¿Te apetece iniciarte en el cultivo de marihuana, pero no tienes suficiente espacio? Si temes que las plantas colonicen el salón de tu casa con un crecimiento desmesurado, pásate al microcultivo. Aprenderás a construir tu propio ‘indoor’ en un espacio muy reducido y sabrás cuáles son las condiciones necesarias para que tu planta florezca de forma óptima.

Si quieres comenzar a cultivar tus propias plantas de cannabis, pero no tienes el espacio suficiente que requiere una plantación de este tipo, el microcultivo es la opción idónea. A diferencia del cultivo de interior, el microcultivo no necesita grandes dimensiones como una habitación, sino algo mucho más discreto.

Sin embargo, aunque las dimensiones sean más pequeñas, igualmente necesitamos una planificación exhaustiva. Las indicaciones siguen siendo las mismas que en el cultivo de interior. Hay que decidir qué tipo de semilla vamos a plantar, qué luz vamos a utilizar o cuáles son los tiempos del crecimiento y desarrollo de la planta, entre otros aspectos.

El microcultivo es recomendable en aquellos casos donde no se desea una producción muy abundante y, además, para ahorrarse unos euros en la factura de la luz. En comparación con el clásico cultivo de interior, los vatios consumidos son infinitamente menores; en tiempos como los actuales donde la luz está a precio de oro, sin duda es de agradecer.

El reto del microcultivo: el espacio

Una de las partes más apasionantes del microcultivo es el emplazamiento que elegimos para plantar el cannabis. Los espacios más utilizados para el microcultivo suelen ser un armario pequeño, una carcasa de ordenador vacía, una caja vieja de altavoces....la imaginación es el límite. 

Así, aunque parezca increíble, según las semillas de marihuana que escojamos y las condiciones que creemos dentro de nuestro ‘indoor’ podemos tener una planta completamente desarrollada en menos de dos meses. El reto se encuentra en conseguir cultivar el máximo número de plantas en un espacio muy pequeño bajo las mejores condiciones ambientales. De igual modo, conseguir frenar el crecimiento de una planta en un espacio tan reducido como una carcasa de ordenador forma parte del aprendizaje del microcultivo.

Aun así, el espacio no es un factor determinante a la hora de obtener un crecimiento óptimo. Variables como las horas de luz, la humedad y la temperatura son básicas para garantizar que la cepa elegida nos proporcione los mejores resultados.

¿Cuántas plantas puedo cultivar en un mismo espacio? ¿Qué especie elijo?

Estas dos cuestiones quizás sean las primeras preguntas que se hace una persona que se embarca por primera vez en el mundo del microcultivo. Respecto al número de plantas que se pueden incluir en un mismo ‘indoor’ hay que decir que existen métodos para modificar su tamaño y que, así, se puedan cultivar más en el mismo espacio. No obstante, la cantidad de plantas presentes dependerá también de la especie elegida.

En microcultivo, se recomienda plantar variedades de dominancia Indica: al final del crecimiento, resultan tener un tamaño menor que las sativas; mientras que estas experimentan un crecimiento del 200 o 300 % en la fase de floración, las Indicas aumentan entre un 50 y un 100 % su tamaño.

Dentro de la variedad Indica existe también la opción de elegir semillas de autofloración. Se trata de un tipo de planta que no requiere un cambio en el ciclo de luz para que se desarrolle el proceso de floración y, por lo tanto, permite llegar al estadio final sin tener que preocuparnos en exceso de las condiciones que hay dentro del ‘indoor’: podemos mantener 18 horas diarias de luz, ya que la planta entrará en floración igualmente.

¿Qué técnica de cultivo y poda debo aplicar?

En función del tipo de poda que llevemos a cabo podremos mantener nuestra planta dentro de unos límites de crecimiento concretos que nos darán un resultado u otro. Por ejemplo, la poda apical o ‘topping’ consiste en podar la punta del tallo o brote principal, una técnica que ayuda a crear dos nuevos brotes. Es decir, en lugar de obtener brotes que crecen de forma vertical, aparecen dos brotes horizontales. Además de crecer nuevos brotes de manera horizontal, nacen también nuevas ramas.

Por otro lado, la técnica ‘Super Cropping’ se diferencia de la anterior en que en lugar de eliminar parte del tallo central este se dobla en la parte superior hasta que la parte interior del tallo se rompe. De esta forma la planta interpreta que el tallo principal ha desaparecido y se centra por completo en las ramas subyacentes. El tallo principal que estaba roto se recupera, pero no crecerá mucho más verticalmente.

El ‘Screen of Green’ o SCROG es una técnica que consiste en controlar el rendimiento de la planta colocando una malla de alambres entre la base de tierra donde están plantadas las semillas y la fuente lumínica. De esta forma, conforme las plantas vayan atravesando la malla se atan con un hilo a esta y, así, puede detenerse su crecimiento vertical. El SCROG no solo nos ayuda a modificar el crecimiento, sino que no interrumpe el proceso natural de floración ni de desarrollo de la planta. La planta crece lo que tenga que crecer, con la diferencia de que, en lugar de hacerlo verticalmente, lo hace de forma horizontal.

¿Cómo debo iluminar un espacio de microcultivo?

Requiere unas condiciones de luz, calor y humedad muy concretas para que el crecimiento se lleve a cabo de forma óptima. Así, debe estar iluminado por una lámpara que satisfaga las necesidades térmicas y lumínicas. Igual de importante que la lámpara es tener un temporizador de luces que nos permita cambiar las horas de luz para la fase de floración. Si finalmente no te has decantado por semillas que sean capaces de florecer por sí mismas, para iniciar la fase de floración deberás bajar las horas de luz de 18 a 12.

La mejor opción lumínica para desarrollar una planta de cannabis en un microespacio son las lámparas fluorescentes, porque están disponibles en varios colores. Una planta en pleno crecimiento necesita luz azul y en fase de floración, luz roja. Si, además, quieres tener una iluminación adicional, te recomendamos hacer el techo reflectante para que la emisión de luz beneficie a todas las plantas por igual. Por normal general, al tratarse de un espacio de microcultivo (60x40 centímetros aproximadamente) suelen ser suficientes de cuatro a seis lámparas fluorescentes de 18 watios.

El agua y la humedad

El flujo continuo de agua y aire fresco es fundamental para el correcto desarrollo de la planta. Sin embargo, al tratarse de un espacio tan pequeño, en la fase de floración a veces se hace complicado regarla. Es conveniente que en lugar de regar desde arriba, donde está la fuente lumínica y los cogollos, suministres agua desde uno de los laterales. A la hora de construir el espacio, tener en cuenta este tipo de aspectos evitarán más de un quebradero de cabeza.

Por último y no menos importante, como no podemos colocar un ventilador de mesa dentro del propio espacio, lo ideal para mantener una corriente de aire constante es colocar dos ventiladores fuera de la caja, uno en cada lado.

Aunque zambullirse en el mundo del microcultivo puede parecer complicado en un principio, si no te interesa plantar grandes cantidades de cannabis es la mejor de las opciones. No solo ahorrarás espacio, sino que aprenderás mucho más sobre lo que necesita la planta para mantener un desarrollo óptimo con las mínimas condiciones.