Un mal almacenamiento o el uso de pesticidas son algunas de las causas que pueden echar a perder los cogollos de cannabis una vez recolectados y secados. Para no llevarnos una desagradable sorpresa a la hora de catarlo, conviene hacer un sencillo examen. La vista nos servirá para comprobar signos de moho, mientras que el tacto nos dirá si están húmedos y por tanto inservibles. Oliéndolos y escuchando el sonido que hacen al trocearlos también sabremos algunas cosas. ¡Manos a la obra!

Una muy buena producción de marihuana, que dure meses y meses, puede ser motivo de orgullo para un cultivador. Sin embargo, a veces tanta cantidad de marihuana puede echarse a perder con el tiempo: encendemos un cigarrillo con esta hierba y la sensación al fumar es tan desagradable que lamentamos no haber sabido antes cómo identificar ese cannabis pasado. En otras ocasiones no importa el tiempo desde la recolección, porque el culpable ha sido el sistema de almacenamiento, que ha sido ineficaz y ha echado a perder la producción. No obstante, no hay de qué preocuparse: hay una serie de recomendaciones para identificar esos cogollos indeseables.

El tacto y la vista nos servirán para hacer las primeras pruebas. Una hierba estará vieja y reseca cuando al pasarla por los dedos se convierta en polvo con el mínimo esfuerzo. Tampoco habrá que consumirla si tiene trazas visibles de moho; si es necesario habrá que despedazar el cogollo, con el fin de comprobar si en su interior hay de este. Si al tacto sentimos humedad tampoco debemos consumirla.

A la hora de tocarlos, el sonido también puede ser un indicador de cannabis quebradizo y seco. Así, sabrás que es viejo si al manejarlo suena como crujiente. Si no genera ningún sonido al hacerlo pedazos, será sinónimo de todo lo contrario, de que tiene demasiada humedad.

Un truco muy eficaz para saber si el cannabis está rancio es olerlo. La clave está en los terpenos, los responsables del aroma y el sabor de la marihuana. Al pasarlo por nuestra nariz debemos sentir los poderosos olores que desprende cada variedad: gasolina, frutos del bosque, queso… Los potentes efluvios de los terpenos son un excelente indicador de que está en buen estado. 

Sin embargo, habrá que atender a otro tipo de olores penetrantes, que podrían significar una hierba descompuesta o en la que se ha abusado de pesticidas. Y si huele a mohoso, está claro que el moho ha hecho su aparición. Incluso, la ausencia de cualquier tipo de olor es un mal indicador. Por otra parte, también habría que desechar la hierba si huele al envase donde ha estado guardada: es un signo de que ha sido mal conservada.

Pero si a pesar de todo esto no consigues identificar que una hierba está pasada (o has seguido todos estos consejos y dirías que la hierba está bien), lo comprobarás a la hora de degustarlo, con tan solo una calada. En ocasiones parece que tiene buena pinta y a la hora de la verdad no es así. Por tanto, debemos hacer la inspección y poner el esmero suficiente. Más vale ser un poco pacientes y dedicar tiempo a seguir todos los pasos anteriores con el fin de no llevarse una desagradable sorpresa.