia del medicamento del país ha expedido 12 permisos para producir cannabis terapéutico. Y esto parece ser solo el comienzo.

En concreto, 17 compañías han pedido hasta ahora producir. De ellas, 12 recibieron el visto bueno, dos no y otras tres, a finales de febrero, todavía estaban esperando una resolución. Recibir el visto bueno no es sencillo, ya que hay que contar también con la aprobación de la policía danesa y de la agencia nacional de agricultura. Tras recibir el permiso, pueden cultivar marihuana, pero también importar y manufacturar cannabis medicinal. En la web de la agencia del medicamento hay información para facilitar el trabajo de las empresas que quieran pedir la licencia.

En cualquier caso, las buenas noticias ya han atraído a empresas de Estados Unidos y Canadá. De este último país ya está instalada Aurora Cannabis, una productora de cannabis terapéutico que se alió con una empresa tomatera danesa para instalar invernaderos. Tienen el permiso desde el 1 de enero de este año, y el objetivo es producir 120.000 kilos de cannabis al año en una instalación de 93.000 metros cuadrados. Toda esa cantidad de cannabis no sería solo para Dinamarca, sino para proveer a los mercados escandinavos de Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia. El excedente se venderá a otros países de la Unión Europea.

De acuerdo a Aurora, los 93.000 metros cuadrados se construirán en fases; de ellos, los primeros 18.500 están programados para terminarse a lo largo del tercer trimestre de este año. En el próximo invierno boreal debería estar terminada toda la planta. 

Otra ‘venture’ entre una empresa internacional y otra danesa es la que ha hecho la también canadiense Canopy Growth Corporation con la local Spectrum Cannabis. Ambas tienen intención de comenzar su producción en un espacio de 40.000 metros cuadrados que, curiosamente, se situaría en la misma ciudad que el ejemplo anterior: Odense, la tercera urbe más grande del país y a 147 kilómetros de Copenhague.

La promoción del cannabis medicinal que favorecerá a la industria

Además de todo esto, a partir del pasado 1 de enero los médicos pueden prescribir cannabis terapéutico a los pacientes. Se trata de una prueba piloto que durará cuatro años y que, como la expedición de licencias, también fue autorizada por el Parlamento nacional.

En el primer mes de experimento, 111 daneses han sido tratados con aceite de cannabis, aunque algunos de ellos tuvieron más de una receta, por lo que el cannabis se prescribió 131 veces del 1 al 29 de enero, por parte de 53 médicos distintos. Las enfermedades que se tratan son la esclerosis múltiple, el dolor crónico o las lesiones medulares, pero también efectos secundarios de la quimioterapia como las náuseas y los vómitos; la propia agencia del medicamento ha explicado en unas directrices cuáles son las posibles indicaciones terapéuticas de la planta. También hay que decir que es necesario justificar médicamente la prescripción para hacerla.

Aun así, hay doctores que no han querido hacerlo. Esto ha hecho que, en apenas un mes de programa piloto, haya saltado la polémica, ya que algunos pacientes, que saben que su estado físico y mental mejora con estos productos, han buscado la planta en el mercado negro. 

El objetivo del programa piloto es establecer en estos cuatro años un marco seguro para el uso de cannabis medicinal en el sistema sanitario danés. Aunque el programa establece que se pueden importar productos de países miembros del Espacio Económico Europeo, también incluye a los productores intermediarios del país, es decir, que una compañía podría importar la marihuana y transformarla en un producto que, tras el etiquetado, se venda en farmacias.

La experiencia piloto en el sistema sanitario se desarrolla al mismo tiempo que la intención del Ejecutivo de convertir a Dinamarca en un país puntero en la producción de cannabis para uso medicinal. Así, las compañías que entren en él podrán suministrar los productos que formen parte del proyecto sanitario. De momento, el aceite o el té cannábico se están importando de Holanda. También se han aprobado otros fármacos con cannabinoides sintéticos, como Sativex, Nabilona y Marinol. A lo largo de estos cuatro años el programa se puede ampliar e incluir otros medicamentos o dolencias que tratar.

De acuerdo a algunas encuestas, un 88 % de los daneses apoyan la idea de legalizar el cannabis medicinal y esperan que sea el primer paso para legalizar la planta por completo. El debate de la regulación del uso terapéutico lleva latente varios años en el país, e incluso la Asociación Médica Danesa propuso un estudio clínico con pacientes para comprobar su eficacia. Su presidente, Andreas Rudkjøbing, explicó que con ello se obtendrían más datos para el uso de los productos, pero el proyecto no se ha materializado. En cuanto a la posesión de marihuana con fines recreativos, se considera delito y tiene un castigo de hasta dos años de cárcel.

Las empresas danesas y extranjeras se beneficiarán de este programa medicinal, pero también de otros proyectos que, aunque no relacionados con el cannabis terapéutico, pueden servirles para generar ingresos. El Ayuntamiento de Copenhague se estaba planteando la apertura de ‘coffee shops’ como los de Ámsterdam, aunque el Ejecutivo nacional se ha mostrado en contra de esto. Con este proyecto, el consistorio quería acabar con los altercados de algunas bandas locales por el control del mercado de la planta y que generaban problemas de inseguridad entre todos los vecinos. De hecho, los vecinos del autogestionado barrio de Christiania, donde se concentraba esta venta, pidieron a los consumidores que dejaran de comprar allí para eliminar los problemas.

Tras estos cuatro años, las autoridades evaluarán los resultados y tomarán una decisión para crear una hoja de ruta del cannabis en el sistema sanitario danés. Si el resultado es positivo, las empresas que ya estén instaladas seguirán en el éxito y podrían plantearse incluso la exportación de sus productos. Dinamarca ya se está colocando a la vanguardia europea del cannabis medicinal, pero habrá que esperar hasta finales de 2022 para conocer todos los resultados.