No todo en el cannabis depende de la genética: el cultivo juega un papel muy importante a la hora de valorar una cosecha final. Acertando con los plazos y utilizando los métodos más adecuados podremos sacar el máximo partido a nuestras semillas de marihuana, consiguiendo unos cogollos grandes y resinosos. Aparte de jugar con la luz, la alimentación y el espacio del cultivo, existen una serie de trucos de poda que mejoran considerablemente el rendimiento de la marihuana. ¡Aquí el tamaño sí que importa!

Los cannabicultores más experimentados saben que una buena cosecha depende en un 50 % de la genética escogida y en otro 50 % de las técnicas de cultivo. Todo el mundo puede obtener unos buenos cogollos si le da a sus plantas lo que necesitan en cada momento del cultivo. Afortunadamente, muchos cultivadores ya han experimentado antes que nosotros y han dejado constancia de sus resultados. Os contamos esa serie de conceptos básicos y trucos de la comunidad cannábica para marcar la diferencia en vuestra plantación y así lograr un cosecha mayúscula.

Crear un entorno agradable para la planta

No esperes a que sea demasiado tarde. Empieza el cultivo con buen pie adecuando el lugar donde las plantas de marihuana van a crecer. Es importante en los ‘indoor’ contar con espacio para que estas se desarrollen correctamente. Esto incumbe también a las macetas: muchas veces nos pasamos de tamaño o nos podemos quedar cortos. 

Solemos optar por macetas grandes, porque nos parece la opción más lógica; sin embargo, cuando llega la hora de la cosecha el sistema radicular puede no haber abarcado toda la maceta, lo que resta eficiencia a nuestra planta; al igual que si aquella es pequeña y ha limitado el crecimiento de las raíces. Lo mejor es dar con una maceta de tamaño medio, y entender que las raíces crecerán casi en la misma proporción que lo hará la planta en altura.

Otro factor fundamental es la alimentación. Si damos a la planta los fertilizantes que necesita en cada fase obtendremos unos cogollos de lo más saludables. Eso sí, cuidado con pasarse de la raya: si nuestras hojas empiezan a volverse amarillas o cambiar de color tocará hacer un lavado de raíces y rectificar la alimentación. 

Durante la fase vegetativa, las plantas reciben dosis abundantes de potasio, fósforo y sodio. Cuando el cannabis entre en fase de floración necesitará más de todo, excepto de calcio, cuyo valor conviene bajar. El fósforo será el encargado de desarrollar unas buenas flores, y el potasio las hará más pesadas. No se conciben unos buenos cogollos sin estos nutrientes extra.

Para que la planta tenga un crecimiento próspero también debemos controlar otros factores ambientales, como la temperatura, la luz y el aire. Como siempre, lo recomendable es mantener la temperatura en torno a 25 ºC, para no generarle estrés. En cuanto a la luz, se trata de uno de los elementos claves que marca la diferencia entre una cosecha de provecho y una pobre. Lo bueno de los cultivos de marihuana interior es que podremos controlar estos factores a nuestro placer, usando unas luces más frías en la fase vegetativa y otras más cálidas durante la floración. Está comprobado que de esta manera las plantas incrementan su rendimiento.

Por último, hay que recalcar que las plantas suelen responder positivamente a un aire enriquecido con CO2, por lo que utilizar una bombona de gas o un quemador de propano para concentrar en el aire dióxido de carbono es una buena estrategia (sin llevar dicha concentración por encima de las 1500 ppm). Así, el proceso de maduración se ralentiza y la producción de cogollos aumenta, alargando esta fase en el tiempo. Si no se quiere alargar el tiempo de floración, con mantener unas 800-12000 ppm con ayuda de un controlador de CO2 bastará para incrementar el tamaño de nuestros cogollos.

Trucos relacionados con la poda

Con las técnicas de poda se puede sacar mucho provecho a la producción de cogollos. Debemos escoger una al principio de la fase vegetativa y ser consecuentes con ella hasta el final del cultivo. Dos de las más populares son la técnicas SOG y SCROG, enfocadas en orientar a la planta para que reciba la luz de la mejor forma posible y desarrollar grandes cogollos de forma homogénea en todas las ramas. El Sea of Green (SOG) consiste en podar las copas de las plantas para dejarlas todas a la misma altura y que no se tapen unas a otras. Con esta técnica, los cogollos situados en la parte superior serán los más desarrollados.

Con el Screen of Green (SCROG) conseguimos que todas las ramas de desarrollen de forma homogénea en vertical y horizontal. Esto permite que, además de las ramas principales, el resto de ramas crezcan hacia arriba y produzcan cogollos igual de grandes y resinosos. Esta técnica comienza guiando las ramas mediante podas repetidas hasta colocar una malla que las amarrará, permitiendo que las plantas reciban luz por igual y desarrollen buenos cogollos.

Otro truco bastante recurrente es el denominado ‘supercropping’, que consiste en pellizcar los brotes apicales. De esta manera se incentiva el flujo de savia hacia las ramas principales, consiguiendo que reciban más nutrientes y haciéndolas crecer más. El ‘supercropping’ es un tanto delicado, pues hay que apretar la rama con el dedo hasta que escuches la rama crujir. Se debe hacer sin excesiva presión y, si se hace bien, la rama debe volver a su posición vertical en unas horas. Si se hace de forma brusca podríamos dañar gravemente la planta; y nunca se debe intentar hacer en fase de floración, siempre en la fase vegetativa. A través de este método los cogollos inferiores recibirán más luz que de lo habitual, lo que supondrá una cosecha jugosa al final.

La fase de la cosecha también es clave

Llegando a la cosecha es mejor retirar las hojas viejas e innecesarias de las partes más bajas. También es el momento de retirar los cogollos pequeños que se han desarrollado en la parte inferior de la planta o en las zonas de sombra. Aplicando este saneamiento antes de la cosecha lograremos impedir que la planta desperdicie energía y se centre en hacer crecer los cogollos principales. Además, recibirán más luz y aire y serán resistentes al dichoso moho y la plagas.

Por último, es importante cosechar en el momento oportuno, ya que hacerlo antes o después puede echar por tierra todo el trabajo previo. Ahora que tenemos unos cogollos enormes toca paciencia y echar mano de una lupa o un microscopio, porque la señal que buscamos está en el diminuto pelaje que cubre la flor. Se trata de los tricomas, esas protuberancias resinosas que se encuentran en la superficie del cogollo. 

Cuando veamos que un 50-70 % han cambiado de un color transparente a un color blanquecino, será el momento de recolectar. En ese momento la alta producción de THC nos dará unos cogollos con un efecto enérgico y estimulante. Si lo que buscamos es un efecto más relajante debemos esperar a que casi un 90 % de los tricomas hayan cambiado de color. Siguiendo estos pasos podrás presumir de unos cogollos XXL, tanto en tamaño como en sabor y potencia.