Con el cambio de año, cada vez se acerca la primavera en el hemisferio norte, la estación idónea para sembrar nuestras semillas de marihuana en exterior. Con un poco de previsión y unos sencillos consejos para tener lista la tierra y todo aquello que necesitamos en el cultivo, podremos planificar nuestra próxima cosecha con grandes posibilidades de éxito. 

Quizá pensemos que aún es pronto para comenzar con los preparativos de un próximo cultivo en exterior, pero más vale ser previsor y tenerlo todo a punto para cuando se acerque la ansiada primavera. El trabajo que haremos ahora puede ser fundamental para que en el momento de la siembra (a partir de la primera luna llena de marzo, según recomiendan los cultivadores más profesionales) nuestras semillas de marihuana nazcan fuertes y sanas. 

Cuando nos planteamos cultivar en exterior podemos elegir entre hacerlo en macetas, bolsas de cultivo, cavar hoyos con sustrato o plantar directamente en el suelo. Como esta última opción quizá suponga un mayor esfuerzo de preparativos del espacio y la tierra; por eso, nos centraremos en hablar sobre ella. 

Buscar un buen sitio para tu cultivo 

Debemos ser conscientes de que plantar marihuana puede ocasionar algún que otro problema. Por eso, es importante que elijas bien el lugar donde vas a colocar tu cultivo exterior, ya que podría estar expuesto a muchas miradas. Tú mejor que nadie conoces los alrededores de tu casa o finca y sabes en qué zonas es mejor plantarlas y cuáles no. Aun así, ten en cuenta que si lo haces en un lugar demasiado apartado también pueden aparecer ladrones que se lleven tu cosecha. Por tanto, contempla todas las posibilidades. 

En cuanto a la meteorología, las zonas soleadas son las más idóneas, que en el hemisferio norte corresponden a las zonas con orientación sur. Teniendo esto en cuenta, una vez que hayas decidido la zona de cultivo, puedes comenzar con las labores de limpieza de toda la maleza que ha crecido desde la última temporada. Ahora es un buen momento para empezar con estas tareas, ya que tendremos tiempo suficiente para llevarlas a cabo sin agobios.

 Elegir unas semillas adecuadas para exterior

Pensar qué semillas quieres plantar puede llevar más tiempo del que en principio imaginamos. Conocer los efectos de cada tipo de cannabis nos ayudará a elegir el que mejor se ajuste a nuestros gustos y necesidades. Por ejemplo, si estamos buscando que produzca un efecto activador y eufórico a nivel mental, lo mejor es una Sativa o un híbrido con esta predominancia. Si por el contrario, prefieres efectos más físicos y relajantes, tu semilla debe ser de variedad Indica. Estas cepas, además, suelen ser muy productivas y presentan estructuras compactas y cogollos muy densos, siempre y cuando se sigan los cuidados oportunos. 

Ahora bien, si no tienes mucha experiencia en el cultivo, lo más adecuado es que te decantes por una variedad autofloreciente, que no dependen del fotoperiodo para florecer. Estas provienen de cruces con Ruderalis y están recomendadas para cultivos en exterior donde las horas de sol no estén aseguradas. 

Seleccionar y preparar la tierra del cultivo

El cannabis crece mejor en suelos ligeros y limosos que drenan bien pero a la vez conservan cierto grado de humedad. Los suelos limosos están compuestos por arena, limo y arcilla, una combinación que si no se da en la tierra que utilizarás para tu cultivo puedes conseguir añadiendo cualquiera de los elementos que no estén presentes. Identificarás fácilmente las carencias, ya que en los suelos muy arenosos es común que el agua drene rápidamente, mientras que en los suelos con alto contenido de arcilla el líquido, al no penetrar bien, suele quedar formando charcos.

Preparar el suelo no solo consiste en plantearnos ante qué tipo de suelo nos encontramos, también deberemos controlar el pH del sustrato, aportarle nutrientes y esterilizarlo si llegara el caso.

¿Cómo conocer y regular el pH del sustrato?

Para conocer el pH del suelo, podemos hacer un experimento casero con vinagre y bicarbonato como el que vemos en el vídeo superior. Así podremos clasificar nuestro suelo entre alcalino, ácido o neutro.

Si el pH de nuestro suelo es demasiado alcalino, podemos añadir un compuesto ácido como el azufre para reducir el pH. Este ingrediente se convierte en ácido sulfúrico por el contacto con las bacterias del suelo y provoca una reducción del pH. Si por el contrario, estamos ante una tierra con un pH demasiado ácido, deberemos utilizar cal agrícola (carbonato de calcio), que encontraremos a la venta en cualquier vivero.

 

¿Cómo nutrir la tierra con abonos?

Los más utilizados son humus de lombriz, guano de murciélago o fibra de coco, aunque también podemos usar cualquier otro abono natural que aporte nutrientes al sustrato y que están disponibles en la mayoría de viveros y tiendas especializadas.

Para que produzca un mayor efecto, es recomendable sacar del agujero la cantidad de tierra que necesitarás para la planta y mezclarla con el abono. Una vez el sustrato esté preparado, lo devolveremos al agujero sin presionar demasiado y lo taparemos con un plástico negro. Esto hará preservar la calidad del sustrato y evitará que nazcan malas hierbas o que las posibles lluvias embarren la zona. Estos consejos también nos pueden servir para la tierra de nuestras macetas en caso de que sea sustrato común y no esté enriquecido.

El proceso de la esterilización para los más expertos

La esterilización del suelo es un proceso complejo, por eso se reserva para los cultivadores más duchos en la materia. Ayuda a eliminar los microorganismos más perjudiciales, a la vez que acaba con las semillas de las malas hierbas. Aún así, antes de ponernos con él, debemos asegurarnos que contamos con tiempo suficiente, ya que para que surta efecto deberán pasar entre 5 o 6 semanas. 

Una de las técnicas más utilizadas para la esterilización es la solarización. Consiste en labrar la tierra a fondo, abriendo surcos y descomponiéndola lo más posible, para a continuación cubrirla con un plástico transparente y fino que actúe como abrigo. Así, debajo de este manto se amplifica el calor y se permite que la tierra alcance temperaturas suficientemente altas como para destruir las bacterias más peligrosas. Se recomienda revisar y arar con regularidad la tierra para garantizar esas altas temperaturas en un periodo de un mes o mes y medio. 

Si tu cultivo será de una o dos plantas y, por tanto, la cantidad de tierra menor, puedes hacerlo de una forma algo más casera con vapor de agua, usando una olla a presión para esterilizar el sustrato. Esto supondrá que la tierra esté libre de bacterias nocivas y sea el lugar perfecto para que tus plantas de marihuana se desarrollen.

Cultivar en exterior puede tener sus riesgos, sobre todo a merced de los cambios meteorológicos, pero si nos preparamos con tiempo suficiente para conseguir que el sustrato sea el más adecuado para tus plantas estaremos más cerca de obtener unos buenos cogollos de cannabis.