La anandamida es un cannabinoide natural producido por el ser humano que trabaja para equilibrar cuerpo y mente. Recibe su nombre de la palabra sánscrita ‘ananda’, que significa ‘felicidad’ y juega un papel importante en la regulación del estado de ánimo, pero también en el control del apetito o el alivio del dolor. Aunque su función principal es tratar de hacernos felices y más saludables.

Existen algunos aspectos interesantes del funcionamiento interno del ser humano que tal vez nunca hubiéramos descubierto de no ser por la planta de cannabis. Uno de esos aspectos tiene que ver con la anandamida, una pieza fundamental del rompecabezas que es nuestros sistema endocannabinoide y que, sin lugar a dudas, demuestra que la marihuana es medicina de verdad.

La anandamida es un tipo de endocannabinoide, la propia versión de estos compuestos del cannabis pero producidos por nuestro propio cuerpo. De hecho, si no fuera por el THC (la molécula psicoactiva del cannabis) la anandamida nunca se hubiera descubierto.

A fines de la década de 1980, los científicos observaron que el THC se adaptaba perfectamente a receptores especiales en el cerebro y el sistema nervioso central produciendo sus efectos. Surgió entonces la teoría de que si tenemos esta compleja red de receptores, debemos producir algún tipo de químicos endógenos que también actúen como llaves para desbloquear estos receptores.

Les llevó un tiempo, pero finalmente descubrieron la anandamida, que los científicos nombraron en sánscrito como una especie de alegría divina debido a las maravillosas sensaciones que produce.

Sistema endocannabinoide: regula el estado de ánimo

La anandamida es parte del sistema endocannabinoide, junto con el 2-AG, otro químico similar que también se une a los receptores endocannabinoides que se encuentran en todo el cuerpo. Presente en todos los vertebrados, el sistema se clasifica como un regulador homeostático, lo que significa que trabaja constantemente para lograr un estado de equilibrio en nuestros cuerpos y mentes.

Así que no es sorprendente que nuestro estado de ánimo, felicidad, miedo, ansiedad o capacidad para soportar el estrés estén regulados por el sistema endocannabinoide, con niveles de anandamida fuera de control asociados con todo, desde la esquizofrenia hasta la depresión.

El cuerpo produce anandamida a demanda y luego se descompone rápidamente por la enzima FAAH (hidrolasa amida de ácidos grasos). Y los científicos han descubierto que los habitantes de las naciones que salen a la cabeza en los barómetros de la felicidad comparten la misma mutación genética: producen menos enzima FAAH responsable de descomponer la anandamida.

En efecto, los científicos creen que los mejores niveles de felicidad de los habitantes de estos países son el resultado directo de tener más anandamida en su cuerpo. Así, los niveles altos de anandamida estarían vinculados a sentimientos de bienestar y felicidad; y los niveles más bajos a la depresión y la ansiedad.

¿Cómo podemos aumentar este neurotransmisor que provoca dicha y satisfacción?

Tiene sentido entonces que hagamos todo lo posible para aumentar la anandamida en nuestros cuerpos. De lo contrario, ¿qué esperanza tenemos de vivir otro día feliz? La buena noticia es que hay varias formas de aumentar la producción de anandamida:

1. Haz ejercicio

La mayoría de las personas asocian lo que se siente después de correr con lo que se ha denominado como una 'fiebre de endorfinas', que muchos denominan “el subidón del corredor”. Pero eso es solo una parte de la historia. Los científicos han descubierto que después de 30 minutos de ejercicio intenso aumentan los niveles de anandamida y con ella la sensación de bienestar. La anandamida es como una recompensa neurobiológica por correr. Te hace sentir bien.

2. Toma CBD

Otra forma de estimular el sistema endocannabinoide es mediante la introducción en el cuerpo de cannabinoides botánicos derivados de la planta de cannabis. Al contrario que el THC, el CBD tiene muy poca afinidad de unión con los receptores endocannabinoides y, sin embargo, los científicos han observado que su administración conduce a un aumento de los niveles de anandamida, inhibiendo la enzima FAAH responsable de descomponer la anandamida. Como hemos comentado, menos FAAH significa que la anandamida permanece en el cuerpo durante más tiempo, y con ello se produce un aumento del estado de ánimo.

3. Come chocolate

Resulta que el chocolate ofrece una doble vía para aumentar la anandamida: estimulando los receptores endocannabinoides y, como el CBD, bloqueando la metabolización de la anandamida. Pero no estamos hablando de cualquier tipo de chocolate: solo el chocolate negro de calidad servirá, sin el azúcar y la basura que generalmente lleva. Esto puede significar cambiar tu chocolatina favorita por cacao en polvo o semillas de cacao, que se utilizan para crear chocolate. Ambos están significativamente menos procesados ​​y son una fuente más concentrada de compuestos beneficiosos.

4. ¡Las trufas!

Quizás no sea la forma más práctica de aumentar los niveles de anandamida, pero los científicos han descubierto que la anandamida se puede encontrar en una delicadeza culinaria, las trufas negras. Curiosamente, a diferencia de otros vertebrados con un sistema endocannabinoide desarrollado, las trufas no poseen ningún receptor acompañante, lo que sugiere que la presencia de anandamida no desencadena ningún efecto biológico. En cambio, podría haberse desarrollado como una forma de tentar a los animales a comer las trufas, un proceso que libera sus esporas y les permite propagarse.

5. Toma alimentos con kaempferol

Además del chocolate y las trufas, existen otros alimentos que contienen compuestos que aumentan la cantidad o actividad de la anandamida. Por ejemplo, el kaempferol es un tipo de flavonoide presente en una gran variedad de frutas y verduras frescas como manzanas, tomates, uvas, patatas, cebollas o brócoli. Los estudios ya señalan que kaempferol tiene una acción potencial contra el cáncer, pero también inhibe la producción de nuestro viejo amigo FAAH, la enzima que descompone la anandamida. Eso significa que ahora tenemos otra excusa para incorporar más frutas y verduras a nuestra dieta diaria. Nuestro cuerpo y, sobre todo, nuestro estado de ánimo nos lo agradecerán.