Hasta hace relativamente poco, los amantes de la marihuana no solían diferenciar entre subespecies. Pero ahora, y gracias a la avanzada investigación en torno al cannabis, conocer la diferencia entre Indica y Sativa es esencial para determinar el tipo de cultivo y encontrar los efectos de la planta deseados. En este artículo, te explicaremos cuáles son las diferencias entre ellas, con el fin de que seas capaz de distinguirlas a simple vista.

A pesar de que el mundo cannábico puede parecer sencillo, para ser un verdadero experto de la marihuana es necesario contar con una serie de nociones básicas. Sin embargo, son muchos los consumidores a los que, aún hoy en día, se les escapan los conceptos de Indica y Sativa y no sabrían enumerar un par de diferencias entre ellos. A todos ellos, estos sencillos trucos les permitirán conocer las características principales de cada subespecie de cannabis en menos de cinco minutos.

Origen

Lo primero que hay que saber de cada planta es de dónde proceden. Por norma general, la mayoría de variedades Indicas vienen de Asia Central, así como de Afganistán, Pakistán, Tíbet o Nepal. Por el contrario, la marihuana Sativa procede de las zonas ecuatoriales, por ejemplo, Tailandia, Jamaica, México o el sur de la India.

No obstante, también hay que tener en cuenta que es difícil encontrar semillas puras Indicas o Sativas, ya que la mayoría de las variedades que existen hoy en día son híbridos de las dos subespecies, cuyas cepas se han ido mezclando a lo largo de los años. Otra subespecie que interesa conocer es la Ruderalis, distinta a la Indica y Sativa. Este tipo de marihuana es poco común y es la madre de las autoflorecientes. Originaria de las regiones septentrionales como Siberia, son plantas de un tamaño reducido, con un ciclo vital de entre dos y tres meses y sobresalientes por su resistencia a las inclemencias del tiempo. 

Apariencia

Una forma de diferenciar las dos cepas a simple vista es a través de su apariencia física. En primer lugar, las Indicas son más pequeñas y desarrollan una altura menor, por lo que son idóneas para el cultivo en interior. En este sentido, son plantas más ramificadas y de tallos más gruesos. Así, son más compactas y robustas, con cogollos densos, pesados y aromáticos. Además, estos tienden a crecer juntos, en racimos o grupos densos alrededor de los nudos del tallo y de las ramas, con espacios de separación relativamente cortos.

Bajo las mismas condiciones, las Sativas tienden a desarrollar una altura elevada, y algunas variedades pueden alcanzar los tres metros. Por ello, son perfectas para cultivar en exterior, especialmente en tierra o en macetas específicas para esta modalidad de cultivo. Los cogollos suelen ser más grandes que los de las Indicas, ya que se reparten por las ramas en lugar de agruparse alrededor de los nodos. Sin embargo, tienden a pesar menos que los de su hermana, ya que presentan una menor densidad. Además, el olor que desprenden los frutos de la Sativa no es tan intenso, por lo que ofrecen un cultivo mucho más discreto.

Tiempo de floración y cosecha

Las variedades Indicas gustan más a los impacientes, ya que suelen florecer entre los 45 y 60 días, lo que se traduce en un periodo de entre seis a nueve semanas. El periodo de floración es decisivo para las Indicas, ya que es en este momento donde la planta puede ganar entre el 50 % y 100 % de su altura vegetativa final.

No obstante, las Sativas se toman su tiempo y tardan mucho más en dar los primeros cogollos. Sus periodos de floración son más largos y pueden necesitar entre 60 y 90 días para producir los frutos. En exterior, este proceso puede extenderse hasta los tres meses y, probablemente, apurarán el mes de noviembre para empezar con la cosecha. Sin embargo, a pesar de tardar más tiempo en florecer, suelen darse más prisa con el crecimiento vegetativo, previo a la fase de floración. Esto se debe a que, en las zonas tropicales donde nacen, los días suelen ser relativamente cortos, con unas doce horas de duración durante todo el año.

Debido a las circunstancias del clima, esta subespecie ha tenido que adaptarse para crecer y florecer al mismo tiempo, en vez de contar con fases de vegetación y floración diferentes, como sí ocurre con las Indicas. Por ello, en un ciclo de interior 12 / 12 (doce horas de luz y otras doce de oscuridad), las Sativas crecen y alcanzan la fase de floración al mismo tiempo, como lo harían en su hábitat natural. A su vez, este comportamiento influye en la altura de las plantas: lo más normal es que aumenten su altura vegetativa durante la floración hasta en un 300 %.

En cuanto al resultado final, tradicionalmente las plantas Indicas proporcionan una cosecha más generosa. Pero no hay que olvidar que no es una ciencia exacta: depende mucho de la hibridación de cada variedad y del tipo de cultivo que elijamos. Por norma general, en interior va mejor una Indica, ya que al ser más pequeñas proporcionan un mayor rendimiento al espacio. Si te decantas por un cultivo ‘outdoor’, es preferible hacerse con una variedad Sativa ya que, si el clima acompaña con muchas horas de sol, la producción final será más que satisfactoria.

Efectos medicinales y recreativos

Otra diferencia importante entre ambas son los efectos que producen en el organismo. Las Indicas afectan principalmente al físico y nos inducen a un estado de relajación muy agradable: su efecto puede llegar a parecerse al de un somnífero. Además, se dice de ellas que agudizan el sentido del tacto, el olfato y el sonido. Por ello, son la elección perfecta para desconectar después de un duro día de trabajo y pasar un rato placentero, preferiblemente en buena compañía o, en su defecto, a solas.

Si, por el contrario, lo que apetece es salir y darlo todo en la pista de baile, una variedad Sativa puede convertirse en la compañera ideal. En este sentido, el efecto que proporciona esta subespecie es mucho más cerebral y estimulante. Las variedades Sativas ofrecen a quien las consume un chute de energía e, incluso, pueden llegar a potenciar la creatividad y aumentar tus ganas de partirte a carcajadas. Es más, su ‘colocón’ resulta menos abrumador que el de las Indicas.

En cuanto a los beneficios medicinales, cada planta presenta unas propiedades específicas. Así, las variedades Indicas son perfectas para aliviar el dolor (son un excelente relajante muscular y analgésico) y tratar los problemas de insomnio y el dolor de la cabeza. Por ello, este tipo de cannabis suele consumirse a última hora de la tarde o por la noche, incluso antes de acostarse, con el fin de dormir plácidamente.

Por su parte, la marihuana Sativa acompaña mejor durante el día, gracias a su efecto energético y antidepresivo. Es una buena solución contra los días tristes, ya que mejora notablemente el ánimo y aumenta la concentración y la creatividad. No en vano, muchos genios la utilizan en sus momentos de inspiración. Sin embargo, hay que tener en cuenta que dependerá de la variedad que hayamos elegido, así como de la tolerancia que cada uno presente frente a la marihuana. 

Seguro que después de haber leído este artículo ya están más claras las diferencias entre ambas plantas y que más de uno se decantará ya por una de ellas para su próximo cultivo. Y tú, ¿cuál prefieres?