La acuaponía es un método de cultivo casero que combina la obtención de plantas en hidroponía con la cría de peces. Se basa en el empleo de un sistema cerrado donde el agua circula entre una bandeja donde crece el cannabis y un acuario donde habitan los animales. Uno de sus elementos clave es el filtro biológico, habitado por bacterias que transforman los excrementos en alimento disponible para las raíces.

Aunque ya se practicaba en los tiempos de los mayas y los aztecas, el sistema de cultivo conocido como acuaponía ganó popularidad a raíz de los diferentes estudios sobre este método realizados entre las décadas de los 60 y los 80. El investigador de la Universidad Estatal de Carolina del Norte Mark McMurtry y su colega Doug Sanders fueron los primeros en crear un sistema acuapónico cerrado: el circuito integraba cultivos de tomates y calabazas y tanques de cría de peces.

Pero esta curiosa estrategia, que combina la producción vegetal y de animales acuáticos, y conjuga la acuicultura tradicional con la hidroponía o el cultivo de plantas en disoluciones minerales en lugar de sobre suelo, no solo es útil en el caso de las hortalizas y otros comestibles. También puede utilizarse para obtener una saludable cosecha de marihuana de máxima calidad en casa, aprovechando los beneficios que pueden aportar los peces al cannabis.

Una de las principales ventajas de tipo de sistemas es que no hace falta añadir fertilizantes artificiales: son los animales quienes aumentan la concentración de nutrientes en el agua gracias a unas bacterias que también viven en el líquido elemental y que son capaces de transformar sus heces en alimento disponible para las plantas a través de un proceso biológico. Además, el propio cultivo hidropónico donde se desarrollan las raíces actúa en parte como un filtro que mantiene limpia el agua en el circuito.

Más allá de suponer un método para obtener una cosecha totalmente orgánica y natural, la acuaponía puede resultar muy gratificante y enriquecedora para aquellas personas que disfruten de cultivar en casa. No solo te permite obtener una cosecha de cannabis, también sustentar todo un ecosistema que proporciona energía a tus plantas de manera limpia y sostenible.

Un ecosistema cannábico completo

Básicamente, un sistema de acuaponía consta de una bandeja de cultivo como las utilizadas en hidroponía, donde se colocan las plantas de marihuana con las raíces suspendidas en agua, un tanque donde se encuentran los peces y un filtro biológico donde habitan las bacterias. Una bomba sumergible, programada para funcionar durante todo el día, impulsa el agua del depósito donde se hallan los animales al recipiente donde está el cannabis. Una vez el líquido drena y escurre bajo las plantas, vuelve al acuario, que puede estar situado o bien debajo de los contenedores de cannabis o bien en un lateral. 

Desde el punto de vista biológico, el ecosistema acuático está dividido en diferentes niveles: el más bajo está reservado para los animales marinos, el intermedio para las bacterias que convierten los excrementos en nutrientes y el superior conformado por las propias plantas de cannabis. En torno a la instalación se colocan, como en otros tipos de cultivos caseros, tanto las luces necesarias como los ventiladores para asegurar la aireación y el resto de dispositivos necesarios para mantener las condiciones adecuadas para la cosecha.

Pese a que en un principio pueda parecer complicado técnicamente, el mayor reto a la hora de utilizar este método de cultivo radica en mantener el nivel idóneo de nutrientes para que las plantas de cannabis se desarrollen. Además, para que la técnica funcione, el cultivador debe adquirir ciertos conocimientos básicos sobre la cría de animales acuáticos y encargarse de reemplazar los ejemplares más viejos por otros jóvenes que se alimenten más rápido.

En cuanto al tipo de peces que pueden utilizarse, no existe ninguna especie más adecuada que otra, aunque en general es aconsejable que vivan en agua dulce, fría o cálida y evitar los más delicados. Durarán más tiempo aquellos capaces de resistir las fluctuaciones de parámetros como el pH, la temperatura, el oxígeno o los sólidos disueltos.

Partiendo de estos preceptos, hay quien opta por emplear especies ornamentales, como las resistentes y baratas carpas doradas, los peces gato o el pez Óscar. Sin embargo, otros cultivadores prefieren aprovechar la instalación para criar pescados que pueden utilizar para su propio consumo, como es el caso de la tilapia o la perca.

Un requisito indispensable para que tanto plantas como animales se desarrollen adecuadamente es controlar la calidad del agua, monitorizando variables como las ya citadas y otras como el oxígeno disuelto, el dióxido de carbono, el cloro, el amonio o el nitrato.

Pero si hay una parte importante en la instalación esa es el filtro biológico, donde habita la comunidad de bacterias, que tarda unos meses en desarrollarse y funcionar de manera efectiva. En realidad, sin este componente solo tendríamos un sistema hidropónico al uso que necesitaría un aporte de nutrientes externo. Sin embargo, el filtro está diseñado para recoger los sólidos disueltos en el agua, facilitando así el proceso de nitrificación, por el cual estos microorganismos toman amoniaco y nitritos para producir nitratos, que sirven de alimento para las plantas. Reducen así el contenido de amoniaco en el acuario, un compuesto perjudicial para los peces. Además, actúan protegiendo las raíces del ataque de hongos patógenos que pueden causar graves daños.

Cómo sacarle el máximo partido

Como hemos mencionado, el truco para aprovechar al máximo las ventajas de la acuaponía es asegurarnos de que la circulación de nutrientes es suficiente para las plantas de cannabis. Desgraciadamente, no hay una regla de oro en este sentido, por lo que ajustar la cantidad de alimento disponible es cuestión de práctica y paciencia hasta encontrar un equilibrio entre el desarrollo de los peces y del cultivo. No hay que olvidar que, como en la naturaleza, cada parte de nuestro ecosistema depende del resto de elementos para desarrollarse correctamente.

El secreto está en asegurarse de que la población de bacterias y su actividad es la adecuada para procesar los excrementos producidos por los animales y generar el suficiente alimento para las plantas de cannabis. Una manera de comprobar si el sistema funciona es, antes de introducir los vegetales en la instalación, cerciorarse de que este proceso cíclico marcha bien y produce el equilibrio nutricional perfecto. De no tomar estas medidas preventivas podrías echar a perder las semillas y, por tanto, una cosecha de marihuana futura.

Si bien conlleva un proceso de aprendizaje previo, este sistema combinado te permite instalar en casa un huerto orgánico y obtener plantas de máxima calidad, como si se tratara de una cosecha con tierra como sustrato, pero aprovechando las ventajas para el crecimiento y la productividad que ofrecen los cultivos hidropónicos. 

Además, esta técnica te permite no solo ahorrar en el consumo de agua al utilizar un circuito cerrado, sino que evita que tengas que comprar y añadir fertilizantes. Ideal para los amantes de la marihuana y aficionados al cultivo casero, la acuaponía deja en manos del agricultor todo el control de la nutrición de las plantas. Si consigues crear y mantener un sistema en perfecta simbiosis, vigilando todos los parámetros, obtendrás unos resultados más que satisfactorios.